
Diana Salazar escribe una carta cargada de denuncias, agradecimientos y advertencias
Pide a la ciudadanía “permanecer vigilante para que las mafias no consigan desviar el curso de la justicia”
Diana Salazar Méndez presentó este martes 20 de mayo de 2025 su renuncia irrevocable tras seis años y un mes al frente de la Fiscalía General, una de las instituciones más decisivas en la lucha contra la corrupción y el crimen organizado en Ecuador. En una carta pública dirigida al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), Salazar hace un balance de su gestión, denuncia amenazas, y se despide con palabras de gratitud, firmeza y advertencia.
Una renuncia con memoria
Salazar inicia su carta destacando que fue la primera mujer afroecuatoriana en ocupar la Fiscalía General del Estado. “Después de casi dos siglos de vida republicana, el Ecuador tuvo por primera vez a una fiscal general perteneciente a un grupo históricamente discriminado”. Desde allí, traza una retrospectiva de los casos más emblemáticos que enfrentó durante su mandato: Sobornos 2012–2016, Reconstrucción de Manabí, Hospital de Pedernales, Diezmos, Las Torres y los más recientes y complejos: Metástasis, Plaga y Purga.
En su testimonio, la fiscal saliente admite haber subestimado el alcance de la corrupción y el narcotráfico. “Debo confesar que no imaginé hasta qué punto la corrupción, el narcotráfico y el crimen organizado habían penetrado en el Ecuador”.
Amenazas, intentos de juicio político y persecución
La carta también describe una constante campaña de hostigamiento, impulsada, según Salazar, por sectores vinculados al crimen organizado y a la política corrupta: “Por no comulgar con corruptos ni criminales, los ataques fueron constantes y despiadados (...) hasta conspiraron atentados”. Menciona el uso de ejércitos de troles, ataques racistas y machistas, y presiones políticas en la Asamblea Nacional.
Afirma haber enfrentado intentos de juicio político “sin fundamentos” y campañas para deslegitimar su labor. En respuesta, declara que se mantuvo firme “incluso poniendo en riesgo mi vida y la de mi familia”.
Reconocimientos y despedida
Salazar dedica buena parte del documento a agradecer al equipo de la Fiscalía, a la Policía Nacional, a los jueces probos, y a gobiernos extranjeros como Estados Unidos, Canadá, España, Reino Unido e Italia por su cooperación. También saluda a los ciudadanos que oraron por ella, a sus críticos “serios”, a sus amigos y sobre todo a su familia, que, dice, “soportó ausencias, desvelos, estrés y presión”.
Su mensaje final es directo y sin ambigüedades: “Me voy con la frente en alto, a sabiendas de que los mafiosos no me perdonarán haber desmantelado sus redes criminales (...) Desde el inicio de mi gestión he vivido bajo amenaza constante y he perdido la libertad de moverme con normalidad. Por ello, he tomado la difícil, pero necesaria decisión de radicarme fuera del país”.
Investigaciones en marcha y llamado a la ciudadanía
Antes de cerrar, Salazar advierte que ha dejado encaminadas investigaciones sensibles y pide a la ciudadanía “permanecer vigilante para que las mafias no consigan desviar el curso de la justicia”.
Con su renuncia, culmina un período de 2.235 días en los que Diana Salazar encabezó procesos judiciales que involucraron a expresidentes, altos funcionarios y operadores del sistema judicial. Su salida deja un vacío importante en la institucionalidad judicial del país, justo en un momento de alta tensión política y creciente influencia del crimen organizado.
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