En la era digital, los adolescentes se enfrentan a una nueva forma de presión social: los retos virales en las redes. Desde cocinar pollo con jarabe para la gripe, comer una papa muy picante, hasta provocarse asfixia para quedar inconsciente. Estos desafíos, aparentemente inofensivos al principio, han evolucionado para convertirse en una fuente de riesgos para la salud mental y física de los jóvenes. En casos más graves hasta pueden causar la muerte.

Y es que seguir las tendencias o retos para esta nueva generación se ha convertido en una parte del desarrollo de su personalidad.

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Para Fernando Checa, con una especialidad en proyectos digitales y profesor de Marketing Online de la UNIR, explica que “una parte importante de la vida de los adolescentes está muy influenciada por las redes sociales. En cuanto a los contenidos que visualizan como también en las relaciones (interpersonales) que ellos tienen”.

No solo por la gente desconocida que entabla una comunicación esporádica con ellas; también incluye a las personas que conocen físicamente y estas plataformas se convierten en una vía de contacto constante.

• ¿Qué hay detrás?

¿Por qué pasa esto? ¿Por qué existe la necesidad de interactuar en estas plataformas? Para Katha Urquizo, psicóloga clínica, la adolescencia “siempre ha estado enmarcada en la búsqueda de identidad, los niños se alejan de las figuras paternas para conectar con sus pares (sus amigos)”.

La profesional explica que las redes sociales “se han convertido en un nuevo espacio donde buscar identificación, ampliar los lazos sociales y empezar a darse respuestas sobre ese ‘¿quién soy?’, pregunta que es trascendental en la adolescencia”, acota.

Es en este espacio de desarrollo donde entran las tendencias. Gabriel Castro, sociólogo y catedrático de la Universidad Estatal de Milagro, sostiene que desde la psicología social las conductas de muchos adolescentes en el mundo de las redes sociales virtuales caen en la presión grupal, “lo que les impulsa a la participación en tendencias para la obtención de reconocimiento”.

Es así como ellos en esa exploración de querer saber quiénes son, entran a un proceso de experimentación de novedosas tendencias y retos, sin pensar en los riesgos que podrían presentar a futuro, puesto que su objetivo está más enfocado en las ‘recompensas’ que implican. “Como los ‘me gusta’ y los ‘seguidores’, activan el sistema cognitivo de estímulo-recompensa”, añade el sociólogo

• Inclinación a lo peligroso

Muchos son los factores que promueven esta realidad, pero estos son los que la psicóloga vincula a este fenómeno:

El cerebro de los adolescentes está todavía en desarrollo y la zona encargada del pensamiento racional, la corteza prefrontal, se termina de desarrollar alrededor de los 25 años. Por eso tienden a ser impulsivos y no miden las consecuencias de lo que hacen en su totalidad.

Los reconocimientos que le ofrece el cumplir un reto peligroso son tremendamente llamativos para ellos, porque activan nuevamente este sistema de recompensa. Además, los ubica ante la mirada de otros adolescentes, lo cual es muy importante por su necesidad de pertenencia.

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Para muchos adolescentes cumplir con los desafíos significa ser aceptados en un grupo, real o no, en forma presencial o a través de las redes sociales, y esta pertenencia es trascendental para ellos.

Ahora bien, no todos los adolescentes caen en estos retos ni buscan pertenencia. Aquí también influye el vínculo familiar que hayan tenido y que el entorno haya ayudado a construir mejores herramientas emocionales para lidiar con los cambios y la presión que están atravesando.

• Consejos parentales 

La psicóloga Urquizo comparte algunos consejos para llevar una relación sana con sus hijos y las redes sociales.

1. Fortalecer una relación familiar de respeto desde la niñez, en la que haya comunicación asertiva y cada uno tenga un rol claro e importante, de manera que el adolescente sepa que tiene un lugar al que pertenece.
2. Ayudar a que los hijos tengan herramientas emocionales que les permitan lidiar con las presiones propias del crecimiento.
3. Trabajar siempre sobre su autoestima, construyendo un autoconcepto sólido como base, con límites y normas claras desde el principio.
4. Analice con detenimiento la edad a la que va a exponer a sus chicos al uso de redes sociales. ¿Cómo lo va a hacer? ¿Qué tiempo le va a permitir? ¿Qué contenido puede consumir? Esas son algunas de las aristas que debe analizar antes de otorgarle esta responsabilidad.
5. Acompáñelos en sus vivencias de adolescencia. Si bien ellos van a preferir estar con sus pares, no quiere decir que los padres deben hacerse a un lado por completo. Es fundamental darles su espacio, pero siempre buscar la manera de formar parte de su mundo. Acompañe, supervise y bríndeles una guía para discernir las acciones correctas.

• El papel de los padres 

Algo que muchos padres de familia pasan por alto a la hora de manejar el cuidado y supervisión de sus hijos con las redes sociales, es que necesitan saber cómo se utilizan estas plataformas.

El especialista en proyectos digitales Fernando Checa precisa que es lo mismo que cruzar una calle. Los padres saben cómo hacerlo y cuáles son los riesgos que implica ingnorarlos.

De la misma manera se debe manejar la supervisión de los aparatos tecnológicos y sus plataformas. Los padres deben estar al día sobre cómo funcionan, para aplicar una supervisión más adecuada. “Si no, es como pretender hablar con sus hijos en mandarín cuando ellos hablan español”, advierte la psicóloga.

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