Estampados, barroco y emoción: El universo de Camila Burbano
Una marca que apuesta por la identidad, la producción local y la autenticidadGUSTAVO GUAMAN

Moda con propósito: así es Insólito, la marca de Camila Burbano

Camila Burbano transforma el barroco ecuatoriano en moda vibrante con Insólito, una marca que apuesta por la producción local

En un Ecuador donde lo monótono ha sido el rey, Camila Burbano decidió ir en la dirección opuesta. Su marca de moda Insólito no es simplemente un proyecto estético; es una declaración de principios. Con un pie firme en el legado barroco ecuatoriano y otro en la irreverencia contemporánea, Burbano ha construido una empresa que desborda color, ornamento y autenticidad.

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El barroco fue mi primera fascinación estética”, afirma. Crecer con la arquitectura colonial de Quito dejó una impronta clara: los altares dorados, las iglesias recargadas y los detalles exuberantes. Esa herencia, reinterpretada bajo la óptica moderna, se transforma en lo que hoy identificamos como estilo maximalista, e Insólito lo abraza con orgullo.

No tenía nombre antes, pero hoy sé que lo que me gustaba era el maximalismo: piezas cargadas, vibrantes, con carácter. Por eso el nombre de la marca que hace referencia a algo fuera de lo común”.

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Moda como expresión personal: la visión de Camila Burbano

Lejos de seguir tendencias pasajeras, Camila ha convertido la marca en un vehículo para expresar su lado más auténtico. “Siempre quise decir lo que pienso, sin miedo. Y mi propuesta es rebelde, expresionista, es para quienes no temen ser vistos”, dice.

Cada prenda busca provocar, no solo visualmente, sino emocionalmente. “Las piezas llaman la atención, pero también están pensadas para que te sientas poderoso, vibrante. Es una marca para que seas tú mismo sin pedir permiso”.

De diseñadora gráfica a creadora de moda: el giro de Camila

Aunque no proviene del mundo de la moda tradicional (estudió diseño gráfico), su transición al diseño de indumentaria ha sido orgánica. “Pasar del papel al textil fue complejo, pero también muy enriquecedor. Aprendí todo desde cero: patronaje, producción, marketing… la curva ha sido empinada, pero ahora ya entendemos cómo funciona este negocio”.

La marca, que comenzó con ropa en 2021 después de incursionar en diseño para el hogar en el 2017, se ha consolidado como una propuesta ‘high-end’ ecuatoriana con una identidad muy definida.

El estampado como alma de cada colección en Insólito

El alma de cada colección está en sus estampados. “Todo parte desde ahí. Los estampados guían la colección y se inspiran en temas variados: flora y fauna ecuatoriana, celebraciones como la Navidad o, incluso, símbolos de transformación personal”.

Cada temporada se introduce una nueva línea de estampados, manteniendo algunas siluetas icónicas como los kimonos o pantalones anchos, ya favoritos del público. “Tenemos cinco piezas fijas que la gente ama. Cambiamos el estampado, y el cliente vuelve por su kimono favorito, pero en una nueva versión”.

De Vogue a París: el ascenso internacional de Insólito

Uno de sus hitos fue la aparición en Vogue México en 2021 y la participación en la feria parisina Who’s Next este año, donde compartió espacio con marcas emergentes de todo el mundo. “Ir a París fue un gran salto. Ya teníamos presencia en tiendas en Miami, pero Europa es otro nivel. El público es más sofisticado, y entender su calendario y necesidades ha sido importante”.

Este éxito les ha abierto las puertas a futuras rondas comerciales en septiembre, enfocadas en colecciones primavera-verano. “Ropa térmica no es nuestro fuerte, al menos por ahora. Preferimos enfocarnos en lo que hacemos bien: el color, la luz, la exuberancia”.

Los desafíos del emprendimiento en moda local

Camila no oculta los desafíos del camino. Recuerda con claridad una feria en Nueva York de muebles en 2017: “No vendimos nada, y fue lo mejor que pudo pasar. No estábamos listos. Si alguien hubiera hecho un pedido grande, no habríamos podido cumplir”.

Las lecciones más duras han venido desde la producción local. “Ecuador no tiene una cultura industrial tan desarrollada como Colombia, y la artesanía aquí sigue sin recibir el valor que merece. Ha sido frustrante, pero también un motor para seguir empujando”.

La suya es una invitación a destacar, a reconocer el color como herramienta emocional y a poner la identidad latinoamericana en el centro del escenario. “Diseñamos para quienes quieren ser vistos, para quienes saben que lo distinto es bello. Porque en un mundo que insiste en la discreción, nosotros elegimos ser insólitos”.

La espiritualidad como motor creativo y empresarial

Camila se define como una persona espiritual. Le interesa el esoterismo, la meditación y vivir en conexión con la naturaleza. Esta filosofía personal también marca la manera en la que lidera su empresa: “Siempre escucho a las personas, no soy una jefa mandona. Esa parte zen de mí va de la mano con mi negocio”.

Además de crear ropa, le apasiona el arte en todas sus formas: visual, culinaria, cultural. “Todo lo que significa arte me nutre. Me encanta ver cosas nuevas, y también la naturaleza, aprovechar todo lo que tiene el Ecuador”

El emprendimiento me enseñó a frenar. Yo no era esta Camila zen que soy ahora. Era una persona muy estresada y angustiada. Pero cuando tienes un trabajo estresante y eres estresado, te puedes morir si no te calmas”.

Aprendió a encontrar soluciones desde la tranquilidad. “Nada es tan grave, todo tiene solución si tú quieres. El camino del emprendimiento también es un camino de mucha perseverancia, y eso te hace conocerte mucho a ti mismo”.

Producir localmente en Ecuador: un desafío con impacto

Una de las mayores dificultades que ha enfrentado Camila es la producción local. “No hay mucha gente que quiere aprender artesanía”, cuenta. Muchos artesanos son mayores y las nuevas generaciones no siempre ven en este trabajo un camino viable. Además, lamenta la falta de políticas públicas que promuevan el valor agregado: “Nos hemos basado demasiado en la materia prima como el camarón, el cacao, las flores, pero nadie ha hecho hincapié en promover el producto final”.

Su empresa ha tenido que enseñar, capacitar y construir equipo desde cero. “Ha sido un reto súpergrande aprender y educar a la gente a trabajar detrás de una marca, creando productos finales. Pero eso también es lo emocionante: cuando tú das trabajo, estás educando a la gente y generando una cadena que puede ir creciendo”.

Camila resiste la tentación de producir fuera del país: “Mucha gente me ha dicho ‘ve, ¿por qué no vas y produces en China?’ Pero de eso no se trata. Se trata de educar un país, de salir adelante con gente del Ecuador, que aprendan a hacer este tipo de cosas”.

Para ella, el ejemplo más claro de lo que se puede lograr es Colombia: “Hace unos 20 años probablemente estaba igual que el Ecuador en ese ámbito del diseño, pero ya ha habido tanta inversión y florecimiento en este tema que cada vez es más competitivo a nivel mundial”.

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