MANO DE EJECUTIVO ENTREGANDO DINERO O BILLETES A OTRA PERSONA.
El país requerirá $ 15.262 milllones en el 2026, según la proforma.Archivo / Expreso

Ecuador, atrapado en el círculo vicioso del endeudamiento

El próximo año, el 33 % de los ingresos que requiere el país vendrá de más endeudamiento, no de una producción real

Ecuador se prepara para enfrentar el 2026 con una verdad incómoda: necesitará endeudarse por $15.262 millones solo para mantenerse a flote. Es decir, más de $4.000 millones adicionales respecto a este año. Una estrategia que, si bien promete un ‘oxígeno’ momentáneo, lo condena a seguir en un círculo vicioso que impide su real crecimiento.

Según la proforma presupuestaria presentada por el Gobierno el pasado 31 de octubre, esos $15.262,54 millones que se requerirán de financiamiento representan el 33% del total de ingresos estimados para el próximo año. Se espera que casi la mitad de ese dinero —$7.830 millones— provenga de fuentes internas, mientras que $7.432 millones llegarían del extranjero (ver gráfico).

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Estos recursos servirán para cubrir el déficit fiscal, que para 2026 se proyecta en $5.413,80 millones, para asumir las amortizaciones (pago de capital de deudas) que ascenderán a $8.351,57 millones, y otros pasivos.

Jaime Carrera, director del Observatorio de la Política Fiscal, considera que se trata de una deuda cuantiosa para una economía que en 2026 apenas podría crecer un 1,8%. Para él, endeudarse para pagar deuda es insistir en “una nociva combinación que aumentará el stock de haberes ($83.000 millones a agosto de 2025) y el pago de intereses y amortizaciones de la misma”. Solo el próximo año, enfatiza, se deberán pagar $4.470 millones en intereses de deuda, superando lo asignado a Defensa Nacional, Policía, y los ministerios de Salud y Educación.

Pago de Bonos Global 2030

Un cronograma de pago de amortizaciones más exigente, debido a los bonos 2030, abonarán en la presión de esos compromisos, con $800 millones solo para 2026. Por ello, el desafío del Gobierno,dicen los analistas económicos, será asegurarse la mayor cantidad posible de recursos.

La alternativa inmediata, explica Fausto Ortiz, exministro de Finanzas, es pedir dinero prestado dentro del país o seguir recurriendo a organismos multilaterales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI). “Conseguir plata para pagar la amortización es casi 100% seguro. Seguramente van a recurrir a los mismos acreedores de siempre (FMI, CAF, China) para pagarles a ellos mismos. Eso siempre se consigue. La parte difícil será cubrir el déficit fiscal. ¿Será que lo logran o aumentarán los atrasos, que también termina siendo deuda?”, se pregunta Ortiz.

No obstante, los expertos advierten que la posibilidad de seguir financiando los déficits con nuevos créditos multilaterales empieza a limitarse. “Ya los organismos tienen un monto de deuda con Ecuador bastante elevado... hacia adelante será muy difícil que el país siga financiándose en los mismos niveles”, apunta Santiago Mosquera, decano de la Escuela de Negocios de la Universidad de las Américas (UDLA).

De ahí que el Gobierno, en su proforma, abra la posibilidad de regresar al mercado externo el próximo año para intentar colocar deuda. Pero todo dependerá del rumbo económico y de la caída del riesgo país (hoy en 700 puntos), que permitiría acceder a financiamiento más barato. Ecuador planea salir a los mercados internacionales con $3.000 millones en el último trimestre de 2026. Habrá que ver si lo logra y con qué tasas de interés.

“Si el riesgo país hoy está en 700 puntos, más 400 puntos del bono del Tesoro americano, ir al mercado significa conseguir dinero al 11%. Se necesitaría que el riesgo país baje a 500 puntos para obtener financiamiento al 9%, que sigue siendo alto”, dice Ortiz.

DependenciaEl próximo año, el 33 % de los ingresos
 que requiere el país
 vendrá de más endeudamiento,
no de una producción real.

Mosquera considera que esto último será todo un reto, tomando en cuenta la incertidumbre que la coyuntura política inyectará en el mercado. “Dependerá mucho de lo que ocurra con la convocatoria a Asamblea, con lo que se diga o se escriba en la nueva Constitución, y de cómo esos resultados sean refrendados por la población. Todo estará condicionado por el nivel de estabilidad política de aquí al año que viene”.

Un círculo vicioso

Las opciones siguen siendo limitadas. Pero, ¿cómo llegó el país a este círculo?

Para los analistas, la situación actual es el resultado de una política fiscal débil y un crecimiento económico bajo (por debajo de lo que crece su población), que han impedido al país encontrar mejores fuentes de ingresos para sostener su presupuesto.

Como estas condiciones no permiten aplicar una política tributaria más fuerte para la población, y recortar el gasto corriente es complicado por los costos que implica (despedir trabajadores públicos y compensarlos), la alternativa que queda es seguir endeudándose.

Urge perfilar la deuda

El monto de la deuda del país se ubica actualmente en niveles del 60% del Producto Interno Bruto (PIB), una situación aún controlable si se la compara con el 95% de otros países de la región con similar calificación de riesgo.

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Para Mosquera, lo más preocupante está en el perfil de esa deuda: “Tenemos mucha deuda doméstica y bonos que vencen en plazos relativamente cortos... Es el perfil de vencimiento lo que nos tiene atorados”.

Recurrir a una política integral de reestructuración de pasivos sigue siendo una tarea pendiente, al igual que reactivar la economía con nuevas fuentes de ingresos. Solo así se podrá dejar de abultar año a año el déficit fiscal, que obliga a endeudarse más y a restar recursos que podrían destinarse a educación, salud e infraestructura.

Hacer crecer la economía un 4 % es clave 

Para salir de esta trampa de endeudamiento, los analistas sugieren fortalecer la disciplina fiscal y orientar la expansión económica con mayor estrategia. Ecuador mantiene hoy tasas de crecimiento promedio del 2%, con un nivel de inversión de apenas 19% del PIB.

“Cuando Ecuador tenía niveles de inversión entre el 25% y el 28%, la economía crecía por encima del 4%. A eso debemos apuntar: a elevar las tasas de inversión, tanto del sector privado, doméstico como extranjero”, dice Mosquera.

Algo difícil de lograr si no se trabaja en seguridad política, regulatoria y tributaria, además de contratos de inversión y más acuerdos comerciales.

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