Quito

Orgullo Quito
Jóvenes participaron en la dinámica de Diálogo Diverso, en el Poli Pride.Foto: Sara Oñate

¿Dónde están los espacios seguros? Deuda pendiente con la comunidad LGBTIQ+ en Quito

Tras el desfile y los discursos, la comunidad LGBTIQ+ regresa a una rutina marcada por la invisibilidad y discriminación

Durante junio, las calles de la ciudad se visten de arcoíris. Las marchas del Orgullo LGBTIQ+ irrumpen con fuerza y color, reclamando visibilidad, derechos y respeto. Pero, ¿qué ocurre cuando la música se apaga y los escenarios se desmontan?

Te invitamos a leer: Más allá de la bandera: ¿cuántos colores faltan en la lucha LGBTIQ+?

Pese a que en Ecuador se despenalizó la homosexualidad en 1997, luego de que el Tribunal Constitucional emitió una sentencia que declaró inconstitucional el artículo 516 del Código Penal, que tipificaba las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo como un delito, las barreras persisten. Las personas LGBTIQ+ viven en un país donde aún escasean los espacios seguros y constantes para vivir su identidad con libertad. 

En Quito, la comunidad enfrenta desde la falta de albergues inclusivos hasta la discriminación en servicios salud, educación y vivienda. Además de espacios de ocio y culturales.

Pride 2025

Marchas del Orgullo 2025 en Ecuador: fechas, lugares y horarios del 28 de junio

Leer más

Espacios seguros: escasos y frágiles

“Los espacios seguros son difíciles de encontrar. Algunos dependen de políticas públicas, pero también de voluntades individuales”, dice Jorge Medranda, miembro del directorio de Diálogo Diverso, una organización que trabaja en derechos y protección de personas LGBTIQ+.

Aunque existen iniciativas en universidades y algunos espacios culturales o privados, Medranda señala que los que deberían ser tradicionalmente seguros, como los centros de salud o educativos, todavía son hostiles para muchos miembros de la comunidad, especialmente para mujeres trans. Menciona que muchas veces, las personas trans ni siquiera acceden a las casas de acogida por el acoso que sufren. 

En Quito solo hay dos de estos espacios que son la Casa de las Diversidades, administrada por el Patronato San José, y otro de la Fundación Equidad, que "están abarrotados", dice. Más allá de estos, los intentos de refugio dependen de la buena voluntad, que no siempre está presente.

Para Anthony, encontrar un espacio donde no sea juzgado ha sido una tarea compleja. Sin embargo, no ha sido un obstáculo para impulsar, desde su universidad, un lugar para levantar su voz. Previo a la marcha del 28 de junio, él y dos compañeras se tomaron el patio para realizar una cartelada colectiva y una pequeña marcha hacia la cancha de mecánica. También participó Jorge, de Diálogo Diverso, con un juego de la ruleta. Cada participante debía responder una pregunta de acuerdo al color. 

Las trans: dentro del colectivo, pero aún invisibles

“Nosotras también somos parte del colectivo, pero nos han invisibilizado”, expresa Malony Chávez, directora de Furia Trans, una organización con presencia en cuatro ciudades del país que trabaja por los derechos de mujeres trans. Comenta que ni siquiera en espacios LGB hay acceso para ellas. "Hay transfobia, especialmente si ejerces trabajo sexual".

Para Malony, no solo junio es el mes del orgullo, todo el año es una lucha desde las calles para ser visibles.

Furia Trans impulsa una escuela de artes y oficios como parte de un programa de empoderamiento que lo consideran un espacio seguro, debido a que muchas son excluidas del sistema educativo y laboral por su identidad. 

Cultura y ocio: territorio desigual

En cuanto a los espacios de esparcimiento, Medranda reconoce que existen lugares más amigables, que son administrados por miembros de la misma comunidad, en donde hay más comodidad de expresarse libremente. Se han dado casos, por ejemplo, en donde las parejas son expulsadas porque se dan un beso. En La Mariscal se pueden encontrar bares y clubes como Pravda, Kika Danzatoria, Radar, Touch y Tercer Milenio Evolution, entre otros. 

En la Casa de las Diversidades, además de apoyo psicosocial y promoción de derechos, se celebran eventos como el desfile del Orgullo Gay y festivales de cine LGBTQ+. La Nube Casa Cultural es otro espacio, en donde hay clases de baile, lectura de poesía, talleres y más.

Respecto a espacios culturales, Medranda señala que en general el acceso a la cultura es limitado para la población en general y lo es aún más cuando se trata de la comunidad LGBTIQ+, especialmente en mujeres trans, donde hay más rechazo. 

Tamara Idrobo, activista feminista, considera que con los años se han dado avances, pero son insuficientes. “En junio vemos banderas y discursos, pero el resto del año hay violencia, discriminación y abandono institucional. Acceder a servicios de salud siendo trans todavía es difícil”, señala.

Contrastes con América Latina

Mientras en países como Argentina, México o Colombia existen centros LGBTIQ+ autofinanciados o con respaldo estatal que ofrecen asesoría legal, atención psicológica y refugio temporal, en Ecuador estos modelos aún son una excepción.

Diálogo Diverso forma parte de una red que conecta 14 organizaciones en ocho países de la región, construyendo una ruta de protección para personas LGBTIQ+ en situación de movilidad humana. A través de esta, se han canalizado recursos y programas que, aunque valiosos, no suplen la ausencia de políticas públicas sostenidas en Ecuador.

Pride GPT

Frases que hieren: el lenguaje cotidiano que sigue discriminando a personas LGBTIQ+

Leer más

“Se han entregado fondos para emprendimientos y hemos dado acompañamiento legal, psicológico, trabajo social, pero no basta. Necesitamos que el Estado se involucre, que las instituciones sean realmente seguras”, recalca Medranda.

Más que banderas: una deuda pendiente

En Países Bajos, dice Tamara Idrobo, en donde reside, los espacios públicos como hospitales, instituciones públicas o sitios de ocio, se colocan stickers con la bandera del arcoíris, que es una muestra de que son inclusivos “Aquí, muchas instituciones solo ponen la bandera arcoíris en junio. Deberían hacerlo todo el año, como señal clara de que somos bienvenidos. Eso reduce el miedo, da esperanza”.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!