
Quito inaugura la Casa Sin Fronteras: un espacio para migrantes y refugiados
La Casa ofrece servicios de trabajo social, apoyo psicológico, asesoría legal y acompañamiento en medios de vida
Quito cuenta con un nuevo espacio para acoger a migrantes y personas refugiadas y sus familias. El próximo 2 de octubre de 2025, en San Bartolo, en el sur, se inaugurará oficialmente la Casa Sin Fronteras – Centro Metropolitano de Movilidad Humana, un lugar destinado a brindar atención integral a personas en situación de movilidad humana.
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Aunque la inauguración está prevista para octubre, la casa ya funciona desde mediados de julio y es un espacio seguro para el acompañamiento a migrantes, refugiados y desplazados internos, muchos de los cuales llegan a la capital sin redes, sin trabajo y con un futuro incierto.
Ubicada en las instalaciones de la Casa Somos Diversidades, bajo la Administración Zonal Eloy Alfaro, este nuevo centro ofrece servicios de trabajo social, apoyo psicológico, asesoría legal y acompañamiento en medios de vida, es decir, herramientas para insertarse en la economía local.
Todo bajo un modelo de ventanilla única que busca evitar la burocracia y facilitar el acceso real a soluciones, detalló la Secretaría de Inclusión Social.
Además, se articula la derivación de casos a la red distrital de servicios municipales, instituciones públicas y organizaciones de la sociedad civil, como un complemento para garantizar la atención integral de las personas.
Para hacer realidad el funcionamiento de la Casa Sin Fronteras, fue clave el apoyo de cooperantes internacionales como el Acnur, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Embajada de Japón.
Plan de atención a personas en situación de movilidad
De acuerdo con la Secretaría de Inclusión Social, la apertura de la casa responde al cumplimiento de una ordenanza N.° 0271-2008 y al Plan de Atención a Personas en Situación de Movilidad 2022-2026.
La Casa del Hermano, en pleno bulevar de la 24 de Mayo, es otro espacio que atiende a familias en situación de movilidad humana.
Cada mes, unas 110 personas cruzan las puertas en busca de ayuda: reciben alimentos, apoyo psicológico, orientación legal y, sobre todo, un respiro en medio de la incertidumbre. Quienes llegan a la casa se quedan 15 días, sin embargo, el plazo se puede extender tras un análisis de la perspectiva de futuro.
Muchas están de paso, en tránsito hacia otros destinos; otras, en cambio, intentan echar raíces y empezar de nuevo en Quito. Pero los recursos no siempre alcanzan, y la demanda crece.
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