
Así se fijó el salario básico en $ 482, tras casi una década sin consensos
Tras un acuerdo tripartito el Consejo Nacional de Trabajo y Salarios determinó que el sueldo en 2026 suba 12 dólares
Después de casi diez años sin acuerdos entre las partes, el Gobierno, los empleadores y los trabajadores lograron consensuar el nuevo Salario Básico Unificado (SBU) para 2026 en Ecuador. El monto quedó fijado en 482 dólares, lo que representa un incremento de 12 dólares que entrará en vigencia a partir del 1 de enero.
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El acuerdo se alcanzó el lunes 15 de diciembre de 2025 en el Consejo Nacional de Trabajo y Salarios, un espacio tripartito que volvió a funcionar como mesa de negociación efectiva tras años en los que el Ejecutivo tuvo que definir el salario de forma unilateral. Esta vez, los datos técnicos y la voluntad política de las partes marcaron la diferencia.
Para la nueva fijación salarial, se recopiló información clave sobre la inflación proyectada para 2025 y 2026 del Ministerio de Economía y Finanzas; las proyecciones de crecimiento económico del Banco Central del Ecuador; los indicadores de empleo del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC); y los registros del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social sobre afiliados que perciben el salario básico. Con esos insumos, se evaluó un ajuste que buscara equilibrio entre el poder adquisitivo de los trabajadores y la sostenibilidad de las empresas.
Empresarios, Gobierno y trabajadores en consenso
El ministro de Trabajo, Harold Burbano, destacó que el consenso alcanzado refleja “el compromiso del país por avanzar hacia un modelo laboral equilibrado, donde las decisiones se construyen desde el diálogo y la corresponsabilidad de todos los actores”. Según el Gobierno, el incremento apunta a fortalecer el ingreso de los hogares, impulsar la productividad y generar estabilidad laboral.
Desde el sector empresarial, María de la Paz Jervis, presidenta de la Federación Nacional de Cámaras de Industrias del Ecuador, indicó a Diario EXPRESO que el acuerdo como un hecho positivo y poco común en la última década. Señaló que el consenso fue posible gracias a una actitud abierta de todas las partes y resaltó el rol del ministro como mediador, así como el liderazgo de representantes sindicales y empresariales.
Jervis subrayó que la negociación también implicó un proceso interno dentro del sector empleador, donde conviven realidades distintas. Recordó que para las pequeñas y medianas empresas un incremento salarial puede representar un impacto fuerte, por lo que fue necesario poner esas preocupaciones sobre la mesa. Aun así, dijo, primó la convicción de que el país necesita demostrar que es capaz de llegar a acuerdos desde la sociedad civil, más allá del gobierno de turno.
El acuerdo salarial de 2026 no solo fija un nuevo monto, sino que deja una señal política: el diálogo volvió a ser posible. Tras años de posturas rígidas y decisiones impuestas, las partes cedieron, escucharon y construyeron un consenso que no se lograba desde 2016. Para Jervis esto es un precedente que podría marcar el camino para los acuerdos que Ecuador necesitará en adelante.
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