
Frases que hieren: el lenguaje cotidiano que sigue discriminando a personas LGBTIQ+
Expresiones como “¿quién es el hombre de la relación?” o “ya se te va a pasar” perpetúan estereotipos y vulneran derechos
“No pareces gay”. “¿Cuál es tu nombre real?”. “No lo griten tanto”. Frases que a simple oído pueden sonar inofensivas, incluso curiosas, pero que en realidad hieren, invalidan identidades y perpetúan estigmas profundamente arraigados en la sociedad ecuatoriana. En un país donde aún falta educación y empatía sobre la diversidad sexual y de género, el lenguaje se convierte en un arma silenciosa, pero poderosa.
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Así lo señala Emilio Villafuerte, fundador de la organización Valiente Reconocer y hombre trans, quien ha vivido en carne propia cómo un comentario aparentemente casual puede transformarse en una forma de violencia. “Las ofensas no siempre llegan como golpes, a veces vienen envueltas en frases comunes”, advierte.
Por su parte, Nohe, activista de un colectivo LGBTIQ+ que prefiere mantener su nombre en reserva, considera que el problema no es solo lo que se dice, sino la manera en que se repite y justifica. “Hay frases que se usan como si fueran halagos o bromas, pero terminan siendo profundamente ofensivas porque cuestionan nuestra existencia”.
A continuación, un repaso por las expresiones más frecuentes que deben repensarse:
1.- “No soy homofóbico porque tengo amigos gays”
Es una de las frases más repetidas cuando alguien intenta justificar un comentario ofensivo. Nohe, activista LGBTIQ+, explica que suele utilizarse como un escudo para evadir la responsabilidad sobre lo que se dice.
“El tener amigos LGBTIQ+ no te exime de ser homofóbico”, aclara. Tener amistades dentro de la comunidad no da licencia para hacer comentarios inapropiados, ni evita que se perpetúen prejuicios. Toda persona es responsable de sus palabras.
- Qué deberías decir: “Estoy dispuesto a revisar mis actitudes y a aprender más para no herir a nadie”.
2.- “De verdad no pareces gay/trans”
Aunque muchas veces se dice como si fuera un halago, esta expresión resulta incómoda y ofensiva. Se usa para remarcar que alguien "encaja" en lo que la sociedad considera “normal”, lo cual invalida la experiencia de quienes han transitado procesos personales y sociales complejos.
Nohe señala que, en el caso de las personas trans, esta frase suele dirigirse para destacar que “se ven naturales”, pero en realidad se convierte en una forma de negar su identidad. "No te hace más o menos mujer ser trans. Esa frase no es un halago, es una invalidación".
- Qué deberías decir: “Gracias por compartir tu historia” o, simplemente, no comentar sobre la apariencia en relación con la identidad.
3.- “¿Cuál es tu nombre real?”
Una pregunta común, pero dolorosa. Cuestiona directamente la identidad de las personas trans o no binarias, como si el nombre con el que se presentan no fuera legítimo. Nohe advierte que puede reabrir heridas profundas y revivir momentos difíciles de su proceso de afirmación de género.
Aunque algunas personas puedan compartir su nombre anterior de forma voluntaria, eso no autoriza a que otras lo usen o lo exijan.
- Qué deberías decir: “¿Cómo te gustaría que te llame?” Y usar siempre el nombre elegido, sin debatirlo.
4.- “No es necesario que lo griten”
Esta frase busca silenciar la expresión de la diversidad. Asume que mostrar orgullo por la orientación o identidad de género es exagerado, olvidando que la heterosexualidad siempre ha sido visible y validada.
Para Emilio Villafuerte, fundador de Valiente Reconocer, vivir el Orgullo es también un acto de resistencia frente a la desigualdad estructural. Mostrar públicamente su identidad y participar en marchas no es una exageración, es una manera de reclamar espacio en una sociedad que muchas veces excluye.
- Qué deberías decir: “Celebro que puedas ser tú mismo/a/e con libertad".
5.- “Es solo una etapa.” / “Ya se te va a pasar.”
Frases como estas minimizan la identidad de las personas, especialmente en etapas de autodescubrimiento, como la adolescencia o juventud. Nohe afirma que este tipo de comentarios generan presión para “corregirse”, lo cual puede dañar profundamente la autoestima y la salud emocional.
Además, refuerzan la idea de que lo diverso es temporal o anormal, cuando en realidad es parte legítima de la experiencia humana.
- Qué deberías decir: “Te apoyo mientras descubres quién eres. Estoy aquí para ti”.
6.- “¿Quién es el hombre y la mujer de la relación?”
Esta pregunta refleja la necesidad de encasillar a las parejas no heterosexuales en roles tradicionales de género. Nohe explica que suele asumirse que una persona debe representar lo masculino y otra lo femenino, como si solo existiera una forma válida de amar.
"Por lo general se asume que una persona va a asumir el rol femenino y la otra el rol masculino", comenta. Sin embargo, cada relación se construye desde su propia dinámica, sin necesidad de replicar los patrones de las parejas heterosexuales.
- Qué deberías decir: Nada. No es necesario indagar en la dinámica de una relación si no te corresponde. Solo respeta.

¿Por qué es necesario reconocer estos errores?
Lo que a menudo comienza como un comentario aparentemente inofensivo puede convertirse en una forma de discriminación. Villafuerte advierte que el lenguaje que rodea a las personas LGBTIQ+ es profundamente complejo, y que muchas agresiones no inician con gritos ni golpes, sino con frases normalizadas, dichos callejeros o gestos que, bajo la apariencia de ignorancia, perpetúan el rechazo y la exclusión.
Emilio Villafuerte
“Las ofensas no siempre llegan como golpes, a veces vienen envueltas en frases comunes, en apelativos mal usados, en la insistencia por negar lo que somos”, dice.
Él lo menciona con un ejemplo que vivió en su trabajo, Emilio es un hombre trans y fue tratado en femenino por una compañera con la clara intención de ofender su identidad. No dudó en exponer el caso ante su institución y, más adelante, ante la Fiscalía. “Si no sentamos precedentes, normalizamos el odio, y el odio empieza con las palabras”.
En algunas ocasiones, las propias personas del colectivo LGBTIQ+ utilizan palabras que históricamente han sido ofensivas. Sin embargo, Emilio Villafuerte aclara que hay una diferencia crucial entre el autorreconocimiento y la violencia verbal. El primero, dice, es un acto político: una forma de reapropiarse de lo que alguna vez causó dolor. El segundo, en cambio, es una manifestación del sistema que insiste en imponer su lógica y su lenguaje por encima de la diversidad.
Importancia del mes del Orgullo
Para las personas que forman parte de la comunidad LGBTIQ+ es un mes que visibiliza su lucha por tener las mismas oportunidades y los mismos derechos que el resto de las personas. Para Nohe significa tener un lugar seguro donde muchas personas que comparten historias similares se pueden reunir y expresarse sin miedo “te sientes bien contigo mismo, te sientes aceptado”, expresa.
Para Emilio el mes del Orgullo es mucho más que una celebración: es un ejercicio de memoria y resistencia. “Significa nombrar lo que somos, amar sin pedir permiso y recordar que aún falta mucho”, afirma. Advierte que en Ecuador todavía hay un rezago preocupante en la implementación de políticas públicas, medidas de seguridad y recopilación de estadísticas sobre crímenes de odio y discriminación. “Visibilizar, enfatiza, es también exigir que el Estado confronte esa realidad”.
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