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En Chimborazo, Marlon Vargas anunció que el paro de la Conaie se tomará Quito, si el Gobierno no acoge las demandas de los pueblos indígenas.
Marlon Vargas, presidente de la Conaie, lidera las movilizaciones.Foto: Cortesía X Conaie

La Conaie pierde, por primera vez, su representación indígena

Marlon Vargas quedó relegado del acuerdo en Otavalo. La estrategia del Gobierno de Noboa ahondó la fractura en el movimiento

Las recientes movilizaciones en Imbabura marcan, por distintos motivos, un antes y un después en la historia del movimiento indígena. Pero de entre todos ellos hay uno que es particularmente relevante: por primera vez en al menos 35 años desde que hubo la gran movilización durante el gobierno de Rodrigo Borja, en junio de 1990, la hasta hace poco todopoderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) ha quedado fuera de una salida negociada de un conflicto entre el Estado y los movilizados indígenas.

Ese hecho es histórico si se toma en cuenta la importancia y la relevancia que ha tenido esa organización en el proceso histórico del país durante los últimos años del siglo 20 y los primeros 25 del siglo 21. En ese sentido, lo que ocurrió en Otavalo la noche del martes 14 y la madrugada del miércoles 15 de octubre, cuando gobierno y organizaciones indígenas que no son parte de la dirigencia nacional de la Conaie se sentaron a negociar, marca un cambio de un antes y un después en la historia movimiento indígena.

El diálogo en Otavalo: punto de inflexión para la Conaie

El acuerdo de cesar las hostilidades se logró luego de la reunión de cinco horas en la que participó el ministro de Gobierno, John Reimberg, líderes de algunas comunidades indígenas y la alcaldesa de Otavalo, Anabel Hermosa. Como mediador estuvo el párroco de Otavalo, Cristian Andrade, en calidad de representante de la iglesia católica. De acuerdo al párroco, el acuerdo consiste en que el gobierno se comprometió a liberar a nueve detenidos de los cuales siete son menores de edad y dos son adultos que tiene problemas de salud. También, el gobierno se comprometió a no judicializar a las 43 personas detenidas durante los disturbios. De acuerdo a la misma fuente, la tregua consiste en que los manifestantes y las fuerzas del orden se retiran de los lugares de las hostilidades. Una vez conseguido el cese de hostilidades (Otavalo estuvo tranquilo el miércoles 15 de octubre), se instalaron las mesas de diálogo con la participación de 60 representantes de los indígenas y otros del gobierno para alcanzar un acuerdo definitivo.

En la primera reunión que tuvo lugar ayer el mediodía, no aparecieron los líderes nacionales ni regionales de la Conaie, algo que también fue evidente durante los más de 20 días de movilizaciones. Ni el presidente de la Conaie, el amazónico Marlon Vargas; ni el presidente de la Ecuarunari que representa a los pueblos de la sierra, Alberto Ainaguano, estuvieron presentes ni se pronunciaron sobre el tema.

DANIEL NOBOA EVENTO
El Gobierno de Daniel Noboa enfoca su estrategia en las bases del movimiento indígena.ARCHIVO: PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA

La fractura en el movimiento indígena es visible

La marginación de la dirección nacional de la Conaie se había evidenciado ya durante las jornadas del paro. Es más, la mañana del miércoles 15 la dirección nacional de la Conaie emitió un comunicado en el que no decía una sola palabra sobre las negociaciones y en el que ya no mencionaron las reinvindicaciones por las que declararon el paro hace ya casi un mes: ni una sola palabra sobre la eliminación del subsidio al diésel o la disminución del IVA. Incluso la demanda de que no se convoque a una consulta para una Asamblea Constituyente cambió por una peculiar declaración sobre la necesidad de articular una campaña a favor del No: “reorganizar en toda la estructura organizativa de la Conaie para la participación activa, protagónica y orgánica en la campaña nacional por el No y la consulta popular…”, decía el comunicado. Lo mismo ocurrió durante las negociaciones entre indígenas de Imbabura y el gobierno: silencio absoluto sobre el tema del diésel y la disminución del IVA.

Si bien es imposible saber a ciencia cierta si lo ocurrido con el acuerdo en Otavalo va a afectar definitivamente la existencia o vigor de la Conaie, lo que sí está claro es que la fractura en el movimiento es profunda. La conmovedora declaración de la dirigente Sacha Terán en la que, con voz quebrada, dice que la dirigencia nacional y de la Ecuarunari abandonaron a los pueblos de Imbabura, es sintomática. Sacha Terán llegó a llamar “excompañero” al presidente de la Ecuarunari, Alberto Ainaguano. La sensación y el tono de derrota y abandono en las palabras de la dirigente en su declaración hablan de un dolor que difícilmente se va a poder eliminar rápidamente.

Ganadores y perdedores: el resultado para la Conaie

¿Quien gana y quién pierde en este tema? Sin duda, hay más perdedores que ganadores y entre los perdedores queda, sin duda, la provincia donde la grieta entre indígenas y mestizos queda profundizada, algo que ocurrió en Quito luego de los paros de 2019 y 2020. La gran perdedora es, sin embargo, la Conaie: por primera vez pierde el monopolio de la representación del movimiento.

¿Y quién gana? Aunque el resultado para el país es lamentable por las violaciones a los derechos humanos y las pérdidas económicas, el gobierno de Daniel Noboa consiguió que la Conaie deje de ser la interlocutora única en este tipo de diálogos y acuerdos y eso le deja con un saldo a favor. El gobierno siempre estuvo buscando canales de comunicación con dirigentes locales que no fueran representantes de la Conaie para conseguir la fractura y finalmente lo logró. ¿Cómo? Posiblemente pesó el estado comatoso en el que el liderazgo radical del expresidente de la Conaie, Leonidas Iza, que buscó réditos electorales utilizando al movimiento dejó al organismo y la torpeza del actual presidente Marlon Vargas. También influyó que las demandas sobre la restitución del subsidio al diésel y la disminución del IVA perdieron fuerza. Pero sin duda también tuvo mucho que ver la represión estatal que terminó por agotar la resistencia. En definitiva, ahora el país es, por este fenómeno en la historia de la Conaie, un país hasta cierto punto distinto. ¿Para bien o mal? Eso lo dirá el tiempo.

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