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Boda. Pese al glamour del acto, las bodas indígenas conservan sus ritos.YADIRA ILLESCAS

Dos días de fiesta y regalos de la tierra: así son las bodas indígenas en Chibuleo

Los novios reciben como obsequios desde terneros, cerdos y granos

En las comunidades indígenas, las bodas no duran unas pocas horas, sino que se convierten en auténticas fiestas de dos días.

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Así ocurrió en Chibuleo, al sur de Ambato, en el matrimonio del hijo de Luis Alfonso Chango, líder indígena, donde más de mil invitados llegaron con alegría, música y trajes tradicionales.

Los ponchos coloridos y los sombreros dieron un aire de identidad a la ceremonia, mientras que la comunidad se convirtió en la verdadera protagonista. No se trató solo de unir a dos personas, sino de renovar la fuerza de la tradición y mostrar que la cultura sigue viva.

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A diferencia de los matrimonios urbanos, aquí los regalos no se envuelven en papel brillante ni se entregan en sobres, sino que llegan desde la chacra y la comunidad.

Cajas de comida, terneros, chanchos, bebidas y productos cosechados en el campo fueron entregados como símbolo de unidad y apoyo para la nueva pareja, Luis Alfonso Chango Pandi y Solange Viteri.

Se trata de un gesto que recuerda la reciprocidad ancestral: cuando una familia celebra, todos comparten lo que tienen. Y en las bodas chibuleas, la generosidad se multiplica.

La catedral como protagonista

La boda se realizó en la catedral de Ambato, después se hizo un baile público fuera de la capilla al son de la banda de pueblo, para luego acudir hasta el complejo Intercultural Mushuc Runa en Tisaleo.

Dentro, los novios hicieron el recorrido en carruajes coloniales y recibieron dos rosarios que fueron elaborados con corales y piedras ancestrales cuyo valor está entre los cuatro mil dólares.

La música tampoco faltó. Bandas locales acompañaron con ritmos andinos y artistas nacionales que pusieron a bailar a jóvenes y mayores durante las dos jornadas de celebración. El ambiente se llenó de alegría, demostrando que la fiesta no se entiende sin comunidad.

Para muchos de los asistentes, la boda fue más que un evento social: fue un reencuentro con sus raíces. “Aquí no solo vemos un matrimonio, sino la forma en que nuestros mayores nos enseñaron a celebrar la vida”, comentó Luis Chango.

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