Salud

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La obsesión por tener más músculos puede esconder una enfermedad.Shutterstock

La Vigorexia: entre el perfeccionismo y la obsesión

Cuando el deseo y la práctica de ejercicio se salen de control y se convierten en enfermedad.

La búsqueda del cuerpo perfecto no es un tema exclusivo de las mujeres, los hombres, por su parte, también implementan en sus rutinas estrictas dietas y ejercicios para alcanzar un ideal. Aunque a rasgos generales el deporte y una buena alimentación son considerados saludables para el organismo, existen personas que por diferentes motivos llevan estos buenos hábitos al extremo causando precisamente el efecto contrario al bienestar que esperaban.

Es ahí cuando el empeño y el esfuerzo mal dirigido cruzan la línea de la manía y la obstinación y convierten en un trastorno lo que anteriormente era una pasión.

Y es que al igual que la anorexia, la vigorexia es una enfermedad, que se pasea silenciosamente en los gimnasios y ataca, en su mayoría, a los varones, haciéndoles creer que el estado atlético de su cuerpo nunca es suficiente.

“Estamos hablando de un trastorno dismórfico, o sea, una persona que se mira en el espejo y no percibe lo real. Esto da como resultado que ese alguien se mate haciendo ejercicios y continúe pensando que aún le falta hacer más y más”, señala Isaac Villacreses, psicólogo.

A criterio de la fisicoculturista y nutricionista deportiva Olga Paredes, “esta distorsión visual y adicción a ser cada día más musculoso afecta a la población más vulnerable que tiene la autoestima baja y que buscan hacer ejercicio más por el físico que por la salud”.

Gramo por gramo

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Cumplir exactamente el gramaje de su plan nutricional se convierte en una obsesión.PIXABAY

En cuanto a la alimentación, la comida no se vuelve una pesadilla, pero sus cantidades y gramajes sí. La ansiedad por comer bien hace que constantemente revisen si las porciones que ingieren cumple a cabalidad con las indicaciones de su plan de alimentación.

“Si la dieta dice 120 gramos de carbohidratos, para ellos no puede haber ni 121, ni 119 tiene que decir 120, entonces son personas tan perfeccionistas que tienen que seguir al 100 % un plan y no pueden salirse porque ya mentalmente se van a sentir mal consigo mismos”, explica Paredes.

“Todos los desórdenes alimenticios llevan al organismo a su límite absoluto. En la anorexia, la persona deja de alimentarse por completo; en la bulimia, come en exceso y luego lo vomita, mientras que en la vigorexia, se obsesiona tanto con las cantidades que no puede ni siquiera apartarse del plan una vez a la semana”, detalla.

Es así, que el paciente empieza a alejarse de sus amigos poco a poco. Deja de salir a fiestas para no tomar alcohol, ni a reuniones para no tener la tentación de comer algo que lo perjudique. “Si sus amigos les insisten en que lucen bien, piensan que esta persona les está mintiendo y reaccionan con rechazo y distancia”.

Cuidado con los suplementos

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El abuse de suplementos y hormonas es otro síntoma de la vigorexia.PIXABAY

De acuerdo con Celio Romero, médico deportólogo, los pacientes con vigorexia quieren verse más musculosos a veces para parecerse a algún deportista profesional. “Para conseguir esta meta empiezan a abusar de sustancias hipertróficas como proteínas o suplementos y cuando no llegan a ser suficientes acuden a la parte hormonal como la testosterona”.

Pero, ¿cuándo se convierte en un problema? para el profesional el peligro radica en que estas hormonas se suministran sin los respectivos exámenes médicos previos y se las vende en los gimnasios, en ocasiones sin registros sanitarios lo que causa posteriormente reacciones adversas como fallo renal o hepático. “Cuando acuden a consulta paulatinamente se les ayuda a cambiar su estilo de vida, reducir la ingesta de suplementos y las horas de ejercicio, se les otorga un nuevo plan deportivo”, agrega Romero.

Para superar esta enfermedad es necesario que el paciente reciba tratamiento de parte de un equipo multidisciplinario, es decir, médico, psicólogo, nutricionista deportivo y personal trainer.

Primeras señales

Esta enfermedad está muy relacionada con la apariencia y el perfeccionismo. Para que se considere un problema, de acuerdo con Villacreses, el individuo en cuestión debe estar sufriendo y luchando contra eso. Por ello, si tiene sospecha de que usted o alguno de sus amigos padece de este mal, compartimos algunos signos de alerta que su círculo cercano tiene que tener en cuenta:

  • Dismorfia corporal: se ve de una manera muy diferente a como las demás personas dicen que luce. Tiene una voz interna que lanza mensajes negativos respecto a su imagen.

  • Hacer del ejercicio una prioridad: sentirse culpable cuando está enfermo y desear entrenar sí o sí ante cualquier situación.

  • Aislamiento social: las personas se cierran y se distancian de amigos y familia porque creen que los van a perjudicar en su proceso y no aportan a sus objetivos.

  • Abuso de anabolizantes y hormonas: consumir demasiados esteroides y hormonas sin tener en cuenta la salud.

El efecto de las redes sociales

A diario, en las redes sociales, se encuentran los influencers o modelos a seguir. Esas personas cuyos estilos de vida causan tanta admiración que todos quieren imitarlos. Sin embargo, lo que se muestra en internet no siempre es la vida real, y poco se ve de lo que hay detrás de esta persona o de lo que tuvo que sacrificar para llegar a un lugar.

Olga, por su carrera como fisicoculturista, es parte de ellos. “Yo no puedo compartir todas mis comidas en redes sociales, porque una persona vulnerable que quiere ser como yo copia mi dieta, la hace y puede llegar a enfermarse”.

Del mismo modo, la deportista enfatiza que la mente es muy poderosa y puede jugar en contra por lo que es importante considerar que las redes así como el entorno suelen ser muy contaminante, por lo que hay que tener cuidado hasta con quién relacionarse para no caer en esos trastornos.