Parteras de Muisne
Muisne rinde homenaje a las parteras ancestrales, reconoce su saber, su rol en la salud comunitaria y su lucha por un parto digno y humanizado.Luis Cheme / Expreso

Muisne honra a las guardianas del nacimiento

Las parteras ancestrales reciben un reconocimiento por sus saberes

En Muisne, donde la brisa del Pacífico acaricia la memoria colectiva y la tierra vibra con el pulso de la historia, el pasado 5 de mayo de 2025 no fue un día cualquiera. Fue un día para detener el tiempo, para mirar atrás con gratitud y reconocer que antes de los hospitales, las camillas y los estetoscopios, ya había mujeres que sabían traer la vida al mundo con solo sus manos, sus hierbas, sus cantos y un profundo amor por la existencia.

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En el marco del Día Internacional de las Parteras, la Alcaldía de Muisne, liderada por Yuri Colorado, junto a la Fundación Paz y Desarrollo, organizó un emotivo homenaje a las parteras ancestrales del cantón y de la vecina Atacames. La jornada fue un acto de justicia simbólica, de reparación afectiva y de reconocimiento a esas mujeres sabias que han sido, por generaciones, pilares de la salud comunitaria.

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Ellas, las guardianas del nacimiento, no visten batas blancas ni portan credenciales académicas. Pero su conocimiento ha sido heredado de madre a hija, de comadre a aprendiz, entre vapores de plantas medicinales, velas encendidas y susurros que invocan a los espíritus del monte. En muchos rincones de Esmeraldas, son ellas quienes siguen asistiendo partos, consolando dolores, salvando vidas donde el Estado a veces apenas asoma.

Una práctica viva y valiosa

“Este homenaje no es solo un acto ceremonial, es una declaración política”, dice Colorado durante el evento. “Reconocemos que la partería es una práctica viva, valiosa y profundamente ligada a nuestra identidad cultural. No es folclor, es salud. No es pasado, es presente”, dice visiblemente conmovida.

Flor de  Mangle
El grupo de danza Flor de Mangle puso la nota divertida con su presentación.Luis Cheme / Expreso

El grupo de marimba Flor de Mangle puso el alma a la celebración. Las notas, cargadas de historia y resistencia afroesmeraldeña, acompañaron los testimonios de parteras de antaño que, entre lágrimas, recordaron los cientos de partos que atendieron en noches sin luna, con el canto de los grillos como única compañía y la fe como única medicina.

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Pero más allá del recuerdo, el evento fue también una apuesta por el futuro. La Alcaldía, en conjunto con organizaciones sociales y el sistema de salud, ha iniciado procesos de capacitación y articulación para integrar a las parteras en las rutas comunitarias de atención materna. Porque parir con dignidad no debería ser un privilegio, sino un derecho.

En cada historia narrada por las homenajeadas había algo en común: la resistencia. Resistieron al olvido, a la marginalización, al prejuicio médico. Y aún hoy, con manos ya arrugadas y pasos lentos, siguen enseñando a nuevas generaciones cómo leer el cuerpo, cómo escuchar el vientre, cómo acompañar sin violentar.

La jornada cerró con un canto compartido, un abrazo colectivo y una certeza que flotaba en el ambiente: honrar a las parteras no es solo un gesto de gratitud, sino una forma de reclamar una salud más humana, más cercana, más nuestra.

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