
“La ley no sirve para nada, Quito es tierra de nadie”: Manuela Gallegos
La exdirigente de La Mariscal cree que las autoridades deben tomar el control de la ciudad y hacer cumplir las normas
De todas las luchas que ha emprendido, Manuela Gallegos asegura que la única que no le ha generado frustración es la de La Mariscal, en Quito, que comenzó a finales de los años noventa. Con emoción recuerda todo el trabajo realizado junto a Fernando Garcés para organizar el sector. De haber tenido mayor respaldo de los alcaldes, habrían podido lograr aún más, dice convencida. A pesar de eso, valora la experiencia como un modelo de organización y gestión comunitaria.
Al preguntarle, ¿cómo ve a Quito?, responde: "Llegando a niveles inhumanos. Vi que se robaron el cerebro de una ambulancia de los bomberos, en el sur. Hace años, yo tenía mi hostal en la Juan Rodríguez, salía en la noche a algún restaurante y regresaba a casa. Ahora ni en auto salgo. Hace unos años, mi sobrina y su esposo fueron secuestrados; tuvieron que sacar dinero de cajeros, por seis horas. Hoy es peor, el país vive un caos por las bandas del narcotráfico, más la corrupción. No saldremos de eso sin arreglar lo social".
Ahora vive en Tumbaco. Pero cuando va al norte de Quito, le molesta el caos vehicular. "Veo que mi amada Mariscal está en absoluta agonía. Noto la angustia de quienes siguen luchando. No pasa nada, con un gobierno local tras otro. En el valle también hay un millón de problemas, como cuando voy al centro, algunas calles son un gran mercado".
¿Por qué Quito está así? "Porque aquí la ley se queda en el papel y nadie respeta nada. Hay falta de compromiso con la ciudad, con lo que es de uno. Cuando era chica se sentía que todos amábamos a Quito, había mingas y un consenso de la comunidad para ayudarnos unos a otros. Me parece que en los últimos 20 años empezamos a recibir a personas que no se han integrado a ese deseo. Hay que respetar las normas, que se hicieron para una convivencia pacífica y armónica. Si seguimos haciendo lo que nos da la gana, no avanzaremos".
¿En Tumbaco y en otras zonas de la capital identifica problemas similares?
En el centro de Tumbaco, las aceras también están llenas de ventas. Es un reflejo de la realidad económica del país, con mucho trabajo informal. Hay que resolver la situación económica de la población y además modernizar.
En otras partes del mundo me parece que las cosas son tan distintas. Estuve en Turquía y en las ciudades hay orden, silencio y servicios públicos funcionando. Acá es un caos total. En la puerta de la Administración Tumbaco hay parlantes y en todo Quito, mala educación y absoluta indiferencia de las autoridades.
¿Qué recuerda de la época en la que fue dirigente comunitaria en La Mariscal?
Es de las pocas cosas que recuerdo con agrado, la mayoría de mis luchas han sido frustradas. En la Alcaldía de (Jamil) Mahuad, Enrique Pérez era administrador zonal. No había la de La Mariscal, ese fue un logro posterior. Nos convocó, con una hoja de invitación, al Hotel Sebastian, y todos teníamos los mismos problemas. Claro, eran otras circunstancias. Compañeras como Gladys Paz y Lucy Combo se fueron... Estuve a cargo de algo, por primera vez.

¿Qué hizo?
Por meses, con Fernando Garcés visitamos casa por casa. En aquel tiempo se podía caminar por las calles de La Mariscal sin mucha preocupación. Con cada vecino nos quedábamos una hora. Avanzamos hasta la avenida 12 Octubre, Orellana, Patria y 10 de Agosto. Dividimos el sector en 10 subzonas, con un representante vecinal en cada una y así surgió el Consejo de La Mariscal.
¿Qué experiencia o lección obtuvieron de esa época?
Al darnos cuenta de que todos vivíamos los mismos problemas, vimos que unidos podíamos cambiar las cosas. Yo tenía un hostal en La Mariscal y me sentía comprometida. Para mi generación, esa zona fue el centro de nuestras vidas.
Si todo marchaba bien, ¿por qué se perdió?
Desgraciadamente, lo que logramos conseguir se perdió. Salí dos meses del Ecuador y se había formado el Comité Empresarial de la Foch. Después de Paco Moncayo dejaron que se destruya la otra organización. Teníamos alarmas en cada esquina y una red de vecinos. Pero se permitió que abran barsuchos de última, en casas. Había mucho ruido, enganchadores y todo cambió. Ninguna autoridad hizo respetar la ley.
Los robos de vehículos han aumentado en un 83 % hasta junio en relación al 2024, indicó un concejal. ¿Hace falta coordinación entre el gobierno local y el nacional?
El alcalde (Pabel Muñoz) es del correísmo y el presidente (Daniel Noboa), de ADN. Son opositores. Eso no debería importar porque tienen una obligación y una responsabilidad que cumplir, pero esos rollos diluyen todo.
Quito tiene la mayor tasa de desempleo. La situación se refleja en la venta informal. ¿Le compete eso al alcalde?
Manuela Gallegos
El Municipio se hace el loco y cree que debe dar empleo a los amiguitos y nada más. Cuando salgo, en la calle veo unas 20 infracciones flagrantes. Nadie hace nada, la ley no sirve para nada y por eso la gente es mal educada. Es tierra de nadie. El alcalde está sumido en problemas de su partido.
¿Quién debe hacer cumplir las leyes en Quito?
Las autoridades, que deben educar a la gente y controlar que se cumplan las leyes. Pero la corrupción hace que todo se haga por debajo. Hay indiferencia y falta de capacitación de las mismas autoridades que deben controlar.
¿Usted apoya la revocatoria del mandato al alcalde?
No. Pese a que soy crítica, es un ejercicio inútil. (Néstor) Marroquín, quien lidera eso, debería concentrarse en buscar quiénes podrían llegar a la Alcaldía en las próximas elecciones seccionales. Lo otro es gastar energías.
Contexto
La unidad de residentes y dueños de hoteles en La Mariscal le hizo creer en el poder del ciudadano para resolver problemas. Sin embargo, le parece que la autoridad debe encargarse de enseñar a la población que, cuando comete una infracción o ilegalidad, será sancionada, ya que “no somos ángeles ni perfectos, hacen falta multas”.
¿Quién es Manuela Gallegos?
En un par de semanas, Gallegos cumplirá 72 años. De padres ecuatorianos, nació en Venezuela y volvió a Quito cuando tenía un año y medio. Estudió Historia, entre otras cosas. Le gusta ser identificada como activista ciudadana. Escritora. Exdirigente de La Mariscal. Es una de las fundadoras de Alianza PAIS. Fue secretaria de Pueblos y Participación Ciudadana, pero se separó del movimiento en 2010.
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