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Mireya Pazmiño, juicio político al presidente
Interpelación. La legisladora expulsada de Pachakutik dirige una mirada cargada de veneno a Édgar Neira, abogado defensor del presidente Guillermo Lasso.Asamblea Nacional

Pazmiño pierde la cabeza y estalla

La acusadora del presidente no supo explicar por qué apoyó los contratos que hoy ataca. Su comparecencia estuvo llena de tensión y violencia

Fue el mayor ataque de histeria que recuerde la Asamblea Nacional en mucho tiempo. Y fue largo. Con gritos estentóreos y desencajados, agresiones, incoherencias, agravios e imprecaciones (todas ellas incomprensibles como resultado de juntar la crisis nerviosa que la acometía con el pésimo manejo del idioma que la caracteriza) la asambleísta Mireya Pazmiño eludió las preguntas que un sereno y mesurado Édgar Neira, abogado del presidente de la República, trató de plantearle en la jornada de comparecencias de este jueves. Fue lo más destacado del cuarto día de juicio político.

El caso fue, en sí mismo, insólito. De un lado, Mireya Pazmiño es una de las principales acusadoras en el juicio político que se le sigue en la Asamblea al presidente de la República, por su presunta responsabilidad política en un caso de peculado que ella y sus colegas dicen haber detectado en un contrato entre la empresa pública Flopec y la compañía Amazonas Tanker. Al mismo tiempo, meses atrás, la asambleísta expulsada del bloque de Pachakutik había firmado, en su calidad de presidenta de la Comisión de Régimen Económico, un informe en el que defendía a capa y espada ese mismo contrato que hoy la escandaliza, se expresaba en los peores términos del gerente de Flopec que pretendió dejarlo sin efecto y recomendaba su renovación. Para que explicara tan flagrante y evidente contradicción, la defensa del presidente la llamó a comparecer (a ella, acusadora) en calidad de testigo. Y, con ella, a todos los miembros de la comisión.

Mireya Pamiño y aliados en el Pleno.

La acusadora recomendó delinquir

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En cuanto Neira arrancó el interrogatorio (que básicamente consistía en leer segmentos del informe firmado por Pazmiño y preguntarle si se ratificaba en esos contenidos) quedó claro que sería imposible cualquier intercambio racional de información sobre la base de los criterios elementales de la lógica formal. Pazmiño se aferró a una insólita respuesta: que ella no respondía por nada de lo estaba escrito en el informe que firmó pues todo el documento respondía a la información enviada por Flopec. O por lo menos es lo que se llegaba a entender en medio de su abismal incapacidad para hilvanar una frase en correcto castellano. Desmaño verbal que contrastaba con su agresiva arrogancia y la altura moral con la que despachaba frases ofensivas.

-¿Usted ratifica lo que acabo de leer?, preguntaba Neira.

-De acuerdo a lo que en ese momento fue la señora Pilar Ferri, y que dejó de ser gerenta el 30 de septiembre del año 2021 cuando fue el presidente Guillermo Lasso, ¿si?, enviaron esa información y la comisión, colegio, es un colegiado, tomó la decisión de aprobar esas conclusiones. ¿Algo más, señor abogado? -respondía Pazmiño confusamente pero llena de confianza en su propia superioridad.

Neira trató de mantener la calma mientras pudo. Su gran error fue deslizar una frasecita que un personaje como Pazmiño no podía dejar de utilizar en su provecho: “Vaya nomás agarrando bien el micrófono para que me conteste bien”, le dijo. Eso bastó para que ardiera Troya. “Frente a un irrespetuoso desesperado que defiende a un presidente inepto, indolente y corrupto, no respondo más”, respondió Pazmiño, indignada y a los gritos. La sincera carcajada con la que reaccionó Neira se perdió en medio de una algarabía de celebraciones correístas. Siguieron las intervenciones de los colegas de Pazmiño, tan indignados como ella por el inaudito, grosero, intolerable comportamiento del abogado del presidente y la pasividad con que el asambleísta Pedro Velasco, en ese momento encargado de la presidencia, le permitía ofender a tan digna, inocente y grácil dama. Así poco más o menos.

La serenidad volvió con la intervención de Fernando Villavicencio, que se dirigió a Pazmiño en términos y tono casi caritativos para recordarle, inadvertidamente, que ella, de materia petrolera, sabía poco o nada. La asambleísta, por supuesto, no reculó un centímetro. En cuanto a sus compañeros de la Comisión de Régimen Económico, los cinco correístas y socialcristianos que votaron a favor del informe de marras no aparecieron por la sala; los tres oficialistas que se abstuvieron sí estuvieron ahí, y contaron que, extrañamente, no se constituyó una mesa técnica para elaborar ese informe; y que la presidente Mireya Pazmiño estuvo especialmente interesada por su aprobación. Todo lo cual les da mala espina. Una de ellos, Blanca Sacancela, incluso pidió que todos los miembros de la comisión abrieran sus cuentas bancarias. Quizás todo resulte más sospechoso de lo que parece.

Asamblea- Pazmiño- Veloz

Cara y cruz de las estrellas del golpe

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Procuraduría hizo su parte

Por la mañana comparecieron el exprocurador Íñigo Salvador y su sucesor en el cargo, Juan Carlos Larrea. Explicaron que la cláusula de arbitraje internacional incluida en 2020 en el contrato con Amazonas Tankers no contaba con autorización de la Procuraduría. Y que la abstención de ese organismo a ejercer el control de legalidad de ese contrato se debía al hecho de que Contraloría ya había emitido su auditoría.