Naciones Unidas amplió hoy a 115 el número de víctimas, sobre todo mujeres y niñas, de abusos sexuales por parte de funcionarios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras agencias internacionales durante la respuesta humanitaria al brote de ébola de 2018 a 2020 en la República Democrática del Congo (RDC).

Al menos un tercio de los perpetradores (21 de unos 60 según informes anteriores) estaban ligados a la OMS, indicó en rueda de prensa la directora de la oficina de esta organización para la lucha contra los abusos, Gaya Gamhewage.

La responsable de esta oficina de la OMS añadió que 13 de las víctimas, ayudadas por servicios legales facilitados por Naciones Unidas, han llevado su caso a tribunales locales, aunque no dio detalles de los procesos por razones de confidencialidad.

Aunque no se ha publicado al completo qué agencias de la ONU y ONG estuvieron posiblemente involucradas en el escándalo, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) también reconoció en su día que uno de sus trabajadores estaba implicado y se sospecha que también pudo haber empleados públicos del Gobierno congolés.

El escándalo fue destapado en septiembre de 2020 por una investigación periodística llevada a cabo por las agencias The New Humanitarian y Reuters, lo que llevó a la OMS a iniciar una investigación interna que, un año después, admitió abusos por parte de al menos una veintena de funcionarios.

Responsables de Naciones Unidas indicaron que el número de víctimas, que ha ido aumentando en los últimos años a medida que han avanzado las investigaciones, podría seguir creciendo.

La identificación de las víctimas se ve sin embargo dificultada por la falta de acceso a las localidades donde viven, muchas de ellas en zonas apartadas o sacudidas por conflictos armados, y por el miedo de muchas personas que sufrieron abusos a padecer estigmatización social al hacerlos públicos.

La comisión de la OMS determinó que a algunas de las víctimas se les prometieron empleos a cambio de relaciones sexuales y también recibió denuncias de nueve posibles violaciones, así como extorsiones a mujeres que fueron obligadas a abortar tras sufrir los abusos.

Tras conocerse los resultados preliminares de la investigación, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, pidió en 2021 perdón a las víctimas, se declaró responsable de los "fallos en el sistema" que había evidenciado el caso y prometió reformas en la organización para evitar que estos sucesos se repitieran.

El brote del ébola declarado en RDC entre agosto de 2018 y junio de 2020 fue el segundo peor de la historia de esta enfermedad, ya que contagió a 3.400 personas, de las que 2.300 murieron.

Este brote y el escándalo de abusos relacionado con él se produjeron en las provincias nororientales congolesas de Kivu del Norte, Kivu del Sur e Ituri, una zona sumida desde hace más de dos décadas en un olvidado conflicto en el que intervienen milicias de la vecina Ruanda.