
El correísmo es una víctima inesperada del triunfo del No en la Consulta Popular 2025
Análisis | Sin Constituyente, la única elección significativa es las seccionales. La RC tendrá que decidir si repite cuadros
El correísmo terminó siendo tan víctima de los resultados de la consulta del domingo 16 de noviembre como el propio Gobierno que la impulsó. Aunque sus dirigentes salieron a celebrar y a adjudicarse la victoria como si hubiesen trabajado por ella (algo que evidentemente no ocurrió), apenas dos días después del referéndum el movimiento entró en una nueva crisis. O, más bien, profundizó la que arrastra desde hace meses.
Luisa González reactivó la disputa interna en el correísmo
Las tensiones estallaron cuando Luisa González, presidenta de la organización, declaró en La Posta (uno de los medios comprados por los operadores del Gobierno) que para las próximas elecciones seccionales deberán designar candidatos absolutamente fieles al movimiento y que no muestren ninguna flexibilidad frente al gobierno de Daniel Noboa. “Hay muchas autoridades que no deberían repetir como candidatos nuestros”, dijo. Consultada sobre nombres, se rehusó a mencionarlos “para no crear conmociones”, aunque añadió que “ellos lo saben”. Cuando el periodista mencionó a Marcela Aguiñaga, González respondió sin rodeos: “Sí, podría ser Marcela Aguiñaga, por ejemplo”.
La pugna no es nueva. Se agravó cuando se filtró la carta de autoridades seccionales de Pichincha, Guayas, Manabí y Azuay que pedían a Rafael Correa retirar a González de la presidencia del movimiento. Correa reaccionó defendiendo sin matices a González y calificando de “tibios” a los firmantes, por no mantener una oposición frontal y más agresiva a Noboa.
González también había cuestionado al alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez, por entregar la Vicealcaldía a Tatiana Coronel, de RETO, y no a un cuadro de la Revolución Ciudadana. Insistió mucho en que Álvarez no es miembro del movimiento y dijo que a él no le gusta ni el proyecto del correísmo ni sus convenciones o reuniones. “Que la Revolución Ciudadana tenga sus propios candidatos para Guayaquil y también a nivel nacional”, dijo, insinuando que una parte importante de los actuales alcaldes y prefectos no deberían repetir. Por “tibios”, se entiende.
El triunfo del “No” en la consulta popular convocada por el presidente Daniel Noboa fue interpretado por la Revolución Ciudadana como una victoria histórica, pero expertos aclaran: no fue una victoria de ellos, sino un voto ciudadano. 👉 https://t.co/GLUYdsTEBp pic.twitter.com/ZdNWJHhFwS
— Diario Expreso (@Expresoec) November 18, 2025
Rafael Correa respalda a Marcela Aguiñaga y a Aquiles Álvarez
La respuesta más inesperada vino de Correa. En una entrevista con el asambleísta Xavier Lasso, el expresidente y prófugo de la justicia desautorizó a González de manera poco decorosa. “El movimiento define las candidaturas (…) En política tú tienes que aguantar a alguien que quizá no sea muy cercano pero tiene capital político”, afirmó. Reivindicó a Aguiñaga. “Tiene un capital propio en Guayas. No es enemiga, es compañera”, dijo. Y salió al rescate de Álvarez: “A Aquiles le tengo el más alto concepto. Me responde en 30 segundos. Lo considero un amigo personal”. Otros alcaldes y prefectos correístas ni le contestan el teléfono, sostuvo.
Sin embargo, la reprimenda de Correa a González no significa un respaldo a los firmantes de la carta. Correa se mantuvo en su discurso binario de “radicales” versus “tibios”. Y volvió a atacar a estos últimos: “Aquiles no fue tibio con Noboa y se hizo figura nacional. Otros quisieron contemporizar y no los conocen ni en su condominio”, dijo, en referencia evidente a Pabel Muñoz, Juan Cristóbal Lloret o Paola Pabón. En suma: González quedó expuesta, pero los prefectos y alcaldes que han intentado mantener una relación institucional con el Gobierno tampoco recibieron la bendición del líder.
Este no es un conflicto producto de un ‘lapsus’ de González, sino la expresión de una fractura más profunda. Jacobo García, analista cercano al movimiento, lo resumió así: “Luisa es el síntoma; lo que hay es una enfermedad estructural de partido”.

El correísmo está tan herido como el Gobierno por la Constituyente
El contexto de la consulta popular ilumina la disputa. ¿Por qué, justo cuando muchos correístas se atribuyen el triunfo del ‘No’, el movimiento vuelve al enfrentamiento interno? La respuesta es sencilla: la victoria del ‘No’ no fue un triunfo correísta y, de hecho, el resultado lo perjudica tanto como al Gobierno. Sin Constituyente en el horizonte, la única competencia electoral significativa es la de alcaldes y prefectos, que será en febrero de 2025. Y el correísmo, que ya no debe seleccionar candidatos para una eventual Asamblea Constituyente, tendrá que decidir si repite a sus actuales autoridades… o inventa cuadros nuevos, algo que no abunda. En este punto, Correa parece más realista que González.
La verdadera derrota para el correísmo tras el 16N es la imposibilidad de instalar una Constituyente donde habría tenido músculo para impulsar reformas de beneficio directo: desde la impunidad de Correa hasta la reelección indefinida, pasando por un cambio de Corte Constitucional o Corte Nacional de Justicia, dos objetivos que ha buscado desde hace años.
El resultado de la consulta no le conviene al correísmo porque se han quedado sin Constituyente, donde podrían haber reseteado su historia. Lo explicó con claridad Alberto Dahik: “Yo voté ‘No’ para proteger al Gobierno, porque si ganaba el ‘Sí’ había una Constituyente donde el correísmo lo hubiera sometido y llevado al país al desastre”.
Con la disputa nuevamente al fuego vivo en el correísmo, queda claro lo que ya de por sí es evidente: que el triunfo de ‘No’ no fue mérito de ningún partido ni de ningún dirigente, sino de una fuerza electoral ciudadana. Y que la noticia de que no habrá Constituyente a quien más le perjudica es al correísmo. Evidentemente, mucho más que al gobierno.
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