
Tosferina en Ecuador: "Falta cultura de usar mascarilla ante virus", dicen expertos
Ante la reciente alerta sanitaria, hay ciudadanos que no toman medidas biosanitarias, a pesar de estar enfermos
Hasta el 5 de mayo, se registraban 321 casos en todo el país, y solo en Guayaquil, 114: La tosferina es una enfermedad que parecía ‘extinta’, pero que ha resurgido con fuerza, cobrando la vida de 11 personas, incluyendo seis menores de un año, según el Ministerio de Salud Pública (MSP).
Medidas que si no son obligadas, no se cumplen
Ante este brote, las autoridades han implementado medidas de control y vacunación, incluyendo la obligatoriedad del uso de mascarillas en instituciones educativas; no obstante, no es una medida firme para los peatones en zonas abiertas, y así van algunos por las calles y transportes públicos tosiendo sin cuidado.
Entonces la pregunta persiste: ¿Por qué en Guayaquil, y en general, no se ha arraigado una cultura de corresponsabilidad que incluya el uso voluntario de mascarilla ante síntomas respiratorios y la vacunación? El alergólogo Iván Chérrez señala que, si bien el aumento de enfermedades respiratorias es estacional, la falta de exposición a ciertos virus durante el confinamiento por COVID-19 y las campañas antivacunas han exacerbado la situación. “Todos estos virus ahora volvieron con más fuerza, porque estamos un poco desprotegidos con pocos anticuerpos”, explica Chérrez.

La falta de una cultura de prevención es evidente. El biólogo molecular Fernando Espinoza, líder del Centro de Investigación de la UEES, es tajante: “En el 2021 tuvimos cero casos de tosferina en el país. Ahora , 321... Tenemos el doble del 2024. Por lo tanto, ya tenemos un número superior al esperado y eso es una epidemia”.

Vacunar a los niños, una prioridad
Espinoza critica la falta de una política de vacunación efectiva y la dependencia de medidas obligatorias: “No debemos llegar a ese punto, de obligar el uso de mascarilla en transporte público. Debemos llegar a un punto en que si una persona está tosiendo, no debería subirse al mismo, directamente”, argumentó.
Chérrez, por su parte, enfatiza que el problema no es solo la renuencia a la mascarilla, sino la falta de conciencia sobre su uso correcto. “Lo más importante es que la gente tiene que entender que cuando esté enferma de una parte respiratoria y tose, contiene moco, le da una gripe, ahí tiene que ponerse la mascarilla”. Chérrez propone un cambio cultural, donde “cada uno de nosotros haga un esfuerzo por recordarle al enfermo y decir, ‘Mira, ponte mascarilla porque nos vas a contaminar.’”
Espinoza coincide. “Acuérdese lo que vivimos en la pandemia. Fuimos obligados, perdimos algo que para el ser humano es valiosísimo, que es libertad. Debemos enseñar que si hay síntomas de gripe, se debe respetar al entorno”
Otra coyuntura es transmitir la importancia de una vacunación efectiva. La actual “epidemia” de tosferina, como lo calificó Espinoza, con una alarmante cifra de menores de un año afectados, pone en evidencia la necesidad de un cambio de actitud. El biólogo señala un fallo en la política de vacunación: “De esos 321 infectados, 202 son menores de un año ; que no se cuidaron porque los padres no les vacunaron”, critica.
El biólogo profundiza en la raíz del problema, recordando la efectividad del esquema nacional. Explica que este tema se debía a que “los niños reciben la pentavalente a los dos, cuatro y seis meses; eso es lo que no se está respetando”. Por ello, urge a “reformular la política de vacunación de Salud” y a “exigir a los padres de familia que vacunen”