Desde tiempos milenarios el tatuaje ha formado parte de rituales y ceremonias de culturas como los polinesios o los maoríes, pero su premisa ha cambiado de generación en generación. Con el transcurso de las décadas su significado se ha transformado, pasando de ser algo étnico a ser una representación criminal y en los 70 símbolos que proclamaban la rebeldía. Hoy, con la llegada de internet y las redes sociales, su viralización ha provocado que llevar tatuado algún dibujo en la piel sea una oportunidad para ser ‘cool’ y pertenecer a una comunidad.

‘Ignorant style’

Es así como nace el ‘ignorant style’, una forma de tatuar que rompe esquemas. Un artículo publicado en la revista británica Dazed los describe como dibujos que no siguen unas proporciones claras y que rozan la simpleza. Algunos vienen con frases y otros con algo de color, pero lo que destaca es su similitud con las figuras que ilustran adolescentes o niños.

El sociólogo Carlos Tutivén considera que este estilo es muy representativo de la nueva juventud y sus ideologías posmodernas, porque quienes los poseen se presentan a sí mismos como personas individualistas, sin prejuicios y de mente abierta.

Hay quienes aman este estilo, aunque otros lo odian, pero definitivamente está presente en el mundo de los fanáticos de la tinta. Esta corriente se ha forjado camino para formar parte de los estilos con mayor cotización en los estudios especializados en el tratamiento de estas modificaciones corporales.

Ojo con los pseudotatuadores

Santiago Terán, psicólogo y tatuador de profesión con más de 28 años de experiencia, destaca la importancia de ponerse en manos de profesionales autorizados a la hora de tatuarse, porque debido a la gran demanda de estos diseños, pululan en el negocio pseudotatuadores que no realizan con seriedad su trabajo, generando desconfianza entre los clientes.

Para Jaime ‘Chimo’ Solórzano, propietario de un estudio de tatuajes, las redes sociales también han ejercido influencia en los jóvenes. “Ver estas fotos los incita a pensar que para verse ‘cool’ y a la moda hay que llevar una de estas modificaciones corporales”.

Sin embargo, el que sea catalogado como tendencia no significa que sea una afición que guste a todos los jóvenes de esta nueva generación. “No hay que generalizar tan fácilmente y se debe buscar el contexto. (Los diseños) Dependen de varias aristas sobre la persona, como su estatus social, dónde vive y con quién se rodea”, precisa el sociólogo Tutivén.

A criterio del profesional, “el tatuaje tiene distintos significados. Algunos psicólogos dicen que estos tienen dos dimensiones: en la primera el individuo está consciente y sabe la razón por la cual buscó realizarse esa modificación; mientras que la otra dimensión roza con lo inconsciente, donde hay algo que me llama a hacerlo, ya sea por un trauma, separación o transición de vida, ya que al no encontrar una forma de expresar con palabras eso que sienten, lo hacen marcando su piel”.

Un significado profundo

Aun cuando en las nuevas generaciones abunda este arte por el consumismo, eso no significa que no existan personas que lo busquen para representar significados más profundos.

Rayas, gráficos, puntos o colores: su representación puede ser algo abstracta para los demás, pero para quienes los lucen es su forma de expresar apego o respeto por alguien o algo que ha significado mucho en su vida.

El sociólogo Tutivén los cataloga de representaciones metafóricas “que son elaboradas por el sujeto, a simple vista algo básicas, pero que son imponentes en su ciclo de vida, ya que decide pasar por un ritual de dolor para marcarse permanentemente”.

No basta con uno solo

Para muchas personas tatuarse es como una droga adictiva, pues empiezan con uno y luego estos se van acumulando con el tiempo. ¿Qué pasa con este fenómeno, de dónde radica esa necesidad por modificar el cuerpo? Aunque no existe un estudio que lo confirme, los especialistas dieron su punto de vista al respecto.

El psicólogo Terán argumenta que querer más y más diseños viene de la idea de poder transformar su cuerpo en algo único y representativo para esa persona. Para Tutivén, en cambio, estas personas pueden llegar a presentar una fase psicosomática en la cual se involucra la parte física, que en este caso es la piel, con una sintomatología mental. A criterio de Solórzano, la adicción se crea en personas que buscan este tipo de arte como método para liberar energías que les están causando daño.

Los profesionales coincidieron en que esa situación puede variar dependiendo de cada individuo y de su estabilidad mental, por lo que una adicción como tal no es algo común que se presente.