Quito

La solidaridad y el amor se desbordan en estas fechas

Madres adolescentes, niños de comunidades rurales y personas de escasos recursos reciben ayuda en estas épocas Los voluntarios dan con alegría

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Casa Hogar. Uno de los niños que vive en Casa Elizabeth recibe un carro de regalo. Esta institución ayuda a madres adolescentes solas o víctimas de violencia sexual.Ángelo Chamba / Expreso

Apenas es un carro de plástico, pero para Pepe, de tres años, es un sueño hecho realidad. Sus pequeñas manos no pueden sacarlo de la caja. Pronto encuentra ayuda en los adultos que lo rodean. La emoción se apodera de él cuando el pequeño juguete, liberado del envoltorio, rueda por el patio. ¡Es Navidad!

Tiempo de compartir, tiempo de ser solidario. Son palabras que quizá en otros meses quedan flotando en el aire, pero en diciembre todos quieren compartir. Desde familias que se unen para dar de comer al hambriento, iglesias que festejan con los que más necesitan, hasta empresas privadas que separan algo de sus ganancias. Unos lo llaman magia, otros “el espíritu de la Navidad”, lo cierto es que todos quieren compartir.

Con ese objetivo llegó el martes 21 de diciembre una delegación del colegio Saint Patrick, ubicado en Ponciano, a la Casa Elizabeth.

Este hogar acoge a madres adolescentes que se encuentran solas o que han sufrido violencia sexual, por lo que su nuevo hogar y su nueva familia son otras chicas, sus bebés y las familias que las cuidan.

“Su valor y su entereza a la hora de afrontar un embarazo es motivo de celebración y más aún en Navidad cuando recordamos el valor de la solidaridad”, dice Francisco Bermeo, rector de la institución.

Para unos bebés es su primera Navidad. Son tan pequeños que no entienden el significado de la festividad cristiana. Pero quienes sí se emocionan hasta las lágrimas son sus madres, que nunca antes de llegar a Casa Elizabeth habían recibido regalos o comido pavo.

Los estudiantes de Saint Patrick reciben, además de los regalos, víveres, ropa y kits de aseo, ya que el colegio buscó apoyo de la empresa privada para apoyar a esta casa hogar.

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Los ojos de una de las jóvenes se abren de par en par cuando encuentra en su kit de aseo un jabón para ropa. “Por fin tengo uno para mí”, exclama entre risas. Son las pequeñas cosas las que las más significado tienen.

Para María Fernanda Beltrán, directora de Casa Elizabeth, lo importante está en el gesto, más que en el valor de los productos o en la cantidad.

“Sus vidas son especiales porque ustedes son valientes. Hay muchas personas que se preocupan por ustedes, las quieren y desean compartir”, les recuerda María Fernanda, a quien las chicas llaman mamá.

Dicen que cuando uno regala o hace obra social, el que más gana es el que da. Para Fernando Aguirre, director del movimiento Radicales Marcados por Cristo, esto es una verdad que ha sido probada desde 2013, cuando inició su ministerio.

El grupo que dirige, compuesto por más de 200 voluntarios, la mayoría universitarios y jóvenes profesionales, no recibe otra retribución más que las sonrisas, los abrazos, los gracias y hasta las lágrimas de los beneficiarios.

Radicales tiene diferentes programas de ayuda que los ejecuta durante todo el año. En Navidad acude a las comunidades escondidas en las montañas o en la selva amazónica y, como si hicieran real el personaje de Santa Claus, lleva regalos, shows, comida, kits de aseo y, lo más importante, abrazos.

“Lo más hermoso es estar con ellos, mirar sus sonrisas, sus ganas de vivir y darnos un abrazo”, dice Fernando.

El lunes 20 de diciembre, una docena de voluntarios salió de madrugada de Quito y llegó con los primeros rayos de luz a la comunidad Challwayaku, en Archidona, Napo.

Los recibió el verdor, la humedad y la pobreza. Más de 100 niños fueron homenajeados por estos voluntarios.

Les llevaron juguetes y ropa nuevos. Porque una característica del grupo es que sus donaciones tienen que ser lo mejor. Como si ellos mismos fueran los beneficiarios.

Al año, Radicales entrega donaciones por $ 30.000 y beneficia a unas 10.000 familias en 12 provincias y en Medellín (Colombia), donde hay un equipo de voluntarios.

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Archidona. En una comunidad indígena de la provincia de Napo, los voluntarios de Radicales Marcados por Cristo entregaron regalos, víveres y ropa a 100 niños.Cortesía

Fernando recuerda que una vez, en su programa denominado Noches de Misericordia, salió con su grupo a entregar comida a las personas que estaban en la calle. Encontró a una mujer y a sus hijos que, por la crisis de la pandemia, no tenía trabajo y no tenía absolutamente nada para comer.

“Le había pedido a Dios que si era real enviara su ayuda. Y ahí estábamos nosotros: mostrando que Él responde”.

EL DETALLE 

Gesto. La empresa privada también dona parte de sus productos en estas fechas. Moderna entregó la semana pasada alimentos para 53.000 personas.

La solidaridad debe ser todo el año. Pero se pone a flor de piel en estas fechas porque es tiempo de compartir. Las familias, los amigos, quieren ser gratos unos con otros.

Hay que ser más empáticos, porque a veces somos nosotros los que necesitamos y nos gustaría que alguien nos ayude. Cuando nos va mejor, en cambio, podemos ayudar.

Alexandra Peña
​Ciudadana

  • LA CIFRA

30.000dólares en kits de aseo, alimentos, ropa y juguetes entrega al año el movimiento Radicales.

Hay que ser más empáticos, porque a veces somos nosotros los que necesitamos y nos gustaría que alguien nos ayude. Cuando nos va mejor, en cambio, podemos ayudar.


Henry Ilapo
Ciudadano