Quito

Buses Corredor Norte
Largas filas se forman para tomar las unidades. Usuarios indican que no hay suficientes buses para acomodar a la amplia demanda.Foto: Ángelo Chamba

Quito: El Corredor Central Norte, el gran pendiente de la movilidad

El plazo de arribo de los nuevos articulados se incumplió y la implementación futura no se define. 

“El Municipio de Quito nos dijo que pagando 35 centavos iba a mejorar el servicio. En septiembre de 2022, nos mintieron que en seis meses iban a poner nuevas unidades articuladas. Esta administración nos dijo que iba a mejorar el servicio del Corredor Central Norte, y nada. Seguimos tan mal como siempre”, comenta molesto Marcelo Mena, usuario de este sistema de transporte. 

Los buses movilizan a diario a 125.000 pasajeros desde La Ofelia, norte de Quito, hasta la estación de La Marín, en el centro.

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No es el único. El Corredor Central Norte es el sistema que más quejas acumula, según un informe del colectivo Quito sobre ruedas. Las críticas son varias: el estado de las paradas, que presentan averías, vidrios rotos y grafiteados, goteras, puertas que no cierran, y una constante inseguridad que se manifiesta con la presencia de arranchadores e incluso atracos a las casetas de recaudación.

El servicio no es municipal, sino que funciona a través de un convenio entre el Cabildo y el consorcio, compuesto por las empresas Catar, Calderón, Paquisha, Trans Hemisféricos, Conetra y San Carlos. Este fue renovado en 2019 y aún está vigente.

Sin embargo, la queja más común es la escasez de unidades, que se incrementó a fines de 2022, cuando 29 articulados en mal estado fueron reemplazados por buses urbanos.

La medida era temporal, y cuando se anunció, durante la alcaldía de Santiago Guarderas, se suponía que solo estaría vigente por seis meses.

Sin embargo, un año y medio después, la inversión de $ 36 millones, supuestamente realizada por el consorcio, aún no se ha materializado.

El atraso ha generado una fuerte aglomeración en las paradas del sistema, especialmente en la estación de La Ofelia y La Marín, donde se forman enormes filas para ingresar a las unidades.

“Es terrible. Los buses pasan cada veinte minutos, y cuando llega uno la gente empuja y hasta te pega para poder entrar”, comenta Kerly Tituaña, usuaria del sistema.

Michelle Ramos, otra pasajera, agrega que tampoco se cumplen las facilidades de ingreso para personas con discapacidad. “Llevo a mi hija en silla de ruedas, pero ni así dan paso. La gente se abalanza y no le importa si adelante va una persona con discapacidad”, afirma.

Según Luis Haro, representante del consorcio, no hay plazos determinados para la adquisición de los articulados, pues afirma que el proceso previo no se manejó de manera correcta y que para que se puedan conseguir las unidades, que serán eléctricas, se debe revisar la tarifa.

“Según lo que se ha analizado, para que esta adquisición pueda ser rentable, la tarifa superaría el dólar... No se puede continuar con una tarifa política, se debe establecer una tarifa que responda a la realidad”, dice.

Haro agregó que desde el año pasado se llevan a cabo mesas de trabajo con el Cabildo para determinar ese y otros aspectos pendientes, previos a la renovación de rutas y frecuencias.

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En enero, no obstante, la Secretaría de Movilidad inició un proceso sancionatorio contra el consorcio al hallar que se estaban incumpliendo la frecuencia de las unidades y el horario de atención del sistema, que debería ser de 05:30 a 21:00.

El directivo Haro asegura que el problema ya fue superado, pero los usuarios lo niegan.

“Hay días que sí trabajan en el horario y días que no. Los domingos en la noche deberían hacer operativos, porque si es pasadas las 19:00 nos toca salir de la estación a coger otro bus que nos lleve, porque las unidades no llegan, demoran muchísimo”, dice José Suntaxi, usuario del sistema.

Las paradas esperan una renovación

El contrato entre el Municipio y el consorcio establece el servicio de transporte, pero no el mantenimiento de las paradas.

Haro señala que estas ya han cumplido su vida útil y deben ser renovadas o reconstruidas. En 2022 se anunció la intervención de las treinta y nueve paradas del sistema y la recuperación del andén en Cotocollao, que había sido tomado por habitantes de calle.

Sin embargo, pese a que todas están en funcionamiento, los usuarios señalan que la intervención no logró mejorar la infraestructura, que presenta numerosos daños.

Esto, añade el dirigente, también está en proceso de revisión con el Municipio.

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