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Asambleísta. El correísta y latin king actuó, según los elementos de convicción de la Fiscalía, como el operador parlamentario de la mafia.
Asambleísta. El correísta y latin king actuó, según los elementos de convicción de la Fiscalía, como el operador parlamentario de la mafia.Foto: Archivo Henry Lapo / EXPRESO

¡Que viva el ruso, carajo!

El correísmo sigue, con Ronny Aleaga, la misma estrategia del socialcristianismo con Pablo Muentes: negar la realidad.

¿Actuó solo Ronny Aleaga? El operativo de echar tierra sobre el muerto que el correísmo ha emprendido para zafarse de responsabilidades en la reciente vinculación de su exasambleísta en el caso Metástasis (vinculación con orden de prisión preventiva y pedido de búsqueda y captura a la Interpol incluido) se parece tanto, pero tanto, al dispositivo socialcristiano de lavado de manos en el caso de Pablo Muentes, que hasta Pierina Correa no pudo sino reconocer explícitamente las similitudes: a partidos hermanos, estrategias calcadas. 

Pero si a los acólitos de Jaime Nebot ya les quedaba difícil desentenderse de su relación con Muentes, a los hijos de Rafael Correa les resulta simplemente imposible no hacerse cargo de la suya con Aleaga. 

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No solo porque lo respaldaron cuando ya todas las evidencias eran públicas, luego de la difusión de la famosa foto de lo que Fernando Villavicencio llamaba “la piscina del cartel de los tetones”; lo promovieron al Consejo de Administración Legislativa y hasta lo vieron presidiendo sesiones del Pleno de la Asamblea

Lo que no puede ocultar el correísmo, por más que lo intente, es que todas aquellas acciones que, según los chats del Caso Metástasis, coordinó Aleaga con el convicto Leandro Norero y el prófugo Xavier Jordán, fueron ejecutadas con el respaldo y la decidida participación del partido. Y de ahí no se vuelve.

El cinismo de esa casta política que tan bien representan correístas y socialcristianos ha alcanzado un alto grado de sofisticación. Al periodismo le ha tocado asumir una tarea que, por evidente, podría parecer superflua: la de juntar los hechos que están a la vista de todo el mundo, que ya fueron publicados, y ponerlos juntos para que a nadie se le olvide que la realidad es esa, y no las versiones que tejen sobre ella los políticos.

Cuando Pierina Correa, por ejemplo, dice que las acusaciones contra Aleaga “no pueden trasladarse al movimiento (...) porque lo que (él) habría hecho no fue a nombre o por disposición del partido”; cuando Luisa González declara a este Diario que “como presidenta del partido no puedo responder por las acciones de cada uno de nuestros militantes”, hay algo muy, pero muy importante que ambas están pasando por alto: la realidad.

LUISA GONZALEZ

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Primer punto: ¿Ronny Aleaga es el Ruso de los chats de Jordán y Norero? Que sí, dice la fiscal. Que “no tiene evidencia alguna que respalde esa afirmación”, responde el exasambleísta en un comunicado público. Pero cuando Jordán le escribe a Norero (el martes 6 de septiembre de 2022) para contarle que “el jueves le vamos a sacar la chh en la Asamblea a FV”, y luego va Ronny Aleaga el jueves 8 y presenta queja contra Villavicencio en el CAL, pidiendo su sanción y destitución, y lo denuncia en la Fiscalía por calumnia y delitos de odio; cuando el mismo Jordán le copia a Norero un mensaje del Ruso que dice “Hoy calificamos la queja que yo presenté” (porque el Ruso le rinde cuentas) y resulta que ese mismo día, 27 de septiembre de 2022, Ronny Aleaga presenta en el CAL, del que formaba parte (de ahí la primera persona del plural), otra queja contra Villavicencio (una muy cómica, por cierto) por llamarlo “tetón”, y la queja es calificada... Bueno, no hay mucho lugar donde perderse: Aleaga es el Ruso. Una vez establecida esta identidad evidente, todo lo que sigue es una historia de terror.

