
El campo reacciona al cambio del Ministro: la salida de Palacios y el reto de Vega
Los productores del agro cuestionan la gestión de Danilo Palacios y reciben con escepticismo a Juan Carlos Vega
La renuncia de Danilo Palacios como ministro de Agricultura abrió una nueva etapa para un sector que, desde hace años, acumula frustraciones, denuncias de abandono técnico y reclamos por falta de planificación. El presidente, Daniel Noboa, designó en su reemplazo a Juan Carlos Vega, exministro de Finanzas, una decisión que ha despertado inquietudes entre los productores, quienes cuestionan que el nuevo titular no provenga del mundo agrícola. Con el cambio, emergen nuevamente las deudas históricas que el agro reclama a cada ministro que pasa por el despacho.
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Un ministro cuestionado: “su gestión no beneficio más al agricultor”
Las críticas a la gestión de Danilo Palacios son contundentes. José Luis García, coordinador de la Defensa de los Agricultores, no escatima palabras:
“La gestión de Palacios causó desempleo rural, no tuvo capacidad técnica y se dedicó a fomentar su negocio bananero”, afirma. Según él, mientras la exportación de banano recibió beneficios, sectores como el arroz o el maíz cargaron con pérdidas millonarias. Sólo en arroz —dice— “nos hizo perder 70 millones de dólares en 2025”, y en maíz permitió la importación de 600.000 toneladas de trigo que afectaron la compra local.
García reconoce un único acierto en la gestión de Palacios: la reforma del Consejo Consultivo del Maíz, que abrió espacio para una representación más equitativa entre agricultores e industriales. Pero insiste en que el próximo ministro debe devolver el enfoque a los productos estratégicos, entre ellos arroz, maíz, papa, soya y trigo, para reconstruir empleo rural y avanzar hacia una soberanía alimentaria real.
La falta de información: un reclamo que se repite
El malestar no es nuevo. Adriano Ubilla, presidente de la Asociación de Producción Agrícola de Ciclo Corto, sostiene que todo el periodo de Palacios estuvo marcado por un problema estructural: “No había planificación porque no había datos. Nunca tenía la información”, recalca.
Asegura que el Ministerio trabajó sin estadísticas confiables: número de hectáreas sembradas, tonelajes, productores activos. Esa falta de información derivó en decisiones improvisadas, como la intención de importar maíz en plena cosecha de 2024. Fueron los propios productores quienes demostraron, con levantamientos de campo, que sí había suficiente grano.
Ubilla también cuestiona la importación de 600.000 toneladas de trigo en 2025, una cifra que supera ampliamente el déficit histórico del país. La decisión —dice— violentó la normativa, generó competencia desleal entre industrias y desató una guerra de precios en proteínas como pollo, huevo y cerdo. “Es uno de los peores periodos para el sector arrocero, maicero, papero y lechero”, sentencia.
El banano: enfermedades sin control y pocos avances
Aunque algunos líderes indican que Palacios solo gobernó para el bienestar del sector de los bananeros, los productores de esta fruta igual cuestionan la función del ministrosaliente.
Desde el sector bananero, las críticas no son menores. Franklin De la Torre, de la Federación Nacional de Bananeros, afirma que hubo “una gestión deficiente”, sin avances en asociatividad ni en control fitosanitario. Acusa que el país perdió el control de enfermedades, y que, en el caso del banano, se dejó sin fuerza institucional a la Subsecretaría de Musáceas, trasladando responsabilidades a un solo director.
Para el nuevo ministro, el sector plantea prioridades claras:
- Consolidar la asociatividad,
- Regular y racionalizar nuevas plantaciones,
- Mejorar la productividad con programas de fertilización y manejo técnico,
- Crear un fondo de contingencia bananero,
- Regular la oferta semanal para estabilizar precios.
El dirigente bananero, coincide en que el país necesita un programa agropecuario de largo plazo, donde el agricultor sea el eje central. Reitera que mejorar la productividad, equilibrar oferta y demanda y asegurar un pago justo por la caja de banano son condiciones mínimas para sostener a un sector que genera “3.700 millones de dólares al año y más de 300.000 empleos directos”.
Enfermedades sin respuesta: moco y Fusarium R4T
Segundo Solano, presidente de la Asociación de Bananeros Orenses, lamenta que no se haya preparado al productor frente a dos amenazas graves: el moco y el Fusarium Raza 4 Tropical. Reclama hermetismo en la información oficial y la ausencia de un programa integral de bioseguridad.
El dirigente recuerda que el precio mínimo de sustentación de 7,50 dólares por caja fue fijado antes del alza del diésel y antes de la confirmación del Fusarium, por lo que urge reabrir la mesa de negociación. También insiste en la creación de un fondo de emergencia fitosanitaria y créditos accesibles para productores afectados.
“El banano es la identidad y el sustento de más de 2 millones de ecuatorianos. No podemos seguir con respuestas tardías”, afirma.
Antes de que empiece el evento (09:00) fue abordado por Diario EXPRESO, para que indique si había sido nombrado Ministro de Agricultura y se limitó a indicar que hasta ese momento no había una información oficial que afirmara aquello.
Sin embargo, a media mañana de este mismo día apareció el boletín donde el presidente Daniel Noboa agradece a varios funcionarios entre ellos a Danilo Palacios y renglón seguido se menciona que Vega es el nuevo ministro de la cartera.
La designación de Vega no crea entusiasmo
La llegada de Juan Carlos Vega, exministro de Finanzas, no ha generado entusiasmo entre los representantes agrícolas como García y Ubilla.
Ubilla lo resume así: “El sector productor no se identifica con Juan Carlos Vega. No tiene experiencia en agricultura y en Economía su gestión no fue contundente”.
Los gremios temen que se repita la desconexión entre las decisiones del Ministerio y la realidad de territorio, un problema que, aseguran, se ha repetido en varias administraciones sin importar el ministro de turno.
El desafío: devolver dirección a un ministerio clave
Los líderes de agro coinciden en que el problema va más allá de un solo nombre. El agro ha cambiado de ministro tras ministro, pero las quejas se repiten: falta de datos, improvisación, decisiones sin sustento técnico, ausencia de control fitosanitario, conflictos de interés y políticas que —según los productores— favorecen a los grandes actores industriales.
El reto para Juan Carlos Vega será enfrentar un sector marcado por la desconfianza y por una crisis simultánea en arroz, maíz, papa, leche y banano. Las organizaciones productivas ya han puesto sobre la mesa una advertencia: esta vez no esperarán. Quieren planificación, transparencia, bioseguridad, precios justos y un Estado que los mire como lo que son: la base de la seguridad alimentaria y la ruralidad del país.
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