
¿Qué pasa si no pagas tu tarjeta de crédito en Ecuador?
No pagar tu tarjeta en Ecuador aumenta los intereses, afecta el historial y puede terminar en un juicio
Tener una tarjeta de crédito puede ser una herramienta útil para manejar gastos, acceder a promociones o enfrentar emergencias. Sin embargo, cuando no se cumple con los pagos a tiempo, esta facilidad puede convertirse en una carga financiera difícil de manejar. En Ecuador, el impago de una tarjeta de crédito no solo implica intereses elevados y recargos, sino que también puede afectar el historial crediticio y limitar el acceso a futuros productos financieros.
Más allá de los efectos económicos inmediatos, el proceso puede escalar hasta instancias legales si no se toman medidas a tiempo. Desde llamadas de cobranza hasta demandas judiciales, las entidades financieras cuentan con mecanismos para recuperar la deuda. Por eso, es fundamental conocer cómo funciona este sistema, qué consecuencias conlleva y qué opciones legales existen para evitar que una deuda se convierta en un problema mayor.
¿Cómo funcionan las tarjetas de crédito en Ecuador?
Las tarjetas de crédito son una forma de financiamiento que otorgan bancos y cooperativas a personas que cumplen ciertos requisitos de historial crediticio. El asesor financiero Jairon Aguilar Morán explica que no es necesario tener una cuenta en la entidad emisora para acceder a una tarjeta: basta con pasar por un proceso de validación que evalúa ingresos, comportamiento financiero y capacidad de pago.
Los cupos pueden ir desde los $200 hasta montos más altos, dependiendo del perfil del solicitante. Una vez aprobada, la tarjeta permite realizar compras al contado (pago total al siguiente mes) o diferidas (pagos mensuales con intereses). Estos intereses suelen ser más altos que los de un crédito de consumo, oscilando entre el 10% y el 20% anual.
¿Qué pasa si no pagas a tiempo?
Cuando una persona no paga su tarjeta de crédito en la fecha establecida o no se paga el mínimo, se activan automáticamente cargos por mora, gastos de cobranza y recargos por intereses. Es un valor que se suma y va acumulándose junto con los otros valores de tu deuda.
“Lo ideal es pagar al menos el valor mínimo para evitar estos recargos”, explica Aguilar Morán. “Pero si ya se acumulan varios meses de impago, la deuda puede crecer rápidamente y volverse inmanejable” aclara también que es importante conocer cuanto se puede consumir mensualmente sin caer en una deuda que a futuro no se va a poder cancelar.

Opciones antes de llegar a la vía judicial
Antes de que la entidad financiera inicie un proceso legal, existen alternativas que el cliente puede solicitar: convenios de pago, novaciones, refinanciamientos o reestructuraciones. Estas opciones permiten reorganizar la deuda en cuotas más pequeñas y plazos más largos.
“Si ya no puedes pagar y el banco te bloquea el cupo, lo mejor es acercarte a negociar”, recomienda Aguilar. “Incluso hay plataformas en línea donde puedes solicitar una novación y ajustar tus pagos a tu capacidad actual”.
Además, el gobierno ecuatoriano ha implementado medidas de diferimiento temporal, que permiten postergar cuotas sin que se generen intereses adicionales, lo que puede ser una herramienta útil para quienes enfrentan dificultades económicas.
¿Qué ocurre si no se llega a un acuerdo?
Si el cliente no responde a las gestiones de cobro, la entidad puede escalar el caso a una firma de abogados. En primera instancia, se realiza una cobranza extrajudicial: llamadas, notificaciones y advertencias de demanda. Si no hay respuesta, se inicia un proceso judicial en el juzgado civil.
“Una vez que se entra en la vía legal, los costos se disparan”, advierte Aguilar. “Se suman tasas judiciales, honorarios de abogados, y la deuda puede duplicarse o hasta más, especialmente si ya era alta”.
En esta etapa, el juez puede ordenar medidas como la retención de fondos en cuentas bancarias o el embargo de bienes. Además, el historial crediticio del deudor se ve gravemente afectado, lo que limita su acceso a futuros créditos o productos financieros.
El impago de una tarjeta de crédito no solo implica intereses y recargos, sino que puede desencadenar un proceso legal costoso y perjudicial. Por eso, la recomendación es clara: actuar a tiempo, buscar acuerdos con la entidad financiera y evitar llegar a instancias judiciales. “Al banco tampoco le conviene ir a juicio”, concluye Aguilar “siempre es mejor negociar antes que litigar”.