Remesas Ecuador
Remesas. La tercera ola migratoria ecuatoriana ha elevado a cifras récord el envío de remesas, que hoy representan el 5,3% del PIB nacionalCanva

Impuesto a remesas: conoce las diez ciudades más afectadas de Ecuador

Un impuesto del 3,5% sobre las remesas enviadas desde EE.UU. por migrantes sin residencia legal podría afectar a ecuatorianos

La migración ecuatoriana ha vuelto a intensificarse desde 2021, dando paso a lo que expertos denominan la “tercera ola”. Según datos analizados por el ingeniero, Carlos Icaza, máster en Administración Financiera y Bancaria y profesor asociado de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), más de 100.000 ecuatorianos salieron del país solo en el primer semestre de 2024. En 2023, se estimaba que unos 800.000 migrantes ecuatorianos residían en Estados Unidos; hoy, esa cifra podría bordear el millón.

Este fenómeno migratorio ha disparado el envío de remesas. Según datos del Banco Central, al cierre de 2024 Ecuador recibió 6.539 millones de dólares, lo que representa un aumento superior al 20% respecto al 2023. De ese total, el 73,5% provino desde Estados Unidos, es decir, unos 4.804 millones de dólares; el resto llegó desde España y otros países. Este récord histórico tiene un peso significativo en la economía nacional, al representar el 5,3% del Producto Interno Bruto. Las provincias que concentran la mayor parte de este flujo son Guayas, Azuay, Pichincha y Cañar, que en conjunto reciben más de 4.600 millones de dólares y acumulan más del 70% del total nacional. Les siguen Tungurahua, Chimborazo, Manabí, El Oro, Loja y Cotopaxi.

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Sin embargo, el impacto real se percibe con mayor intensidad en las ciudades dentro de estas provincias. Cuenca, Azogues, Santa Rosa y Otavalo son algunos ejemplos donde el envío de remesas sostiene economías locales enteras. Se trata de microeconomías familiares que dependen de este flujo de dinero para cubrir necesidades como alimentación, salud, educación y vivienda. Por ejemplo, Cuenca recibiría alrededor de 900 millones de dólares anuales; Azogues, 460 millones; Otavalo, 365 millones; y Santa Rosa, 323 millones. Esta concentración revela la vulnerabilidad de muchas localidades ecuatorianas frente a cualquier alteración de este sistema.

Las ciudades más afectadas, según análisis de datos:

  1. Cuenca (Azuay) – Cerca de 900 millones de dólares anuales. Tradicional destino migratorio, sobre todo hacia EE.UU. y España.
  2. Azogues (Cañar) – Aproximadamente 460 millones. Alta proporción de familias que dependen de remesas.
  3. Guayaquil (Guayas) – Unos 445 millones. Aunque es una ciudad grande, hay sectores populares altamente beneficiados.
  4. Otavalo (Imbabura) – Recibe 365 millones, clave en economía local, especialmente en comunidades indígenas.
  5. Loja (Loja) – Cerca de 342 millones. Migración histórica hacia EE.UU.
  6. Santa Rosa (El Oro) – Unos 323 millones, en su mayoría para vivienda y salud.
  7. Riobamba (Chimborazo) – Alrededor de 321 millones, muchas familias rurales dependen del dinero enviado.
  8. Quito (Pichincha) – 318 millones, impacto menor comparado con ciudades pequeñas, pero aún significativo.
  9. Machala (El Oro) – 306 millones, afecta al comercio y microempresas.
  10. Ambato (Tungurahua) – 300 millones, economía intermedia sensible a reducción de consumo.

El impacto será desigual: las ciudades intermedias serán las más golpeadas

Aunque grandes urbes como Quito o Guayaquil tienen economías más diversificadas, ciudades pequeñas y medianas podrían experimentar una reducción crítica de su circulante, lo que afectaría al comercio minorista, las construcciones informales y el acceso a servicios. Icaza añade que  “esto va a ralentizar el consumo en sectores populares y podría llevar a un incremento del uso de canales informales de envío, afectando la trazabilidad y aumentando el riesgo de lavado de dinero”.

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El proyecto de ley, aprobado por la Cámara de Representantes de Estados Unidos y aún en revisión en el Senado, propone un impuesto del 3,5% para los migrantes que no posean ciudadanía ni residencia permanente. “Si una persona envía mil dólares, pagaría 35 dólares solo en impuestos, más entre 5 y 10 dólares por costos de transacción. Esto elevará significativamente el precio de enviar dinero”, advierte el analista.

La remesa seguirá, pero con menos fuerza

A pesar del nuevo impuesto, Icaza considera que las remesas no desaparecerán. “Muchos migrantes seguirán enviando dinero asumiendo los costos, porque sus familias dependen de ellos”, indica. No obstante, prevé una desaceleración en el crecimiento, influida no solo por el nuevo gravamen, sino también por factores como el endurecimiento del control migratorio, la caída de cruces por el Darién y el limitado acceso a empleos estables en EE.UU., especialmente para quienes llegaron recientemente.

El panorama se agrava con medidas migratorias más estrictas y deportaciones masivas. “Este freno no será inmediato, pero romperá la tendencia de crecimiento sostenido que vimos entre 2021 y 2024”, afirma Icaza.

Para el consultor financiero, la lección es clara. “No podemos seguir dependiendo externamente de estas remesas. Debemos fortalecer la economía local, crear empleo digno y consolidar los canales financieros formales para proteger a millones de familias que hoy sobreviven gracias al esfuerzo de quienes migraron”.

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