La lucha de los sindicalistas: ¿han evolucionado los reclamos de los trabajadores?
Cuatro dirigentes y una socióloga reflexionaron, a propósito de sus demandas, cada Día del Trabajo
El escenario actual es adverso para el trabajo digno, sostiene Marcela Arellano, presidenta de la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales Libres (CEOSL). Otros sindicalistas coinciden con ella: José Villavicencio y Edwin Bedoya, dirigentes de la Unión General de Trabajadores del Ecuador (UGTE) y del Frente Unitario de Trabajadores (FUT), respectivamente.
La IA y las luchas de trabajadores
“Uno de los retos más grandes es la irrupción de la inteligencia artificial y, en general, de la tecnología. Han minado, golpeado y precarizado varias áreas laborales. Debemos buscar alternativas”, reflexiona Bedoya, de 60 años, quien trabajó como ensamblador de vehículos en Ómnibus BB y luego en General Motors, hasta que fue despedido tras 26 años de servicio.
En ese contexto, ¿han evolucionado los reclamos laborales? Frente a esa pregunta, Villavicencio responde: “Siempre nos critican, dicen que somos los eternos dirigentes con las mismas consignas. ¿Pero han mejorado las condiciones laborales? Cuestionen a los líderes de las cámaras. Dicen que ganamos sueldos dorados, pero nunca presentan pruebas”.
Villavicencio, de 43 años, es guardia de seguridad en la Universidad Técnica de Cotopaxi. Terminó la carrera de Ingeniería y actualmente estudia Derecho. Señala que la UGTE cumplió 42 años de existencia y ha tenido ocho presidentes.
Precarización laboral
A propósito del Día del Trabajo, Arellano subraya que a escala global está desapareciendo el Estado de bienestar, es decir el trabajo “decente, con derecho a la seguridad social”. También indica que las centrales sindicales han identificado un ataque explícito a los derechos laborales, a la libertad sindical y al derecho a la huelga. Incluso, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha visto reducidos sus recursos.
El IESS es el patrimonio de afiliados, pensionistas y futuros aportantes. Arderá Troya si no se no se oye a las organizaciones.
José Villavicencio
La persecución de los gobiernos
Bedoya recuerda que durante el gobierno de Rafael Correa se restringió el derecho a la organización en el sector público y a la contratación colectiva, “bajo el pretexto de eliminar supuestos privilegios”. También menciona que en esa época se crearon centrales de trabajadores paralelas y se desconoció como sindicato a la Unión Nacional de Educadores (UNE).
Sobre este punto, Andrés Quishpe, actual presidente de la UNE, asegura que siguen siendo el sindicato más grande del sector educativo, con más de 15.000 afiliados que aportan $4,70 cada uno. “Una organización no muere por decreto”, afirma, aludiendo a la revocatoria de su personería jurídica en agosto de 2016 (concedida en 1950) por presunto incumplimiento de estatutos, según el reglamento para organizaciones sociales. Una comisión liquidadora asumió entonces sus propiedades. Hoy, solo por la sede en Quito, adeudan al Municipio $70.000 en impuesto predial.
Desde el régimen de Correa, la UNE no ha podido paralizar clases como antes, cuando hubo huelgas de hasta tres meses. Quishpe indica que ahora recurren a otras formas de protesta, principalmente por mejoras salariales. En la actualidad, un docente gana en promedio 986 dólares mensuales.
Edwin Bedoya
¿Cuál es el valor de la protesta?
La socióloga Natalia Sierra sostiene que todos los gobiernos han perseguido y tratado de desarticular a las organizaciones sociales y sindicales. Recuerda el caso de David Almeida, trabajador petrolero afectado en este régimen. Lamenta que cada año se cuestione la legitimidad de las marchas por el Día del Trabajo. “Quienes tenemos un empleo formal, gracias a esas luchas, gozamos de derechos como vacaciones, seguridad social, cesantía y jornadas de 40 horas semanales, no de 120, como propone Elon Musk”.
Marcela Arellano asegura que toda movilización, por pequeña que sea, genera resultados importantes. Menciona que durante la pandemia, la Concentración Deportiva de Pichincha despidió a 56 trabajadores y, tras una huelga, fueron restituidos en sus cargos.
Ella, Bedoya y Villavicencio coinciden en que, tras años de lucha, se logró restituir el 40 % del aporte estatal al IESS. Sin embargo, ahora les preocupa que más del 70 % de la población esté en la informalidad.
También anunciaron que revisarán la propuesta de reforma a la jubilación patronal presentada por la ministra de Trabajo, Ivonne Núñez, ya que consideran que tiende a eliminar esa figura. Además, afirmaron que estarán vigilantes frente a cualquier reforma que afecte al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).
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