
Alimentación inteligente para un verano activo: claves para prevenir el sobrepeso
“Alimentación inteligente” para el verano, basada en comidas ligeras, buena hidratación y actividad física regular
La llegada del verano suele asociarse con días soleados, vacaciones, salidas al aire libre y una atmósfera más relajada. Sin embargo, también es una época en la que se incrementa el consumo de comidas rápidas, bebidas azucaradas y postres helados, lo cual puede convertirse en una amenaza silenciosa para la salud metabólica de muchas personas. Frente a esta realidad, la propuesta del Dr. Gregory Celis, especialista en nutrición, es clara: adoptar una alimentación inteligente, adaptada a las necesidades de la temporada y orientada a prevenir el sobrepeso.
“La alimentación en verano debe ser ligera, variada y equilibrada, priorizando alimentos frescos y de temporada”, afirma Celis. Las frutas con alto contenido de agua, como la sandía, el melón y la piña, no solo refrescan, sino que también ayudan a mantener una buena hidratación y a regular la digestión. Las verduras de hoja verde, como la espinaca o la acelga, aportan minerales esenciales y contribuyen a mantener el equilibrio energético.
La hidratación es otro eje crucial. En climas cálidos, el cuerpo pierde más líquidos a través del sudor, especialmente durante la práctica de actividades al aire libre. “Se recomienda consumir al menos dos litros de agua al día y evitar las bebidas azucaradas o con alto contenido de cafeína”, señala el vocero médico. Como alternativas saludables, sugiere infusiones frías, jugos naturales sin azúcar añadida o agua con rodajas de frutas como limón, naranja o pepino. Estos pequeños cambios pueden marcar una gran diferencia en el control del peso y en la prevención de enfermedades crónicas.
Electrolitos, el aliado olvidado del verano
Una parte frecuentemente descuidada durante el verano es la reposición de electrolitos: minerales como el sodio, el potasio, el calcio y el magnesio que se pierden con la transpiración. Su déficit puede provocar fatiga, calambres o incluso mareos.
“La reposición de estos nutrientes no requiere suplementos costosos, sino alimentos naturales y accesibles como el plátano, el yogur natural, los frutos secos o el agua de coco”, explica Celis de Bagó. Estos productos no solo restauran los niveles de minerales, sino que además contribuyen a la nutrición general del organismo, mejorando la resistencia física y la capacidad de recuperación.
El ejercicio como medicina sin receta
Además de una alimentación consciente, el experto subraya la importancia de incorporar actividad física a la rutina diaria. El verano es una excelente oportunidad para activar el cuerpo sin necesidad de un gimnasio. “Caminar, montar bicicleta, nadar, bailar o simplemente subir escaleras son opciones viables y efectivas”, indica. La idea es integrar el movimiento como una parte habitual del día a día, no como una obligación esporádica.
Un cambio urgente y posible
Las cifras sobre el sobrepeso en Ecuador no dejan lugar a la indiferencia. De acuerdo con el World Obesity Atlas 2025, se proyecta que el 71 % de los adultos del país tendrá sobrepeso, y que el 30 % presentará obesidad en el próximo año. Estas estadísticas alertan sobre la urgencia de adoptar nuevos hábitos de salud, tanto a nivel individual como colectivo.
“El primer paso es la conciencia. Entender que no se trata de dietas estrictas o sacrificios extremos, sino de cambios sostenibles”, insiste el especialista. Entre las recomendaciones que ofrece se incluyen planificar comidas equilibradas con presencia de vegetales, proteínas magras y cereales integrales, evitar los ayunos prolongados o los atracones emocionales, y establecer horarios fijos para comer, lo cual ayuda a mantener la estabilidad hormonal y a reducir el picoteo constante.
También hace hincapié en la importancia de dormir bien. “El descanso nocturno regula el apetito y favorece el metabolismo. Dormir mal puede alterar la sensación de saciedad y llevar a un mayor consumo de calorías al día siguiente”, advierte. Finalmente, el mensaje de fondo es uno de esperanza y perseverancia: cada pequeño cambio cuenta, y el bienestar no es un destino, sino un proceso continuo.