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Glas en línea
Conductor. Jorge Glas ahora tiene programa de radio para lavarse la cara, atacar al neoliberalismo y burlarse del candidato Daniel Noboa.Captura de video

Jorge Glas: Un convicto aterriza en la campaña

Perlas de campaña: el exvicepresidente Glas estrena programa de radio. Son 60 minutos de campaña negativa, propaganda correísta y lavado de imagen.

Interminables y plañideras alocuciones sobre las desgracias de seis años de neoliberalismo; dudosas demostraciones de que con Correa estábamos mejor, de las que se omiten sistemática y deliberadamente las complicaciones posteriores por fallas de origen; permanente reprobación (rayana en burla sangrienta) a las ofertas de campaña y los planes de gobierno de Daniel Noboa… Con este repertorio y la complicidad de un invitado al que supuestamente entrevista pero que no hace sino tocarle el arpa, el convicto Jorge Glas aterriza en la campaña electoral convertido en conductor de su propio programa radial: ‘Glas en línea’, emitido por Radio Sonorama de Marcel Rivas y retransmitido por Radio Morena del inefable Guacharnaco. ¿El único espacio mediático de un delincuente sentenciado en todo el mundo? No, también está el programa de entrevistas del expresidente prófugo en el canal de Putin. Ecuador vuelve a batir récords indeseables.

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‘Glas en línea’ no quiere ser, contra lo que se podría suponer, un programa político. Su objetivo es tratar los grandes temas nacionales (“temas que son de profundidad”, dice su conductor) pero por encima de las mezquindades de la lucha por el poder. Esas, al menos, son las intenciones declaradas. Lo que pasa es que luego el exvicepresidente empieza a hablar y no se resiste: “Perdónenme, esto no iba a ser un programa político pero…”; “Yo hago un enorme esfuerzo por no llevar esto al tema político pero…”; “Es muy difícil mantenerse lejos de las pasiones políticas que me embargan…”. Tanto repite el exvicepresidente convicto este tipo de razones que hasta el escucha menos perspicaz termina por convencerse de que ‘Glas en línea’ es un programa político en toda regla.

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Otro tema que no quiere tocar el exvicepresidente convicto son sus años en prisión, él no está aquí para hablar de sí mismo. Pero tampoco se resiste: “Cuando estaba preso, pero no quisiera hacer de eso un tema...”, empieza diciendo. Y luego: “Recuerden que yo estuve siete años en el bote”. Y para terminar: “después de 16 años de vida pública y de haber estado en ‘canadá’”… Queda claro que ‘Glas en línea’ no solo es un programa político: es un programa para victimizarse. Y se estrena, entre alegatos de inocencia, el mismo día en que a su conductor se le formulan cargos por peculado en el caso de los fondos por la reconstrucción de Manabí. Qué se le va a hacer: a Glas se le pueden estar formulando cargos nuevos cualquier día.

El invitado de su programa inaugural es el fiel servidor del correísmo Miguel Calahorrano, gurú del sector eléctrico durante el gobierno del prófugo. En enero de 2021, Calahorrano se jactó de que la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair “está más operativa que nunca”; en octubre de 2022 dijo que ninguna persona en sus cabales recibiría esa obra con todas las fallas que tiene; y ahora, en el estreno del programa de su jefe, asiente con convicción cuando Jorge Glas, con fingido fastidio, se saca de encima el problema de un plumazo: “¿Tiene fisuras? ¡Que las arreglen!”. Por la jeta.

Sobre lo bien que quedó el sector eléctrico al final de su gobierno hablan el conductor y su invitado, sobre el desastre causado por seis años de neoliberalismo, sobre la inutilidad manifiesta de Lenín Moreno y Guillermo Lasso: “Ni siquiera fueron capaces de terminar Toachi Pilatón”, se indigna Glas, olvidando que ese contrato tuvo que ser unilateralmente suspendido porque la compañía china con la que él hizo negocios dejó un túnel de carga mal hecho, estructuras con deformaciones y desprendimientos, taludes inestables, pantallas de impermeabilización irregulares... De eso no se enteró, estaba en cana. Y arremete contra Daniel Noboa, de cuya propuesta de almacenar energía se pasa burlando durante 60 minutos.

En suma: un programa de campaña a cargo de un delincuente convicto a quien un juez de Yaguachi devolvió sus derechos de participación política pasándose la Constitución por el forro. No se lo pierda: “mañana hablamos sobre el fenómeno de El Niño”.

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Una terapia de shock

“Disculpen si me vuelvo muy técnico, ya parece esto sabatina”, se traiciona en un momento dado el exvicepresidente Jorge Glas. Su programa de 60 minutos de duración, que se transmite de lunes a viernes, es efectivamente un tratamiento de shock sabatino para acompañar la campaña de Luisa González. Con un importante detalle: a Luisa González ni se la menciona.

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