¿Quién quería que Fernando Villavicencio cerrara la boca y por qué? Jordán y Norero, básicamente porque el entonces presidente de la Comisión de Fiscalización no paraba de dar vueltas con la foto de “la piscina del cartel de los tetones” y tus implicaciones narcopolíticas

¿Quién cumplió sus deseos en la Asamblea? Ronny Aleaga, con aquella queja de la que rendía cuentas a Roldán y textualmente decía: “hace una alusión burlesca y discriminatoria sobre una parte del cuerpo humano, expresión que proviene directamente de la burla que ha hecho sobre mí, al parecer al asambleísta Fernando Villavicencio le molestan las personas con peso corporal robusto tanto que puede hacer burla del cuerpo masculino comparándolo con partes femeninas, como si estas fueran términos burlescos y discriminadores”. 

Eso ocurría al mismo tiempo en que la bancada de UNES (no el Ruso, la bancada) denunciaba a Villavicencio en Fiscalía por supuesta corrupción con empresas farmacéuticas, sobre la base de información apócrifa publicada por el medio chavista El Venezolano News, información que nunca fue demostrada.

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En adelante, se multiplicaron los intentos concertados de la bancada correísta, con Ronny Aleaga a la cabeza y la coordinación de Jordán y Norero, por desprestigiar, silenciar, sancionar a Villavicencio y hacerlo perder su escaño, aunque fuera temporalmente. 

Primero vino la queja de Patricia Núñez. Villavicencio había tuiteado que, por auspiciar la demanda en su contra con la información de El Venezolano News, había quedado “como el puerco”. Una expresión que ella se tomó a pecho. Fue Aleaga quien mocionó en el CAL que se destituyera al autor de semejante ofensa. Lo logró, pero Villavicencio salvó los muebles con una acción de protección.

Pocos días después (estamos en noviembre de 2022) correspondió a Pamela Aguirre presentar queja contra Villavicencio. En esta ocasión, porque había llamado “mafiosas y mafiosos” a las y los integrantes e integrantas de la bancada correísta. En sus chats, Jordán y Norero seguían los pormenores de todos estos intentos y festejaron cuando finalmente Villavicencio fue suspendido por 31 días. “¡Que viva el Ruso!”, decía Norero a Jordán desde la cárcel.

“Su participación -dijo la fiscal Diana Salazar refiriéndose a Ronny Aleaga, el día en que le formuló cargos- estaba dirigida a silenciar a la persona que representaba la mayor fuente de develación de sus actividades delictivas: Fernando Villavicencio”. Si tal es la acusación, mal puede el correísmo evadir responsabilidades. Porque todos esos intentos de silenciar a Villavicencio, coordinados por Aleaga con Norero y Jordán, fueron ejecutados con la participación del bloque en pleno.

Y ahí no paró la cosa. Hubo una nueva denuncia ante la Fiscalía, por supuesta difusión de información reservada (unos impulsos fiscales que Villavicencio fotografió y tuiteó). Y un nuevo proceso disciplinario en la Asamblea, por ingresar al Pleno acompañado de los guardaespaldas que le había asignado la Policía. Aquí, el Ruso fue directamente a los puños entre la colegial alharaca del correísmo.

¿Las responsabilidades son personales, como dice Pierina Correa? No parece. ¿Lo que hizo Aleaga no fue a nombre del partido? ¿Está segura? Cuando aprobó, según explican claramente los chats de Norero, el plan para ejecutar un habeas corpus simultáneo para Jorge Glas y Daniel Salcedo, por el que Xavier Jordán pagó 50 mil dólares, ¿lo hizo por cuenta propia? ¿No era el operativo de libertad para Glas una de las prioridades políticas máximas del partido? ¿Y ahora dicen que no sabían nada? Mal la llevan los correístas con el Ruso. Ni Pablo Muentes es tan tóxico.

Terminar donde se empieza  

Hoy, Ronny Aleaga se encuentra prófugo de la justicia. Huyó del país en diciembre de 2023, poco después del escándalo del caso Metástasis, al que terminó vinculándolo la fiscal Diana Salazar la semana pasada. Su pedido de prisión preventiva fue aceptado por el Tribunal y se solicitó a Interpol que emprenda su búsqueda y captura.

Es el fin de una carrera política que empezó, precisamente (y por paradójico que resulte), en las pandillas de delincuencia juvenil. Líder de los Latin King, organización blanqueada por el correísmo y de la que el propio Rafael Correa llegó a decir que le “recordaba a los boy scouts”, participó en el proceso de pacificación organizado por ese gobierno en 2009 y se afilió al entonces llamado movimiento Alianza PAIS. Para 2017 ya era asambleísta. 

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