Maíz
Una foto referencial sobre la cosecha de maíz en Ecuador.Archivo/Expreso

Maíz Vs trigo: el Consejo Consultivo busca bajar la tensión en la cadena productiva

El trigo ecuatoriano complementa la producción de maíz, aseguró el gremio de industriales Aprobal

En medio de la creciente polémica entre los productores de maíz y la industria de alimentos balanceados, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) convocó al Consejo Consultivo de la Cadena de Maíz Amarillo, Balanceados y Productores de Proteína Animal, una reunión que se realizará el 23 de diciembre de 2025, en Quito, con el objetivo de sentar a todos los actores de la cadena y abrir un espacio de diálogo técnico.

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La cita llega luego de las declaraciones de José Luis García, coordinador de la Defensa de los Agricultores, quien aseguró en una entrevista con Diario EXPRESO que el trigo importado estaría desplazando al maíz nacional, profundizando la crisis que atraviesan los productores del grano. Sus afirmaciones provocaron una inmediata reacción del sector industrial.

La Asociación de Productores de Alimentos Balanceados (Aprobal) rechazó esa lectura y aseguró que el trigo no sustituye al maíz local, sino que complementa la producción nacional, especialmente ante el déficit estructural de granos que enfrenta el país. Según el gremio, la industria ha cumplido, como cada año, con la absorción de la cosecha nacional.

Aprobal asegura que compra la producción de maíz

Aprobal sostiene que ya se ha comprado el 100 % de la cosecha grande de invierno y más del 90 % de la cosecha menor de verano. Los pequeños remanentes que aún quedan en el mercado, afirma, serán absorbidos progresivamente hasta febrero o marzo de 2026.

Las cifras explican el nudo del conflicto. La demanda anual de maíz y otros cereales del sector de producción animal —pollos, pavos, huevos, reproductoras y cerdos— asciende a 1,8 millones de toneladas métricas, mientras que la producción nacional disponible para este segmento se ubica entre 1,2 y 1,3 millones de toneladas. El resultado es un déficit estructural de entre 500 y 600 mil toneladas al año, según Aprobal.

A esta presión se suma el consumo de otros sectores. Aproximadamente 100 mil toneladas de maíz se destinan a la alimentación humana, doméstica e industrial, además del grano que los propios agricultores reservan para autoconsumo o como semilla reciclada. “La cosecha nacional tiene alta demanda y nunca sobra”, recalca la industria.

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Desde esta óptica, la importación de maíz y trigo no es opcional, sino indispensable para cubrir la demanda de granos amiláceos. Aprobal compara el debate con prohibir la importación de vehículos porque existen ensambladoras locales: “No se trata de reemplazar lo nacional, sino de cubrir lo que el país no produce”.

El gremio de balanceados ha insistido en que el camino para destrabar el conflicto es el diálogo técnico, con todos los actores de la cadena y con la participación del equipo técnico del MAG. Considera que solo en mesas formales se pueden transparentar cifras, contrastar información y construir acuerdos sostenibles.

Del lado de los agricultores, García ha advertido que la importación de trigo pasó de 150.972 toneladas en 2023 a 785.686 toneladas en 2025, y sostiene que una de las consecuencias es la menor compra de maíz local. Para el dirigente, esta situación refleja una falta de gestión acertada desde el Gobierno.

Con posiciones encontradas y cifras sobre la mesa, el Consejo Consultivo del 23 de diciembre se perfila como una prueba clave para descomprimir tensiones en una cadena estratégica para la seguridad alimentaria y la producción de proteína animal en el Ecuador. El reto será pasar del cruce de declaraciones a acuerdos técnicos que den certidumbre tanto al agricultor como a la industria.

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