Quito

La Vicentina
La Plaza Vacas Galindo fue recuperada para que vuelva a ser un punto de encuentro entre habitantes de todas las edades.Foto: Gustavo Guamán / Expreso

El uso de espacios públicos es la clave de La Vicentina

El tradicional barrio se organiza en microsectores para cuidarse entre vecinos. Además del Comité de Seguridad, se formaron diez agrupaciones.

Sentarse en el parque para conversar con los vecinos, tomar el sol y disfrutar de una tarde tranquila parece algo simple, pero en cuestión de seguridad y convivencia ciudadana, es clave. En La Vicentina, un barrio del centro-norte de Quito, lo entendieron y por eso uno de sus sitios emblemáticos, la Plaza Vacas Galindo, es un punto de encuentro al que la comunidad le tiene un cariño especial.

Los pequeños muros que rodean el parque aún exponen los agujeros en los que se incrustaban las barras de hierro de las rejas que cercaban este espacio público. Para entrar, la gente debía tener suerte, porque la puerta no siempre estaba abierta.

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Los vecinos cuentan que era una barrera que pretendía evitar que se hiciera mal uso de ese lugar público con acciones como ventas informales o consumo de alcohol y drogas que terminaban en riñas callejeras. Sin embargo, las rejas, en realidad, alejaron a la comunidad de un punto que debía ser de encuentro.

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Ruth Conde, presidenta del Comité de Seguridad Ciudadana de La Vicentina, cuenta que un grupo de vecinos organizó una recuperación de la plaza hace año y medio, como parte de un plan para mejorar la convivencia y la seguridad en el sector. Una de las acciones fue retirar las rejas, pintar los bordillos, poner basureros y colocar letreros con normas para cuidar el lugar. Además, sembraron 31 árboles, entre los que se encuentran varios arupos y un pino, que se convierte en el árbol de Navidad de ese sector.

Si bien en parte de ese trabajo contaron con apoyo de personal municipal, muchas de las iniciativas que empezaron hace año y medio y que se mantienen son netamente ciudadanas. Por ejemplo, hay un letrero grande donde se pide a los usuarios de la plaza no beber alcohol en ella, colocar la basura en su lugar, pasear a las mascotas con traílla, recoger el excremento de los perros y otras indicaciones.

La Vicentina
En este sector aún lidian con la gente que consume bebidas alcohólicas en espacios públicos. Dejan basura y a veces protagonizan peleas callejeras.Foto: Gustavo Guamán / Expreso

Los letreros sobre los basureros tienen un mensaje para que las personas depositen allí las fundas con las heces de los animales y toda la basura que generen en sus visitas.

A pesar de los pedidos y alertas, el consumo de bebidas alcohólicas y otras sustancias sigue siendo un problema importante, dice Adriana Jurado, vicepresidenta del Comité de Seguridad. Es común ver grupos que beben no solo en esta plaza sino en varios rincones del tradicional barrio de la capital.

Según Jurado y Conde, han pedido varias veces que personal de la Agencia Metropolitana de Control (AMC) visite el barrio y sancione a quienes hacen mal uso del espacio público, pero no han tenido respuesta. Se apoyan, en cambio, con la Policía Nacional. Sin embargo, creen que es un desperdicio que ellos se ocupen de esto porque deben estar alerta frente a la delincuencia.

En La Vicentina, dicen, la gente camina tranquila hasta tarde. Aunque no están totalmente libres de asaltos y violencia, sienten que la situación es mejor que en otros sectores. Los dirigentes atribuyen esto a la organización ciudadana.

En este barrio no solo hay una dirigencia dedicada a seguridad y otra en un comité promejoras. También existe un trabajo en unos 10 grupos que se organizan por calles o microsectores. Además de un chat del barrio, en el que también están los encargados de la Unidad de Policía Comunitaria (UPC), estos grupos tienen su propio chat, en donde se comunican sobre las necesidades de cada zona.

Así, por ejemplo, si las luminarias están dañadas, llaman al 136 para pedir su reparación, y hacen colectas para colocar cámaras o sirenas. Esto ha permitido cultivar un poco el sentido de pertenencia al barrio y el valor de conocer a los vecinos y cuidarse entre todos.

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Para los dirigentes, es importante la unidad, porque así logran que el Cabildo coloque señalética, dé mantenimiento a los parques y cumpla su obligación.

Aunque hay resultados positivos, la tarea todavía es titánica, según Conde. Esto porque hay personas que no quieren sumarse a las iniciativas o proponer otras. Calcula que apenas el 40 % de habitantes son residentes que crecieron en el barrio, el resto es gente desconocida que no se siente parte de la comunidad y por ello no participa.

Para enfrentar ese problema, organizan ferias periódicas con actividades para niños, venta de productos elaborados por emprendedores y shows musicales en el parque Navarro, conocido como el ‘de las tripas’, el más popular de la zona.

Además, todos los fines de semana hay bailoterapia y se fomentan programas en la Casa Somos. Existe un espacio dedicado a los adultos mayores, en un grupo de los Sesenta y Piquito. Una de las usuarias es Rosa de Pineila. Ella dice que esas actividades ayudan para abrigar las piernas y cuidar la salud. Le hace feliz poder caminar tranquila por su barrio.

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