Los Ortiz Espinosa
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Los Ortiz Espinoza, una familia dedicada al café

Coffee Relief empezó como una cafetería enfocada en la sostenibilidad. Actualmente exporta su producto a
Uruguay y Perú.

El café llega en un vaso alto, lleno de hielos y decorado con flores. No sabe como un café frío del montón. En la receta, además de leche y café, una maceración de lavanda lo acompaña.

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Y es que, en Coffee Relief, cafetería ubicada en Tumbaco, los sabores que ofrecen al público son siempre inesperados. Por ello, el año pasado, el lugar obtuvo el galardón norteamericano ‘Sprudgie’ en la categoría ‘Best New Coffee’ (Mejor Café Nuevo), superando a cafés de especialidad de países europeos y asiáticos.

Para Nardelia Espinoza y sus hijos, Carolina, Ángeles y Juan Pablo Ortiz, el logro fue un reconocimiento al esfuerzo y a la fe, recibido tras más de tres años de trabajo.

La iniciativa, explica Espinoza, abrió sus puertas en 2020, poco antes de que la pandemia de la COVID 19 cerrara las puertas del mundo, y sumiera a los negocios nacionales en el silencio y la preocupación.

“Amo el café, y siempre quise tener una cafetería. Era un sueño lejano, que se fue concretando de a poco”, recuerda Espinoza. El establecimiento estuvo listo para abrir sus puertas en los primeros meses de 2020, y recién se pudo concretar tras el confinamiento, en un pequeño local del Hotel Quito.

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Tanto ella como sus hijos venían de distintos sectores de la empresa privada. Ella provenía del sector petrolero y energético, Carolina de la jurisprudencia, Juan Pablo de las finanzas, y Ángeles del diseño gráfico y la ilustración. Arrancar su sueño fue un reto.

“Al principio, hacíamos de todo. Todos participábamos en la cocina, aprendíamos del tueste del café, del filtrado, trabajábamos como meseros, de todo”, recuerda.

Lo que tuvieron claro desde el inicio, no obstante, era que querían ofrecer un producto de calidad, distinto a todo lo que ya ofrecía el mercado, y que su eje vital fuera la sostenibilidad.

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Para ello, se acercaron a caficultores de Vilcabamba, Íntag, Loja, Nanegalito, Galápagos y Guayllabamba que sembraban y cosechaban café de especialidad 100 % arábica de altura.

“Nuestra meta desde el inicio fue ofrecer un café justo, a un precio justo, y pensar en el bienestar del consumidor”, indica Carolina. Esta empezó a trabajar con el café de especialidad en 2012, tras mudarse a Estados Unidos. “Tener una cafetería es el primer emprendimiento que a uno se le ocurre cuando quiere tener su propio negocio, pero hay mucho fracaso porque no se plantea como un espacio sostenible”, dice.

En enero de 2022, la familia salió del Hotel Quito y reabrieron sus puertas en Tumbaco, en un amplio espacio rodeado de plantas y flores. Esto, explica Juan Pablo, fue una decisión consciente, pues el confinamiento les reveló la importancia de ofrecer a la gente un espacio donde sentirse acogidos. En la época posterior al confinamiento, la gente estaba buscando una esperanza, sentirse acompañada, y el café les ofrecía esa experiencia, de sentirse en casa, de sentirse con amigos, y queríamos replicar esa sensación”, señala.

Su trabajo en el tueste de los granos de café les tomó varios años y fue un proceso de experimentación hasta hallar el punto exacto. Los resultados los presentaron en varios encuentros internacionales, y eventualmente empezaron a exportar a Uruguay y Perú.

“El corazón de nuestro trabajo es la calidad y el cuidado que ponemos en el tueste. Nos ha permitido demostrar que el café ecuatoriano es un café de gran calidad que puede competir en cualquier mercado internacional”, afirma Juan Pablo.

A futuro, aseguran, esperan seguir creciendo hacia el extranjero, pero siempre manteniendo la esencia de lo local y de lo familiar. “Si crecemos, crecemos juntos”, señala Espinoza.

cafés de Ortiz Espinoza Coffee Relief
Ellos cuentan con setenta y seis bebidas en su menú  Karina Defas

  • Trabajar en familia, un reto con excelentes resultados

“Al principio era difícil trazar las líneas entre lo profesional y lo familiar”, explica Ángeles Ortiz. “No siempre estaba claro dónde estaban esas distinciones, pero fue necesario establecer límites para que el trabajo fluyera y fuera equilibrado”, reflexiona.

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Sin embargo, trabajar en familia también tenía sus fortalezas, entre ellas aplicar las distintas profesiones de cada uno a un proyecto común. “Como en todo, hubo momentos de duda, de llegar a consensos, pero a largo plazo, trabajar juntos nos ha unido más y nos ha llevado a ser muy conscientes y respetuosos del trabajo del otro”, reflexiona.

La labor en conjunto no solo se traslada al aspecto administrativo de Coffee Relief, sino también al menú, como explica Carolina. “Actualmente tenemos setenta y seis bebidas en nuestro menú, y muchas de ellas se fueron incluyendo a través de las pruebas que hacíamos juntos de sabores, maceraciones y temporalidad de frutas”, señala. Así también, explica, se tomaron decisiones como las de no utilizar azúcar e incluir flores en sus preparaciones. “Para lograr tener propuestas distintivas, debemos tener una sinergía perfecta en la que todos participamos”.

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