
Cultura Divina, legado afro que une fe y tradición
La agrupación nació hace 20 años y se mantiene vibrante en Esmeraldas. Hay 20 integrantes, entre adolescentes y adultos
Hace veinte años, un grupo de jóvenes y adultos de la ciudad de Esmeraldas decidió transformar la fe y la tradición en movimiento y canto. Así nació la Agrupación Cultura Divina, un espacio donde la ancestralidad afroecuatoriana se entrelaza con la espiritualidad, y donde cada danza, ritmo y palabra se convierten en un puente entre generaciones.
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Cultura Divina, que fue fundada específicamente el 9 de septiembre de 2005, no es solo un grupo de baile o música; es un espacio de memoria viva, de resistencia y de transmisión de identidad. Su historia comienza con la visión de Juana Arroyo Corozo y la presencia inspiradora de la madre misionera brasileña Nilda Ramos de Oliveira, quien llegó a la ciudad con la intención de acompañar a la comunidad y ofrecer a la juventud un refugio donde el aprendizaje de sus raíces y la fe caminaran de la mano.
El nombre del grupo encapsula su esencia: “Cultura”, que representa la riqueza de la ancestralidad, los saberes y las tradiciones afroecuatorianas; y “Divina”, que hace referencia a la guía espiritual (de Dios, la Virgen María y los santos) que acompaña a cada ensayo.
Desde su creación, la agrupación se propuso ser un espacio de formación para adolescentes y adultos, sin importar sus condiciones sociales. Actualmente, Cultura Divina cuenta con alrededor de 20 integrantes, entre estudiantes, trabajadores y jóvenes en situación de vulnerabilidad, todos unidos por un mismo objetivo: mantener viva la cultura afroesmeraldeña, al son de ritmos tradicionales como la marimba.
Su director y fundador, Mateo Cangá Arroyo, ha consolidado la agrupación como un faro de identidad y espiritualidad, supervisando los ensayos, coordinando presentaciones y transmitiendo la importancia de conocer, respetar y valorar las raíces culturales.
La historia del grupo también refleja la resiliencia de la comunidad: cuando la madre Nilda regresó a Brasil en 2015 tras diez años de servicio, el relevo fue natural y seguro; primero a cargo del bailarín Janierson Albán y luego bajo la dirección permanente de Cangá.
Los ensayos se realizan en un espacio comunitario del barrio Roberto Luis Cervantes, donde cada viernes, sábado y domingo los jóvenes se reúnen para aprender danzas, canciones y rituales que evocan la historia de sus ancestros. Entre los temas que practican y que luego presentan en festivales locales está la Juga, un baile que representa la fuerza y la alegría del pueblo afrodescendiente.
La agrupación ha compartido escenarios con otros grupos de la provincia en eventos culturales y congresos a nivel nacional, como los que se realizan en agosto para celebrar y promover la cultura afroesmeraldeña, llevando el nombre de Esmeraldas a ciudades como Cuenca.
Un colorido acto de resistencia
Más que un grupo cultural, Cultura Divina es un símbolo de unión familiar y funciona como un tejido social. Sus integrantes no solo aprenden danzas o canciones, sino que también aprenden a respetar su identidad, a valorar su herencia y a transmitirla a quienes vienen detrás. Jóvenes que crecieron con la agrupación, como los integrantes actuales, reconocen que cada ensayo es también un acto de resistencia frente al olvido y la invisibilización de su comunidad.
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