Quito

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Peligro. Algunas grietas en las estructuras son tan grandes como para que una persona meta la mano.Angelo Chamba

Aún no hay solución para casas afectadas en Solanda

Construcción del Metro de Quito dejó 400 viviendas con daños, y  79 casas fueron abandonadas por sus propietarios.

Los moradores de Solanda esperan que la gerencia del Metro y la alcaldía de Quito instalen las mesas de trabajo que prometieron el pasado 29 de junio para atender las afectaciones que ha dejado la construcción del subterráneo a 400 casas del barrio.

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En un comunicado publicado en la página WEB municipal Quito Informa, a finales del mes pasado, indicaban que las mesas que se instalarían serían de temas jurídicos, seguridad y soluciones habitacionales.

Rosario López, miembro del comité ejecutivo Ciudadela Solanda, tiene 3 años luchando contra la gerencia del Metro de Quito, contra la Alcaldía y contra la inacción de ambos organismos que no terminan de brindar soluciones tangibles.

“Mi mamá tuvo que dejar su casa porque las paredes quedaron desniveladas cuando comenzó la construcción del Metro, y cuando le dijimos a las autoridades esto, nos dijeron que nos mudáramos para los pisos de arriba de las casas, que abandonáramos los de abajo por seguridad. ¿Qué clase de solución es esta?”, dice López.

En la casa de su mamá, una pequeña pieza con una sala, un baño completo y otro medio, cocina, y dos habitaciones, el panorama es anárquico: dos televisores, una lavadora desarmada, un colchón y decenas de escombros se esparcen por todo el espacio; cada uno de los enseres tuvo que ser separado de las paredes para que no se dañara por los pedazos que caían cada vez que los taladros y maquinaria pesada del Metro se activaba.

De las 400 casas afectadas en los sectores 1 y 4 -o megamanzanas como las llaman los moradores- el 80 % son propiedad de personas de la tercera edad. Personas que llevan entre 35 y 40 años viviendo en ese sector, que compraron sus casas gracias a un proyecto que levantó el Banco de la Vivienda a mediados de los años 80.

276 están en estado crítico, casi inhabitables, y 79 fueron abandonadas, dejadas a su suerte por sus propietarios. Pero con las cicatrices visibles de su deterioro, y esperando por reparaciones.

“Con mi esposa hemos tratado de hacer algunas reparaciones, pero no es suficiente. De nada sirve que repare una grieta en la pared, o un desnivel en el suelo, si el Metro sigue construyendo sin tener en cuenta lo que pasamos nosotros”, dice Luis Paredes, morador de la zona por 30 años.

Frente a la casa de Luis se evidencia otro problema: el sistema de alcantarillas está colapsado, tapado y roto debido a los movimientos de tierra que se realizaron para que el subterráneo pudiera pasar de sur a norte por el medio de Solanda.

“Usted ve acá el desnivel que hay, y cada vez que llueve el agua se mete a la casa. Además, pareciera que las paredes se ponen más blanditas”, dice Mercedes Velástegui, también moradora del barrio desde hace más de 20 años.

Los vecinos están asustados porque ante la situación política que vive el ayuntamiento: con la remoción de Jorge Yunda como alcalde, y los desacuerdos que tiene con un grupo de concejales; creen que no habrá acuerdos a corto plazo.

“No dejamos de reclamar, de ir a las autoridades, de mostrar lo que está pasando. Son nuestros hogares, y no queremos dejarlos por culpa de la negligencia del Metro”, dice Juan Navarrete, morador de Solanda desde hace tres décadas.

El próximo sábado la concejala Paulina Izurieta estará en el barrio para levantar fotos e información que elevará al Concejo Metropolitano.