
Fin a la sed en Zapotillo con una nueva planta de agua
La obra tiene un 90% de avance y busca terminar con el clamor eterno de su comunidad
La construcción de una planta compacta de agua potable en Zapotillo, provincia de Loja, reporta un 90% de avance, generando una palpable expectativa entre los habitantes de varias comunidades rurales que durante años han lidiado con la escasez crónica del líquido vital.
Una solución anhelada
La obra, que se perfila como una solución definitiva, busca poner fin a décadas de dependencia de tanqueros esporádicos, largas caminatas al río y un constante racionamiento que marcaba el día a día.

Fabricada en Cuenca, la infraestructura será instalada en el sector Saucillo, desde donde se distribuirá el agua tratada. Las comunidades beneficiadas directamente serán Saucillo, Pueblo Nuevo, Ceiba Chica, Cochacará y Catamahillo, zonas donde el acceso regular y fiable al agua potable ha sido históricamente un anhelo más que una realidad.
La prolongada escasez ha obligado a los habitantes a implementar diversas estrategias de supervivencia. “Nos tocaba esperar al tanquero o caminar con baldes hasta el río. El agua era un tesoro que había que racionar”, relata María Teresa Guamán, residente de Ceiba Chica, quien aún conserva en su hogar los grandes recipientes plásticos donde almacenaba con celo el agua para la semana. La perspectiva de contar pronto con agua purificada directamente en sus hogares genera no solo alivio, sino expectativas concretas de mejora en la salud y la calidad de vida. “Ahora siento que todo ese esfuerzo valió la pena. Por fin vamos a tener agua limpia, sin miedo a enfermarnos”, añade Guamán con visible esperanza.
En la comunidad de Pueblo Nuevo, Luis Alvarado, agricultor y padre de familia, observa la base donde se erigirá la planta y verbaliza el sentir colectivo sobre la importancia vital del proyecto. “Cuando no hay agua, no hay vida. No se puede cocinar, no se puede sembrar, no se puede vivir. Esta planta significa dignidad, salud y futuro para nosotros”, comenta, mostrando sus manos curtidas por el trabajo agrícola que también depende del esquivo recurso hídrico.
El sistema de agua potable, que pronto será una realidad tangible, es presentado como el resultado de años de reclamos ciudadanos y gestiones persistentes ante diversas instancias. El alcalde de Zapotillo, Burner Moncayo, reconoció este esfuerzo: “El agua no debe ser un privilegio, sino un derecho. Esta planta es el fruto del esfuerzo de la gente y del compromiso de quienes queremos ver a Zapotillo crecer con servicios dignos”.