Carta de lectores | Clausurado el entendimiento
El alcalde insiste contra viento y marea en la construcción de la extensión del Metro de Quito
Si a una persona se le advierte la inconveniencia de hacer o decir algo y esta hace caso omiso, molesta sobremanera. La acción se amplifica cuando se trata de una autoridad. El Gobierno Central envía proyectos de ley a la CC y no son admitidos por inconstitucionales; insiste y, en el momento menos adecuado llama al pueblo para que se pronuncie mediante Consulta Popular y Plebiscito. El resultado es negativo: cuatro a cero; persiste, y ahora pretende conseguir vía Asamblea Nacional, donde tiene mayoría. Con el Gad Metropolitano de Quito la situación es igual, el alcalde insiste contra viento y marea en la construcción de la extensión del Metro de Quito. Es cierto que la Ofelia y Calderón necesita urgentemente transporte público masivo, y que para satisfacer esta necesidad se requiere seleccionar una vía que puede ser superficial, aérea o subterránea. La respuesta, junto con la ruta, el posible costo y tiempo, solo se obtiene del estudio de factibilidad. Sin embargo, el burgomaestre arbitrariamente ya ha escogido la vía; dice que debe ser subterránea (alternativa más cara) y se arriesga incluso a mencionar un costo, $ 500 millones. Declara también que dispone de los recursos para contratar el diseño, solo falta el visto bueno del Sercop, que no lo quiere dar. Igual solicitó autorización al Ministerio de Finanzas para buscar financiamiento para la construcción en organismos multilaterales y no tiene respuesta. En hora buena que la vanidad sea pospuesta. El país no está para más deudas, primero hay que pagar las adquiridas (amortización de la deuda para la construcción). Además, el alcalde tiene pendientes importantes por resolver en el Metro: contratos de mantenimiento, integración con el transporte de superficie y, sobre todo la falta sostenibilidad; el subsidio del pasaje es alto ($ 50 millones/año). En fin, las dos autoridades hacen caso omiso de la voz de su mandante. ¿Será que quieren aplicar el refrán ‘el que insiste y resiste, de gloria se reviste’ o será que tienen clausurado el entendimiento?
Marco A. Zurita Ríos