El método de compra más transparente, si cabe el término, es el del catálogo electrónico, que ya tiene definido el producto, el precio y los proveedores tras varios concursos o subastas inversas efectuadas. El problema es que, hasta hace dos años, la lista no contenía ni la tercera parte de los 671 productos que comprende el cuadro básico de medicamentos que deben utilizar las unidades médicas del sistema público.

El Ministerio de Salud afirma que el listado se ha incrementado y que hasta mediados de este mes suma 397. Eso es el 60 % del cuadro básico, lo cual permite un mayor empleo.

Salud afirma que el uso del catálogo electrónico este año les ha permitido ahorrar 45 millones de dólares “y mantener regularizado el abastecimiento de medicamentos como parte de acciones anticorrupción”.

Sin embargo, el objetivo de contar con el 100 % de abastecimiento de medicinas aún no se cumple. El promedio en mayo era de 80 %, aunque se esperaba llegar al 90 % en julio. Entre las que faltan estaban, sobre todo, los fármacos que piden los pacientes de enfermedades catastróficas y raras. Y otros que no tienen un proveedor local, los cuales Salud dice que los está adquiriendo por medio de compras internacionales y a través de organismos especializados como la OPS.

Con todo, la situación de Salud es mejor que la del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), que también forma parte de la llamada Red Pública Integral de Salud (RPIS).

Sus unidades médicas son las que más quejas generan de los usuarios por la falta de fármacos, insumos, reactivos, etc. Y también en algunos de sus hospitales es donde más casos de corrupción y anomalías se han denunciado en las compras y contrataciones, sobre todo en el contexto de la pandemia.

“El IESS y todas sus unidades de salud se anclan a los procesos enmarcados en la ley de compras públicas y su reglamento. Eso significa que los procesos internos en cuanto a preparatoria, precontractual y contractual están enmarcados en el reglamento, los pasos son los mismos”, afirma Francisco Mora, director del Seguro Social Individual de la entidad.

Sobre las anomalías en el Hospital de Durán o el de Valdivia en Guayaquil, publicadas por EXPRESO, Mora recuerda que existen unidades autónomas en su administración y tienen autoridades propias. “Entonces, nosotros como nacional lo que hacemos es monitorizar. Tras su alerta (la publicación) nosotros hemos pedido toda la información”, asegura.

Reconoce que existen personas naturales en los procesos allí mencionados, pero acota que quien valida y aprueba a todos los proveedores que participan es el Servicio Nacional de Compras Públicas (Sercop).

También acota que esas personas naturales tienen certificados autorizados de distribución de los productos por parte de los respectivos fabricantes.

Mora reconoce que desde afuera cuesta entender que un proceso de subasta inversa de fármacos lo gane un intermediario, “estoy de acuerdo con ello”, dice. “Pero si al momento en que se revisan los papeles, ves que tienen cartas de distribución de los propios proveedores, ahí ya no hay mucho que hacer”, reitera.