Campo
El sector agrícola no está preparado para un fenómeno de El Niño de gran magnitud.Archivo.

La agricultura, vulnerable y desprotegida ante el Fenómeno de El Niño

El Fenómeno de El Niño está cerca y el país da signos de no estar preparado. En el campo, la adquisición de un seguro y la capacitación son mínimas

La época invernal tiene al agro como su principal víctima. Más de 15.000 hectáreas de cultivos ya se han perdido en un invierno que aún no ha demostrado toda su furia. Según las predicciones meteorológicas, los peores efectos vendrán a fines de año con el Fenómeno de El Niño que podría ser igual de fuerte que otros años. La advertencia ya es una certeza, pero la incertidumbre se agudiza en un sector que se muestra desprotegido,    a donde difícilmente llega la ayuda estatal y donde no existe la cultura de asegurar las cosechas.

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Según el último reporte del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), hasta abril de este año, los efectos de las fuertes lluvias le dejan al país 15.247,27 hectáreas con pérdidas totales y 10.941,70 hectáreas con pérdidas parciales.    No obstante, hasta esa misma fecha, se había informado de 912 siniestros a los seguros que apenas cubrirían 2.323 hectáreas, lo que implica que la mayoría de las zonas afectadas no cuentan con este tipo de protección.

Si las cifras se analizan en un contexto más general la cobertura es mucho más endeble. Hasta el 30 de abril, 2.038 productores contaban con una póliza de seguro agrícola, subvencionada en parte por el Estado, que protegía económicamente de desastres a 8.735 hectáreas, pero eso es muy poco frente a las 5.2 millones de hectáreas que equivalen a la superficie dedicada a las labores agropecuarias en el país.

El MAG dice estar trabajando en fomentar la adquisición del proyecto Campo Seguro, una póliza puede ser contratada en las oficinas de las direcciones distritales    del ministerio, en la que el Estado subvenciona el 60 %. No obstante, para los expertos agrícolas, hay muchas cosas que se deben hacer para incentivar la adquisición de estas pólizas.

En Ecuador, el seguro agrícola empezó a adoptarse en 1981. Posteriormente, en el 2004, el entonces Banco Nacional de Fomento (ahora se llama BanEcuador) y la empresa Colonial Compañía de Seguros y Reaseguros celebraron un convenio para masificar su uso. No obstante, nada ha sido lo suficientemente efectivo para consolidar su uso y con ello tener una compensación económica.

El presidente de la Cámara de Agricultura de la II Zona, Kléber Sigüenza, explica a Diario EXPRESO que entre las razones que desincentivan su uso están los parámetros que muchas veces se establecen para activar la cobertura. Si se llegó a aplicar a una sustancia que no se debía emplear, el beneficio se invalida. Es decir, para tener ese tipo de protección, también hay que impartir conocimiento actualizado sobre cómo manejar un cultivo, una capacitación que es nula o deficiente en pequeños y medianos productores, los más vulnerables a los fenómenos naturales.

En el mercado, por ejemplo, hay ciertas aseguradoras que también dejan de considerar cultivos, donde se ha usado semilla no certificada o injertos.    Donde ha habido manifestaciones genéticas que afecten a la calidad del producto. O donde haya una mala aplicación de agroquímicos o cuando se siembra fuera de época. El deducible depende del tipo de cultivo del 15 % al 30%. Cualquier evento (siniestro) se debe notificar en un plazo máximo de 10 días.

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El seguro está disponible para más de 40 tipos de cultivos de ciclo corto y perenne, forestales y otros, como el arroz, el cultivo más afectado en esta época invernal, pero es un servicio que poco se emplea. Quienes recurren a asegurar sus siembras lo hacen en medio de un trámite o solicitud de crédito, porque la misma entidad financiera así lo exige. De lo contrario no lo tomarían, según lo explica un estudio    del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA). Esto pese a que, de acuerdo al análisis de IICA, que está publicado en Internet, los seguros agrícolas en Ecuador cubren heladas, granizadas, vientos huracanados, exceso de humedad, inundación, incendio, plagas y enfermedades incontrolables y sequía.

Cuando faltan pocos meses del temible Fenómeno de El Niño, el MAG dice ya haber iniciado actividades de prevención, respuesta y recuperación de cultivos para mitigar los efectos del clima. Las acciones se articulan con proyectos que incluyen la entrega de paquetes tecnológicos, la dotación de semillas, insumos, herramientas, fertilización, entre otros planes.

Sin embargo, en el campo, es otra realidad la que se observa. Hay dirigentes agrícolas que señalan que no han recibido la ayuda que requieren en este momento. “El seguro agrícola solo lo anuncian, pero no hacen una verdadera socialización. En el caso del banano lo que queremos es que el MAG haga respetar el precio de sustentación, porque no les pagan $ 6,50, sino $ 3, solo por esto hemos perdido $ 70 millones. Sin ingresos y sin crédito barato no podremos    hacer las obras de infraestructura para poder resistir las fuertes lluvias. Necesitamos unos 1.500 dólares por hectárea para hacer zanjas, canales y muros de protección”, enfatiza Franklin Torres, presidente de    Federación Nacional de Productores Bananeros del Ecuador (Fenabe).

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Torres teme que el Fenómeno de El Niño los coja sin protección, porque considera que muchas de las salidas que se proponen son “una quimera”. Desde la academia, también se tiene la misma preocupación. Juan Manuel Domínguez, quien tiene un doctorado en economía agrícola y es catedrático de la escuela de negocios, Espae, cree que en la situación actual el monitoreo y la alerta temprana son claves para establecer los mapas de riesgo    y vulnerabilidad. Pero eso no es lo único, añade el experto, ahora mismo el MAG debería estar trabajando en un verdadero asesoramiento técnico para que más gente se anime a adquirir un seguro y en el mejoramiento y manejo de la infraestructura de riego y drenaje.    “Eso es lo que aún estamos a tiempo de trabajar. Lo mismo en temas de incentivos fiscales se va requerir créditos más flexibles para que los agricultores salgan adelante”.