De cada diez jóvenes del Ecuador en edad universitaria, solo cuatro estaban matriculados en 2022 en alguna institución de educación superior del país, sea pública o privada.

Así lo establece un informe de la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt), enviado como insumo al Consejo de Educación Superior (CES). “En 2022, de los 2’201.163 jóvenes en edad escolar, se matricularon 898.689, dando como resultado una tasa bruta de matrícula del 40,83 %, la cual creció ligeramente con respecto al año anterior”, precisa.

Esas cifras a su vez son tomados de la base del Sistema Integral de Información de la Educación Superior (Siies), que concentra todos los datos y estadísticas facilitadas por las universidades, escuelas politécnicas e institutos técnicos y tecnológicos superiores del país.

Para tener una idea de qué implica esa tasa de matrícula universitaria del 40,83 % y cómo se ubica Ecuador en ese aspecto en relación con otros países, habría que indicar que en el llamado ‘primer mundo’, ese porcentaje es como mínimo del 80 %. Esto es, ocho de cada diez jóvenes.

En América Latina, la tasa se acerca al 60 %, según cifras de la Unesco, también de 2022. Es decir, Ecuador está a la mitad de la tasa general de los países desarrollados y también por debajo de la media de la región.

No obstante, a manera de consuelo, hay que resaltar que en 2016 la tasa de matrícula universitaria era de 30,13 % en Ecuador. Esto significa que ese porcentaje aumentó más de diez puntos en los últimos siete años.

Un incremento que, sin embargo, si se analiza por provincias, no ha sido homogéneo. “A nivel de provincias, la tasa bruta de matrícula más alta se registra en Pichincha, Bolívar y Loja, con el 53,31 %, 48,77% y 48,60 % respectivamente; y la más baja en Morona Santiago, con 18,99 %, y Esmeraldas, con 23,42 %”, precisa el informe, que le sirvió al CES para el análisis de la fórmula de cálculo de la distribución de recursos a las universidades que reciben fondos estatales para 2024.

En general, según esos datos que se reproducen en el gráfico adjunto, las provincias amazónicas de Morona Santiago, Sucumbíos y Orellana están entre las de menor, además de Esmeraldas, Los Ríos y Santa Elena, en la Costa. En Guayas es de 39,56 %.

Esto se corresponde o tiene como una causa la falta o escasa presencia de universidades públicas y de carreras profesionales en esas regiones, como también lo informó este Diario en una publicación anterior.

“El país tiene un déficit de universidades para el universo de bachilleres que se gradúan cada año”, dice Jimmy Candell, quien se desempeñó como rector universitario y fue asambleísta por Santa Elena.

No obstante, por su experiencia en ambos campos, advierte que crear una universidad pública no es tarea fácil. A su criterio, una opción más viable es la apertura de más institutos técnicos y tecnológicos, que incluso pueden ofrecer opciones profesionales más prácticas y pertinentes para esas regiones y son también de tercer nivel.

Considera que las universidades están al tope de sus capacidades no solo por su propia responsabilidad social, sino también por la presión que han ejercido los gobiernos de turno para que aumenten su oferta de cupos como una forma de atajar la gran brecha con la demanda.

El académico Fidel Márquez, integrante del Consejo de Educación Superior (CES), también destaca la importancia que tiene para un país una mayor tasa de matrícula universitaria, pues es un indicador de que se tiene una población con mejor preparación.

Márquez también defiende que el CES ha impulsado la creación de sedes alternas, extensiones universitarias, centros de apoyo académico; y ha aprobado nuevas carreras y programas, con el fin de ampliar la oferta de educación superior en el país.

El informe de la Senescyt indica que en 2022, en las 30 universidades y escuelas politécnicas públicas se matricularon 466.245 alumnos, “esto es 3,40 % más con respecto al 2021, evidenciando el esfuerzo de las instituciones por aumentar el acceso de jóvenes al sistema de educación superior público”.

Las que más aumentaron su matrícula fueron la Universidad Estatal de Milagro (Unemi), con 41,60 %; la Universidad Península de Santa Elena (UPSE), con 14,91 %; y la Universidad Estatal Amazónica (UEA), de Pastaza, con 14,06 %.

El sector de ingresos más altos es el que más mejoró su acceso

En un reporte de 2020, previo a la pandemia, la Unesco resaltaba un incremento general de matrículas universitarias. Pero advertía que, pese al panorama general positivo del aumento promedio en los niveles de matrícula en todo el mundo, no todos los segmentos de la sociedad se benefician de igual manera de la educación superior. “

Sigue habiendo diferencias significativas en el acceso, en particular según los grupos de ingresos. La población más pobre sigue rezagada, con un 10 % de acceso a la educación superior en 2018 en comparación con el 77 % del sector de mayores ingresos en ese mismo año”, decía.

En cuanto al aumento, agregaba la Unesco, los grupos de ingresos bajos y medio-bajos han duplicado con creces sus tasas de matriculación desde 2000, pero su aumento fue moderado en términos de puntos porcentuales. El grupo de ingresos medio-altos fue el que se benefició del mayor aumento: triplicó con creces su tasa de matriculación, con un incremento de 35 puntos porcentuales.

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