
Fito, extradición y violencia: ¿puede Ecuador contener la crisis?
Para analistas la fragilidad estructural del sistema penitenciario sigue siendo evidente
La reciente recaptura de José Adolfo Macías Villamar, alias Fito, líder de la organización criminal Los Choneros, ha reavivado un debate urgente: ¿está Ecuador preparado para enfrentar las consecuencias internas de su posible extradición a Estados Unidos?
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El 25 de junio, fuerzas especiales del Ejército y la Policía Nacional localizaron a Fito en un búnker subterráneo en Montecristi, Manabí. Su captura puso fin a una fuga de 17 meses, iniciada en enero de 2024, cuando escapó de la cárcel Regional de Guayaquil.
Su evasión desató una ola de violencia sin precedentes: motines simultáneos en siete cárceles, atentados con explosivos, secuestros y la toma de una estación de televisión en vivo. Ante la crisis, el presidente Daniel Noboa declaró un “conflicto armado interno” y ordenó la militarización de las cárceles y las calles.

Hoy, con Fito nuevamente bajo custodia en la prisión de máxima seguridad La Roca, el Gobierno ha iniciado el proceso de extradición a Estados Unidos, donde enfrenta siete cargos por narcotráfico y tráfico de armas.
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Un procedimiento que podría traer disturbios en las cárceles
Un funcionario del sistema penitenciario, que pidió mantener su identidad en reserva, expresó su preocupación: “La extradición puede ser vista como una traición por sus seguidores. Ya hay rumores de que se están organizando disturbios en varias cárceles”.
La socióloga y experta en seguridad Carla Paredes advierte que el Estado debe actuar con anticipación: “No basta con militarizar. Se necesita inteligencia penitenciaria, aislamiento efectivo de líderes y una estrategia de comunicación que desactive el mito del mártir”.
El ministro del Interior, John Reimberg, confirmó que Ecuador ha cumplido con los requisitos legales y que espera la solicitud formal de extradición por parte de Washington. “Fito se encuentra en un lugar seguro. Pero no podemos subestimar el riesgo de represalias”, admitió en rueda de prensa.
La preocupación no es infundada. Fito no solo lidera a Los Choneros, sino que mantiene influencia sobre facciones como Los Fatales y alianzas con carteles internacionales, como el de Sinaloa. Su poder se extiende desde las cárceles hasta las calles, controlando rutas de narcotráfico y redes de sicariato.
La pregunta de fondo es si Ecuador está preparado para enfrentar una nueva ola de violencia. La respuesta, según analistas, es ambigua. Aunque el Gobierno ha mostrado determinación, la fragilidad estructural del sistema penitenciario sigue siendo evidente. La reciente fuga de otro líder criminal, alias Fede, días antes de la recaptura de Fito, lo confirma.
Para Carlos Estarellas, analista internacional y exsubsecretario de Relaciones Internacionales, la comparación con Colombia es inevitable. “Allí, los narcotraficantes liderados por Pablo Escobar conformaron un grupo conocido como Los No Extraditables, cuyo objetivo era evitar que el país permitiera la extradición de sus ciudadanos. Esa postura derivó en una serie de acciones violentas contra la sociedad: asesinatos, atentados y hasta un ataque a la Corte Suprema de Justicia”, reseña. A su criterio, las reacciones son previsibles: “Podrían generarse no solo agresivas guerras carcelarias, sino también cualquier tipo de reacción violenta contra la sociedad”.

Acciones y decisiones ágiles
El próximo paso, según expertos, debería ser la pronta extradición de alias Fito. Así lo sostiene Esteban Santos, decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas, Políticas y de Relaciones Internacionales de la Universidad Hemisferios, quien considera que el país debe asumir con realismo la magnitud del problema.
También advierte que el sistema judicial ha demostrado ser vulnerable a la corrupción. “Se compran conciencias de fiscales, guías penitenciarios, jueces e incluso actores políticos. En cambio, el sistema judicial de Estados Unidos no permite ese tipo de interferencias. Y ese es, justamente, el verdadero temor de estas organizaciones criminales”, concluye.
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