
Análisis estratégico: Políticos, suban el volumen
La llegada de Mamdani a la alcaldía de Nueva York deja varios mensajes para los políticos
El triunfo de Mamdani por la alcaldía de Nueva York deja varios mensajes para los políticos que desean ganar una elección en esta época. Al dirigirse en su discurso de la victoria al presidente Trump, de manera directa, e increparlo: “Suba el volumen, sé que me está escuchando”, encarnó la euforia de un electorado que se siente postergado. Su triunfo muestra que para ser escuchado no se necesita del insulto y la difamación, o la generación de miedo, sino entender las necesidades de sus electores y proponer soluciones sin necesidad de hacerlas digeribles para sus antagonistas.
Más allá de coincidir o no con su ideología o sus promesas, la campaña dirigida por Morris Katz fue un éxito y rompió los moldes de la comunicación electoral tradicional. Segmentaron sin temor y escogieron su ‘target’ con precisión. Mientras los manuales aconsejan “moderar el tono”, “buscar el centro”, “suma y no restes”, Mamdani optó por la autenticidad como estrategia y hablar con la intensidad que exige la necesidad de supervivencia en una ciudad muy cara.
Los ‘spots’ de la última semana fueron un manifiesto visual, él siempre en movimiento, visitando ‘bodegas’, hablando en diversos idiomas desde el ‘subway’ o marchando con simpatizantes por sitios icónicos de la ciudad. No se desenfocó jamás de sus propuestas ni dejó de sonreír a pesar de los ataques. Todo esto se resume en dos frases de su discurso de victoria: “Nos dijeron que esperemos nuestro turno. Pero la vida no espera. La renta no espera. El futuro no espera …no tenemos miedo de sonar fuertes. Tenemos miedo de callar”. Esa inversión del miedo -del miedo a perder al miedo a callar- definió el tono de la campaña. Su comunicación no quiso gustar, buscó sacudir.
Katz, el cerebro detrás de la matriz de mensajes creados a partir de “La vida no tiene por qué ser tan dura, Nueva York puede ser más asequible y es trabajo del Gobierno lograrlo”, aplicó una lógica de contraste absoluto. Mientras los opositores lanzaban piezas producidas con ‘look’ tradicional de TV, Mamdani apostó por el ruido y la textura. En TikTok y X, sus videos usaron cortes abruptos y memes políticos que alternaban ironía y rabia. El efecto: viralidad orgánica, identificación emocional y una sensación de movimiento colectivo que activó104 mil voluntarios que tocaron más de tres millones de puertas y realizaron más de cuatro millones de llamadas. Además de entrevistas en medios tradicionales realizó reuniones con nuevos medios y creadores de contenido para redes. Usaron con precisión quirúrgica la TV, incluso pautaron en Fox para revertir los mensajes negativos.
Los fondos de sus adversarios fueron escandalosamente superiores y en la semana final levantaron 85 millones de dólares para hacer una campaña negativa y bloquear su triunfo. No gana una elección quién más dinero invierte. Tampoco se puede soslayar que su contendor, Cuomo, enfrenta acusaciones de corrupción y acoso sexual; sumemos a esto el endoso de Trump que no lo ayudó. Él no es querido en Nueva York.
Interesante ver a Cuomo aceptar la derrota con sobriedad hablando como político del siglo XX y a Mamdani celebrar usando la estética política del XXI: espontáneo, frontal y profundamente emocional.
Mamdani y su equipo de estrategas demostraron que no solamente otra comunicación política es posible, sino que los códigos para obtener votos deben partir desde la convicción, no desde el cálculo y la prudencia para no contrariar al ‘establishment’. Sin duda esta campaña pasará a ser caso de estudio en facultades de comunicación y ciencias políticas.
¿Aprenderán nuestros políticos a decir lo que realmente piensan y sienten durante una campaña y arriesgarse a ganar siendo sinceros? Suban el volumen y escuchen la lección de Mamdani.
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