
¿Deportación de colombianos pone en riesgo la venta de energía de Colombia a Ecuador?
El gobierno inició deportación de más de 800 reclusos colombianos como parte de una política de seguridad nacional
La reciente deportación masiva de ciudadanos colombianos desde Ecuador ha generado tensiones diplomáticas entre ambos países, lo que podría repercutir en áreas estratégicas de cooperación bilateral, incluida la venta de energía eléctrica.
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El gobierno ecuatoriano inició el proceso de deportación de más de 800 reclusos colombianos como parte de una política de seguridad nacional en el contexto del conflicto armado interno declarado en abril de 2024. La medida, considerada “unilateral” y “inamistosa” por Bogotá, ha sido objeto de una enérgica protesta por parte del Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia.
Aunque hasta el momento no se ha confirmado una afectación directa en los acuerdos energéticos entre ambos países, Esteban Santos, experto internacional señaló que la decisión de Ecuador de ejecutar deportaciones unilaterales sin un protocolo bilateral podría tener consecuencias diplomáticas de largo alcance. “Este tipo de acciones, al margen de los convenios vigentes, debilitan la confianza entre Estados y pueden derivar en retaliaciones o medidas espejo que afecten acuerdos existentes, incluida la venta de energía eléctrica". Colombia es uno de los principales proveedores de energía para Ecuador, especialmente en temporadas de baja generación hidroeléctrica.

La energía es uno de los sectores más sensibles en la cooperación Ecuador - Colombia
Por su parte, Andrés Nieto, Director Observatorio de Seguridad de la Universidad Central de Colombia subrayó que este tipo de crisis diplomáticas requieren una gestión cuidadosa para evitar que escalen a otros ámbitos. “Cuando se rompen los canales de coordinación diplomática, se pone en riesgo la estabilidad de acuerdos técnicos y comerciales. La energía es uno de los sectores más sensibles, ya que depende de la confianza mutua y la continuidad operativa.
Ambos expertos coinciden en que, si bien no hay una amenaza inmediata sobre el suministro energético, el deterioro de las relaciones bilaterales podría afectar futuras negociaciones, inversiones conjuntas o incluso la voluntad política para mantener los actuales flujos de energía entre Colombia y Ecuador.
El presidente Noboa defendió la legalidad del proceso de deportación, argumentando que mantener a mil presos extranjeros en cárceles ecuatorianas representa una carga para el sistema penitenciario y social del país. Por su parte, Colombia denunció la falta de protocolos adecuados para garantizar el respeto de los derechos humanos de los deportados, muchos de los cuales podrían quedar en libertad al ingresar a territorio colombiano sin que se haya verificado su situación jurídica.
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La tensión diplomática se produce en un momento crítico para la región, marcada por desafíos energéticos, migratorios y de seguridad. Analistas consultados señalan que, si no se restablece el diálogo bilateral, podrían surgir obstáculos en proyectos conjuntos, como el intercambio de energía, la interconexión eléctrica y la cooperación en infraestructura.
Por ahora, ambos gobiernos mantienen canales diplomáticos abiertos, aunque la situación exige una pronta resolución para evitar que las fricciones políticas escalen hacia ámbitos económicos y estratégicos.
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