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Quisapincha. Manuel Cusquillo prepara una pieza de cuero sobre la que trabajará. Habita en medio páramo.Yadira Illescas

Manuel Cusquillo, el talabartero del páramo

Este artesano tiene 56 años y posee su casa taller a 3.500 metros

En el trayecto al cerro Casahuala, donde el viento siempre sopla con fuerza y el clima no pasa de los 15 grados centígrados, se encuentra a Manuel Cusquillo, quien se ha convertido en el talabartero del páramo. Habita en Illagua, situada a 3.500 metros sobre el nivel del mar con cerca de 500 habitantes que hablan más el kichwa que el castellano.

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Manuel aprendió esta actividad de la guarnicionería o talabartería en Ambato. Recuerda con cariño a su maestro Carlos Quisintuña hace más de 30 años, en la actualidad Manuel llega a los 56 años. Dice que trabajar con el cuero no es fácil, requiere de dedicación y en especial creatividad. En su pequeña casa de bloques, ubicada en una especie de mirador, tiene el taller donde elabora las guarniciones para caballerías y también la vestimenta de los chagras.

Manuel, a más de ser el artesano de los chagras y del páramo, también es una especie de profesor. Enseña a su familia y también a los jóvenes que se interesen por la actividad.

Jorge Poaloacín es uno de los jóvenes que acudió hasta Manuel para aprender del arte.

Le enseña con paciencia a cómo utilizar el cuero para las diferentes prendas.

Manuel es indígena. En el espacio que funciona como su lugar de inspiración tiene los moldes para las monturas, zamarros que ahora también vende para los grupos folclóricos, calzados y toda artesanía. Jorge asegura que no es fácil, pero cuando se tiene la habilidad el trabajo se hace con mayor prontitud.

Pese a estar en un lugar lejano de la cabecera cantonal, Ambato, provincia de Tungurahua, Manuel tiene clientes de diferentes lugares de la Zona Centro y el país. Asegura que se ha hecho conocer con las visitas a las diferentes ferias. A más del cuero también utiliza la piel del llamingo para brinda un trabajo de calidad.

El trabajo lo empieza a las 06:00 y culmina a las 18:00, pero se puede extender cuando la demanda es mayor. La materia prima la adquiere en Ambato y en muchas de las ocasiones junto a su mujer tratan el cuero en casa para hacer artesanías pequeñas como los látigos, correas y accesorios que utilizan los chagras, dice. Manuel lo que aspira es que la actividad no muera y que la conserven las nuevas generaciones.

Ocupación. Miguel Andrade elabora las monturas en su pequeño taller.

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Para el historiador tungurahuense Pedro Ortiz León, el arte de elaborar artículos de cuero para caballería, de manera artesanal, se pierde.

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A mediados del siglo XX los talabarteros empezaron a verse afectados por la creciente industrialización, al ver cómo los tractores y motocargueros empezaban a reemplazar el trabajo del hombre a caballo.Yadira Illescas

Menciona que en Tungurahua ya quedan pocos, dice que pese a que en lugares como Quisapincha se trabaja mucho en cuero, los artesanos más se dedican a elaborar otras prendas de vestir, mas no las guarniciones para los chagras o vaqueros.

Ocupación. Carlos Criollo, en su local en el Mercado Artesanal Guayaquil, realiza los cortes del cuero, entre todas las muestras que conserva.

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Contó que hace unos cien años, cuando no existía la carretera entre Ambato-Quisapincha, el caballo era el único medio de transporte para conectarse y en esos tiempos la talabartería era realmente indispensable y los artesanos realizaban diferentes artículos como : sillas para montar, zamarros, juetes y todo lo necesario para armar al caballo o mula.

“En la actualidad como el carro ha reemplazado a los corceles, el trabajo de los artesanos también merma y las nuevas generaciones no siguen sus caminos”, agrega Ortiz León.  

Elaboración

La estructura de una montura se inicia con el fuste elaborado con madera, luego se cubre con un cuero crudo templado para que la estructura sea maciza y resistente.

La elaboración de una montura tarda hasta tres semanas. Lo que requiere es de días soleados para domar la baqueta o suela que es humedecida. El cosido, el pretal y las retrancas deben ser fuertes para cabalgar.