Deje de normalizar la violencia
Deje de normalizar la violenciaShutterstock

Deje de normalizar la violencia

Tras la bofetada que se vio en los premios Óscar, es momento de que como sociedad se empiece a trabajar en la inteligencia emocional.

E n un año que tiembla ante la violencia de una guerra, el mundo presenció un bofetón que demostró cómo los actos violentos están también donde menos se piensan.

Los protagonistas fueron Will Smith y Chris Rock en la tan sintonizada premiación de los Óscar. Pero lo que sorprendió no solo fue la bofetada de parte de Smith, sino también las ‘bromas’ de Rock sobre la alopecia de Jada Pinkett, esposa de Smith, y sobre todo las risas complacientes del público.

Tomando como referencia este caso, en SEMANA dialogamos con expertos sobre cómo se puede aprender a manejar las emociones, con el fin de que como sociedad se viva de una manera más plena y, sobre todo, no se siga normalizando la violencia.

Reconociendo las emociones

Como dice el psicólogo Daniel Goleman en su libro ‘La inteligencia emocional’, que se convirtió en un best-seller, “si el individuo no dispone de buenas habilidades emocionales, si no se conoce bien, si no es capaz de manejar las emociones que le inquietan, si no puede sentir empatía ni tener relaciones estrechas, entonces da igual lo listo que sea, no va a ir muy lejos”.

De ahí que es necesario aprender a gestionar las emociones. No solo de adultos, pues lo ideal es empezar en etapas más tempranas. “La infancia y la adolescencia constituyen una auténtica oportunidad para asimilar los hábitos emocionales fundamentales que gobernarán el resto de sus vidas”, precisa Goleman.

En cuanto al enfado que se presenció en el incidente de los Óscar, según explica la psicóloga clínica Mileysha Castillo, “puede constituir una respuesta adaptativa a la agresión o puede darse como una reacción exagerada ante una situación del presente, basada en una cadena de sentimientos y pensamientos acumulados del pasado. En los varones suele ser más común expresar este último tipo de enfado”.

Lo que se vio, entonces, es el reflejo de alguien que nunca prestó atención a su parte emocional. Y si analizamos la otra cara de la moneda, tampoco Rock, ya que según expertos, una persona que se ha educado emocionalmente es empática con los demás.

El objetivo entonces es no cometer el mismo error. Sobre todo en un contexto actual como la pandemia, que trajo cambios que afectaron a muchos. “Por eso es importante saber diferenciar cuándo las emociones son saludables y cuándo resultan perjudiciales. Del mismo modo que no todo pensamiento es lógico, no todas las emociones son necesariamente inteligentes”, argumenta Castillo.

No la normalice

Los chistes hirientes son también agresión. A decir de la psicoterapeuta Pamela Acosta, “esto entra también como bullying y no debe ser celebrado ni aplaudido, ya que estas ‘bromas’ pueden afectar la dignidad y la autoestima de la víctima”.

Sin embargo, es un humor que parece ser visto como normal para algunos. Las risas de los espectadores en sus butacas lo confirmaban en la noche del Óscar.

“Este contexto que nos llamó la atención como sociedad nos deja como aprendizaje no normalizar ningún tipo de violencia. Asimismo, saber poner límites sanos a los demás, y una de las formas de lograrlo es con una comunicación asertiva, es decir, expresando nuestras ideas sin generar tensión ni conflicto”, sostiene Acosta y agrega que otra lección aprendida es “rescatar valores como el respeto y la empatía en la forma en que nos relacionamos con los demás”.

De ahí se dice que a la violencia no se responde con más violencia. Y aunque ya suene muy repetido, se vuelve una necesidad reforzar esta frase para contribuir así a la buena convivencia entre todos.

“Desde nuestro comportamiento como adultos, podemos dar ese ejemplo a las nuevas generaciones de lo que es sano y lo que no”, enfatiza la psicoterapeuta.

Atención a los signos

Según explicó el psicólogo clínico e investigador Yasel Santiesteban, “el peso más grande de la violencia tiene que ver con el aprendizaje. Desde factores relacionados a cómo fue criado influyen en el individuo para que haya aprendido este tipo de conductas. El círculo social también tiene que ver e incluso lo que se consume en Internet”, agrega.

Lo bueno es que también se puede desaprender. Durante ese proceso es primordial reconocer las señales de advertencia para saber que se necesita ayuda profesional. “Actitudes controladoras, impulsividad en la toma de decisiones, la prepotencia, o el tener cambios impredecibles de estados de ánimo”, enumera como algunas de las advertencias.

Psicología

¡Póngale un alto a la negatividad!

Leer más

Si bien se puede recurrir a la terapia de gestión emocional y la autorregulación a cualquier edad, “es importante que la persona ponga de su parte y también tendrá mucho que ver la ayuda de la familia, a modo de motivación para poder ver resultados”, sugiere Santiesteban.

La prevención es importante. Solo de esta forma se dejará de sembrar más violencia.

Cómo trabajar la inteligencia emocional

  • Autoconocimiento: Aprenda a mirarse a sí mismo objetivamente, conozca sus fortalezas y debilidades.
  • Autorregule: Tome con calma cualquier cosa o situación que se interponga en su día a día.
  • Motívese: Considere que los problemas y contratiempos son oportunidades de aprendizaje.
  • Practique habilidades sociales: Esto es clave. Para ponerlo en práctica observe a alguien con buenas habilidades sociales, defina algo que le gustaría mejorar en sí mismo y aprenda de esa persona.
  • Canalice sus energías negativas: Por ejemplo, con actividades como meditación, de tal manera que pueda dejar salir las emociones abrumadoras.

Beneficios

Educarse en inteligencia emocional, además de ser clave en la vida, tiene beneficios como:

  • Previene conductas violentas.
  • Ayuda a realizar trabajo en equipo, ya sea en etapa estudiantil como laboral.
  • Mejora la comunicación con los demás.
  • Desarrolla la empatía.