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Niños y adultos mayores de Latacunga y Pujilí, volaron por primera vez en un avión. Esta experiencia lleno de emociones a los participantes.GLORIA TACO/ DIARIO EXPRESO

¿Cómo los Vuelos para la Alegría emocionaron a niños de Latacunga y Pujilí?

Tras cinco años la FAE reactivó su programa social que permite a niños vivir la experiencia de volar por primera vez

El sol apenas asomaba entre las montañas cuando el imponente Hércules C-130 se preparaba para despertar los sueños. Después de cinco años de pausa, la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) reactivó su programa “Vuelos para la Alegría”, una iniciativa que abre el cielo a quienes, por razones económicas o geográficas, jamás imaginaron subir a un avión. La pista del aeropuerto de Latacunga se transformó en un escenario donde el asombro, la emoción y la esperanza caminaron de la mano.

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Un total de 200 niños de Latacunga y Pujilí, acompañados por 10 adultos mayores del Instituto Estupiñán, aguardaban con los ojos muy abiertos y el corazón acelerado. Para muchos, este fue el día más importante de sus vidas.

Diego Vargas, un niño de Sarahusha, parroquia Zumbahua. Llevaba días inquieto desde que supo que iba a volar. “La noche anterior no pude dormir”, confesó con una sonrisa nerviosa. Ya dentro del avión, mientras el Hércules ascendía entre las cordilleras, Diego observó cómo todo se hacía pequeño: las casas, los caminos, las montañas. “Me sentí como un cóndor”, dijo. Y con la seguridad de quien vio su sueño hacerse realidad, añadió: “De grande quiero ser militar y manejar aviones como estos”.

Para su parte, Luis Estrella, dijo que la emoción era difícil de describir. “Nunca vivimos algo así, nunca lo soñamos, pero hoy nuestros hijos van a tener una historia”. Recordó las palabras de su pequeño: “Papá, quiero volar como los pajaritos”. Ese deseo lo impulsó a acompañarlo sin dudar. “Desde arriba verán nuestra tierra, nuestras casas. Para nosotros, los padres, esto es un orgullo inmenso”, expresó mientras observaba el despegue.

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Los niños esperaron con curiosidad el momento para poder abordar el avión.GLORIA TACO/ DIARIO EXPRESO

Osvaldo Guamán, docente de la Unidad Educativa Sarahusha, compartió que incluso llegar al aeropuerto ya era un acontecimiento extraordinario para los estudiantes. “Venimos de una comunidad lejana. Para los niños, estar aquí es magnífico. Imagínese lo que significa volar… les abre la mente, les cambia la vida”, afirmó. Participaron estudiantes desde primero de básica hasta décimo año, acompañados de sus tutores y padres de familia. “Incluso nosotros, los docentes, nunca vivimos algo así. Estamos muy agradecidos con la FAE”, añadió.

¿Los sueños se cumplen?

El teniente coronel Marlon Rojas, comandante del Ala de Transportes N.º 11, explicó que “Alas para la Alegría” nació para recordar a los niños que “los sueños se pueden hacer realidad sin importar su origen o condición”. Para la FAE, esta jornada es también un acto de reconocimiento hacia las comunidades andinas. “Es una época de agradecimiento —dijo— y queremos recordarles que la Fuerza Aérea siempre está pendiente de su pueblo, sobre todo de los niños”.

Mientras los vuelos avanzaban, cada aterrizaje era una fiesta: sonrisas amplias, abrazos, miradas sorprendidas. Los adultos mayores también vivieron su propio momento histórico. Muchos nunca habían salido de sus comunidades; ver la provincia desde el cielo les provocó lágrimas y una mezcla de nostalgia y gratitud.

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Con la ayuda de soldados de la Fuerza Aérea los adultos mayores del Instituto Estupiñan vivieron su experiencia de surcar los cielos.GLORIA TACO/ DIARIO EXPRESO

El programa continuará su ruta solidaria. La próxima semana, la FAE visitará Zumbahua para entregar víveres, enseres y juguetes recolectados voluntariamente por su personal. Además, el 10 de diciembre, la Base Aérea Simón Bolívar de Guayaquil replicará la experiencia para 350 niños de sectores rurales de Durán.

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