
Indígenas: del comunitarismo de la Conaie al levantamiento de los individuos
Análisis| La Conaie está entrando en un proceso de individualización, opuesto al modelo híbrido de comunitarismo identitario
Lo que ocurrió en Otavalo entre el martes 14 y el miércoles 15 de octubre, cuando un grupo de dirigentes indígenas y el gobierno de Daniel Noboa acordaron un cese de hostilidades para iniciar un diálogo, fue una señal de cambio en la historia del movimiento. Por primera vez en 35 años, la representación de las comunidades indígenas, en un diálogo con el Estado, no la llevaba la histórica Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie).
En las imágenes que circularon luego del primer encuentro aparecían el ministro del Interior, John Reimberg, tres dirigentes indígenas y un párroco que sirvió como testigo de la reunión.
¿Qué tenían de especial estas fotografías? Sencillo: que luego de una reunión tan trascendente entre indígenas y representantes del Estado no aparecían los líderes nacionales de la Conaie que, actualmente, son su presidente Marlon Vargas y el presidente de la Ecuarunari, Alberto Ainaguano.
Pero ese acuerdo alcanzado en Otavalo, tras jornadas de brutales enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los protestantes indígenas, fue flor de un día: a las horas del anuncio otros dirigentes de comunidades locales, como por ejemplo Pacha Terán, otros de la Conaie y uno que otro del correísmo anunciaron que no abandonarían el paro y que éste seguiría.

Confusión por el acuerdo que luego desconocieron las bases
A la Conaie, era obvio, no le convenía que haya una pacificación en la zona porque eso es reconocer que su poder dejó de ser monolítico. Por eso, únicamente luego de que hubo la reunión en Otavalo salió la dirigencia nacional de la Conaie a desconocer el acuerdo, cuando en un comunicado publicado la mañana de ese mismo miércoles lo habían ignorado por completo. Otros grupos anunciaron que seguirían en el paro mientras no hayan conseguido cosas concretas.
Lo cierto es que el escenario se convirtió en un rompecabezas difícil de armar: ¿había acabado el paro o no, como se dijo? Que las protestas y las paralizaciones hayan continuado en Imbabura a pesar del anuncio del acuerdo (hasta el viernes 17 seguía siendo imposible viajar a Imbabura desde Quito) y que otras hayan aparecido en el Carchi y Loja parecen ser síntomas de que algo ha cambiado en la relación entre Estado y movimiento indígena: la Conaie ha perdido el monopolio de la representación de las comunidades, y otras dirigencias locales parecen querer disputárselo.
¿Qué está pasando en la Conaie?
¿Qué está pasando entonces? ¿Estamos asistiendo a un cambio en la relación entre el Estado y el mundo indígena? ¿Se acaba el paradigma del comunismo andino impulsado por Iza y el comunitarismo identitario de otros dirigentes anteriores?
El politólogo Andrés Ortiz Lemos dice tener una respuesta: el mundo indígena está entrando en un proceso de individualización, completamente opuesto al modelo híbrido de comunitarismo identitario que ha tenido la Conaie desde su fundación en 1986 y que, desde el paro de 2019, se radicalizó con posturas identificadas con el marxismo y que están representadas por el liderazgo de Leonidas Iza y que continúa, torpemente, con Marlon Vargas.
Los indígenas quieren trascender como individuos y ya no como piezas de un comunitarismo que no los representa y que sirve, por el contrario, a los sectores de la sociedad e incluso a muchos caciques locales, para manipularlos y utilizarlos.
“Están queriendo ser considerados como individuos”, dice y sostiene que lo que está ocurriendo ahora es algo así como la rebelión de las individualidades. Ese sentimiento, dice, se ha venido empollando durante ya varios años y, por eso, las nuevas generaciones ya no se sienten representadas por la Conaie: su discurso no tiene nada que ver con sus aspiraciones.
La factura del paro del 2019
Este divorcio entre el discurso de la Conaie y las posturas de los indígenas se agravó a raíz del paro de 2019 cuando la Conaie comenzó su lucha para derogar el decreto con el que Lenín Moreno retiró el subsidio a las gasolinas. Durante esos momentos, Leonidas Iza traicionó las convicciones ambientalistas que habían sido parte de las reivindicaciones del movimiento indígena y abrazó el de los combustibles fósiles baratos.
Ese momento la Conaie, que tradicionalmente sostenía un profundo rechazo a las actividades petroleras por causa de su discurso ambientalista, contradijo ese principio y se dedicó a apoyar el uso subsidiado de los combustibles fósiles.
Así, la Conaie retomó la tradición del sindicalismo ecuatoriano en torno a organizar paros nacionales por causa del precio de los combustibles. De esta forma fortaleció aún más aquel discurso relacionado con la izquierda radical, sostiene Ortiz Lemos, que ha escrito un artículo académico sobre este tema de algo más de 30 páginas, junto al rector de la Universidad de Chimborazo, el indígena Luis Alberto Tuaza.
Pues bien, aquello que se vio en la reunión de Otavalo no es un hecho casual sino que responde a un proceso en curso: el poder monolítico de la Conaie está siendo desafiado por dirigencias locales y por unas generaciones de indígenas que no se sienten más representadas por esa organización.
¿Este proceso es positivo o negativo? El politólogo cree que es positivo por las capacidades que los indígenas podrán desarrollar en el futuro, pero conlleva algunos riesgos graves. Entre esos está el caciquismo y el caudillismo que van a surgir.
Al fin y al cabo, la búsqueda de la individualización del mundo indígena puede ser usada por dirigentes locales que en su afán de trascender como individuos pueden convertirse en caciques que solo busquen manipular comunidades.
¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!
No te pierdas Politizados: Un Porche Cayenne en Isla Trinitaria