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Consejeros de Participación Ciudadana
Consejeros de Participación Ciudadana, en una sesión reciente.Crédito: Cpccs

La elección de defensor público nos dice que los políticos no aprenden nada

ANÁLISIS. El caso del mejor puntuado para el concurso de esa autoridad retrata los cálculos de la clase política del país

Parecería que la clase política ecuatoriana no aprende de las lecciones que le da el país. Ni siquiera de las que han logrado sacudir la sensibilidad social, como por ejemplo la del caso Metástasis, en el que quedó expuesta la nauseabunda asociación que existe entre el crimen organizado dedicado al narcotráfico y los operadores políticos de los más diversos signos. Ahí, parecía que el país había llegado al límite. Pero al cabo de los meses parecería que todo quedó en el olvido, al menos para la clase política del país.

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Esta amnesia se hace evidente con el hecho de que está a punto de ser elegido como defensor público Daniel Frías. Se trata de una persona a la que se le ha descubierto, gracias al trabajo de la periodista de EXPRESO Sara Ortiz, vínculos con Xavier Jordán, relacionado a la red de Leandro Norero, y parece que la clase política no está dispuesta a hacer nada al respecto. Los vínculos se hacen evidentes desde que Frías compró, en un precio irrisorio, un Toyota Sequoia blindado negro que está vinculado a la red de Xavier Roldán y Leandro Norero, según los chats del caso Metástasis. Pero el caso no parece movilizar mucho a quienes tienen el poder de, al menos, ejercer algún tipo de resistencia institucional para que al casi seguro nombramiento de Frías Toral se lo estudie más. 

Al menos eso es lo que se desprende de las escasas declaraciones que han dado los miembros del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), que es el organismo encargado de la selección del nuevo funcionario.

Según una nota, asimismo de EXPRESO, lo que los consejeros han dicho, básicamente, es que ese es un tema sobre el que ya no pueden hacer mucho. En definitiva, nadie tiene mucho que decir. Tampoco han dicho ‘esta boca es mía’ los bloques más relevantes de la Asamblea, porque los asambleístas aseguran que esa no es función de ellos. En síntesis, es como si se avecinara una tragedia, pero nadie parece ser capaz de hacer algo. ¿No dizque Metástasis había cambiado al país?

Lo que la periodista Sara Ortiz encontró no es poca cosa. Todo se remonta a la historia del Toyota Sequoia blindado negro que el narcotráfico había conseguido para que lo tenga Ronny Aleaga (el operador político correísta del narcotráfico) y que se hizo célebre cuando Fernando Villavicencio lo público en redes sociales.

Cuando EXPRESO le preguntó a Frías sobre el carro, este dijo que no conocía a los antiguos dueños y que se lo había comprado a José Salinas Lindao, que había dejado el carro en un patio de vehículos usados en Guayaquil. 

La verdad es que Frías mintió porque tenía muchos vínculos con Salinas Lindao. De hecho, Frías y Salinas Lindao están vinculados por una serie de empresas en las que tienen participación desde hace más de 10 años. Eso permite pensar que más allá del precio irrisorio, en verdad Salinas no fue el real vendedor del vehículo. En efecto, ahora se sabe que ambos compartían oficina en Guayaquil. No solo eso, Frías y Salinas Lindao compartieron contador y correo electrónico.

El Sequoia blindado negro ya había estado envuelto en el caso Metástasis. En uno de los chats encontrados en el teléfono del fallecido narcotraficante Leandro Norero, se lee que él lo compró por pedido de Xavier Jordán para que lo use Aleaga. El carro fue puesto a nombre de una mujer, pero pronto se descubrió por una multa de tránsito que quien lo usaba era Xavier Jordán.

Salinas Lindao, quien de acuerdo con Frías fue quien le vendió el carro sin conocerlo, es accionista de una docena de firmas que él maneja y que están relacionadas con el despacho del virtual ganador del concurso. Sin embargo, nunca ha pagado impuestos. Según el propio Frías, en una entrevista en la revista Forbes, él vive en Estados Unidos, donde “tiene una alianza estratégica con una oficina en Florida con abogados asociados a través de la cual han representado a ecuatorianos residentes en ese país”.

Lo del carro no es la única sombra que recae sobre Frías. En 2023 el asambleísta Ferdinan Álvarez, cuando aún militaba en el correísmo, denunció que el anterior CPCCS había cometido el delito de asociación ilícita para nombrar a Frías.

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¿El país va a permitir que se nombre como defensor público a alguien cuya hoja de vida está llena de interrogantes? Si fuera por la clase política, seguramente sí.

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