
La cárcel o el infierno: la advertencia de las FF.AA. a cabecillas, ¿de qué depende?
Según expertos, más que una consigna, se trata de una advertencia de rendirse o enfrentar consecuencias letales
La frase “la cárcel o el infierno” pronunciada por el jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, General Henry Delgado Salvador, marca un punto de inflexión en el discurso del Estado frente al narcoterrorismo. Más que una consigna, se trata de una advertencia directa a los cabecillas de organizaciones criminales, en el marco de una nueva fase de ofensiva militar que busca recuperar el control territorial y restablecer la seguridad nacional.
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Desde enero de 2024, Ecuador vive un conflicto armado no internacional, declarado oficialmente por el presidente Daniel Noboa. La violencia vinculada al narcotráfico, la minería ilegal y el crimen organizado ha escalado en intensidad, provocando desplazamientos internos, crisis penitenciaria y una creciente militarización de la seguridad pública.
"La visita del secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, fortaleció la estrategia de lucha contra las mafias y el crimen organizado internacional. La eliminación de cabecillas es clave, porque debilita el accionar de los grupos armados. Esta fase implica intensificar operaciones para neutralizar a los narcoterroristas, con apoyo en la cooperación marítima y aérea con fuerzas estadounidenses", señala Wilson Goyes, coronel del Ejército ecuatoriano en servicio pasivo
En este escenario, el Ministerio de Defensa delinea una estrategia basada en tres ejes: ofensiva directa, fortalecimiento de la inteligencia y eliminación de objetivos. La frase “la cárcel o el infierno” sintetiza la postura del Estado frente a quienes lideran estructuras criminales: rendirse o enfrentar consecuencias letales.

¿De qué depende el desenlace?
Según fuente militar, el desenlace de una operación depende de múltiples factores:
- Nivel de resistencia armada por parte del objetivo.
- Inteligencia previa sobre ubicación, armamento y redes de protección.
- Condiciones del terreno y presencia de civiles.
- Capacidad de captura sin riesgo para las fuerzas operativas.
Es decir, para el analista en seguridad, Luis Cortez, “la consigna busca disuadir, pero también refleja una política de confrontación directa. Si el cabecilla se entrega, va a prisión; si responde con fuego, se activa el protocolo de neutralización”.
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La Constitución los tratados internacionales suscritos por el país establecen que el uso de la fuerza debe ser proporcional, necesario y respetuoso de los derechos humanos. Sin embargo, en contextos de conflicto armado no internacional, las reglas cambian: se permite el uso de fuerza letal contra combatientes armados, siempre que se respeten los principios del derecho internacional humanitario.
El penalista Julio Cueva advierte que “el Estado debe ser claro en sus protocolos. No puede haber ejecuciones extrajudiciales ni ambigüedad en el uso de términos como ‘infierno’. La legitimidad de la ofensiva depende de la transparencia y el respeto a la ley”.
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