
Puente inconcluso en Quevedo pone en riesgo a los transeúntes
Los pasos peatonales bajo la estructura representan peligro debido a la maleza, la falta de aceras y la escasa iluminación
Los pasos peatonales ubicados bajo el puente a desnivel que conecta la avenida Walter Andrade con la parroquia 7 de Octubre, en Quevedo, se han convertido en una verdadera trampa para los transeúntes.
Riesgos que experimenta el peatón
Habitantes de la zona denuncian que cruzar por ese sector representa un peligro constante, debido a la maleza y a la falta de aceras adecuadas para caminar.
Esta situación causa malestar entre quienes deben pasar por debajo del puente, e incluso quienes suben la loma a pie se ven obligados a caminar junto a la calzada, exponiendo su integridad.
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“Todos los días tengo que cruzar por este lugar y no entiendo por qué las autoridades no hacen algo para mantener limpia la zona. Esto es una molestia para quienes transitamos por aquí”, aseguró Irma Ramírez, comerciante del sector.
La inseguridad, un riesgo latente
Durante un recorrido realizado por EXPRESO, se constató que la maleza ha invadido la parte baja del puente. En el sector La Loreto existe una caseta que originalmente estaba destinada a ser un puesto de guardianía; sin embargo, actualmente funciona como guarida de delincuentes.
En horas de la noche, la situación se agrava por la escasa visibilidad, ya que varias luminarias están dañadas o no funcionan. Los más afectados son los peatones, quienes deben sortear múltiples peligros para llegar a salvo a sus destinos.
Aunque el puente fue diseñado para agilizar el tránsito vehicular en una zona de alto flujo, los peatones sienten que su seguridad fue relegada a un segundo plano. “Nos toca caminar por debajo, esquivando carros y rezando para que nos vean”, comentó Luis Menéndez, estudiante universitario.
¿Qué dice la Alcaldía al respecto?
Desde el Municipio se ha informado que están trabajando en el tema. El alcalde Alexis Matute indicó que, “lastimosamente”, la obra no fue entregada como debía en la administración pasada y que, al momento de revisar las cuentas, estas estaban prácticamente en cero.
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Insistió en que “arbitrariamente se entregó la obra cuando aún faltaban trabajos complementarios, como los pasos peatonales, la iluminación, entre otras cosas”.
Matute explicó que se han realizado trabajos de reparación, a pesar de que legalmente no pueden intervenir en la obra, ya que están a la espera de una auditoría a la empresa contratista. Sin embargo, afirmó que han actuado, incluso saltándose ciertos protocolos legales.
Asimismo, detalló que su administración terminó ya el contrato con la empresa constructora, la cual posteriormente presentó una acción de protección en su defensa, argumentando que no pudieron finalizar la obra por ciertas condiciones, en su mayoría ligadas a la inseguridad, según confirmaron a EXPRESO concejales de la actual administración.
“Al asumir la administración municipal, se declaró la nulidad del contrato por dos causales: el incumplimiento del contratista y el abandono de la obra por más de 60 días”, expuso Matute.
Sobre qué problemas de inseguridad u otras causas impidieron que la obra terminara a tiempo, EXPRESO solicitó información al alcalde de la administración pasada, Jhon Salcedo Cantos, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.

La estructura carece de aceras y bordillos
Por su parte, el concejal Leonardo Jiménez manifestó que están trabajando en la fiscalización de la obra, que aún presenta un avance incompleto del 88 %. Aún faltan aceras, bordillos, adoquines, paisajismo y otros detalles.
En conclusión, los trabajos complementarios como la remoción de escombros y la limpieza de maleza son acciones que muchos quevedeños esperan que, al menos, se visibilicen para el beneficio de todos.
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“Sé que la inseguridad y el tema de extorsiones paralizó la obra; al menos eso se dijo mucho en Quevedo, donde las extorsiones son el pan de cada día... Pese a ello, urge reanudar las labores. No sé si poniendo militares o policías que vigilen a los trabajadores. Es complicado, lo entiendo, pero algo debe hacerse. Este trabajo, esta obra, es un dolor de cabeza”, señaló Tania Moreira, residente de Quevedo.
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