
Concesión pesquera artesanal de Playas se actualiza tras 20 años: esto se propone
Reforma a la ordenanza incluirá la regulación de horarios de ingreso y salida de embarcaciones en feriados y fines de semana
El desorden que denuncian residentes y visitantes de General Villamil Playas no se limita a las calles del centro de la ciudad. La playa también enfrenta una ocupación caótica, especialmente en la zona del varadero artesanal, donde decenas de embarcaciones saturan cerca de 200 metros de costa.
Pangas en desuso convertidas en basureros, libadores entre las naves, comerciantes limpiando pescado en la arena y una plazoleta de mariscos en condiciones insalubres forman parte del paisaje que los ciudadanos prefieren comentar bajo anonimato para evitar conflictos.
Ante ese clamor ciudadano, la Municipalidad ejecutó el pasado 19 de noviembre el levantamiento y actualización de la concesión pesquera artesanal, un proceso detenido desde 2003.
El objetivo es ordenar el espacio donde operan las cooperativas Las Balsas, Punta Chopoya, Hijos de Mar y San Pedro, además de reubicar actividades turísticas anidadas como carpas, parasoles y baños, según señaló Carlos Alvarado, director municipal de Turismo.
El trabajo técnico fue ejecutado por las áreas de Turismo, Medio Ambiente, Gestión de Riesgos y Gestión Territorial, con participación de dirigentes pesqueros.
Se delimitó el espacio ocupado y se registraron formalmente agrupaciones que antes no figuraban, como Pescadores del Pacífico y José de Villamil.
En total se contabilizaron 158 embarcaciones, aunque podrían ser más, pues algunas estaban faenando al momento de la medición.
Obras previstas en Playas
Como parte de la intervención, se anunció la demolición del módulo redondo de comida ubicado en el sector, considerado refugio de libadores y personas en situación de calle.
También se retirarán embarcaciones obsoletas que hoy funcionan como depósitos de basura.
Alvarado explicó que el proceso permitió definir límites claros para cada concesión y los puntos donde los socios pueden ubicar sus embarcaciones, además de establecer las zonas destinadas a servicios turísticos como parasoles, sea con marea baja o en aguaje, evitando así conflictos y superposiciones.
El funcionario recordó que, pese a existir una ordenanza vigente —la 003-2012— que regula la concesión pesquera, nunca fue aplicada y ahora entrará en reforma por obsolescencia.
¿Qué cambios se harán en la ordenanza?
Entre los cambios propuestos está la estandarización del pago por metraje y por número de embarcaciones, una tasa de 16 centavos por metro cuadrado que nunca fue cancelada. Los valores serán actualizados, aseguró Alvarado, “sin afectar la economía de los pescadores”.
El 24 de agosto pasado, el Cabildo mantuvo una reunión con el sector pesquero, donde se acordó condonar una deuda de más de trece años y empezar los pagos desde 2026.
También se planteó legalizar el comodato con la Unión de Cooperativas Pesqueras de Playas (Ucopac) y establecer un astillero oficial.
La reforma a la ordenanza incluirá la regulación de horarios de ingreso y salida de embarcaciones en feriados y fines de semana, para garantizar seguridad a los turistas que acuden a bañarse.
La plazoleta de mariscos también será sometida a normas de salubridad, así como las prácticas de limpieza y desvicerado de pescado que actualmente se realizan en la playa.
La nueva normativa concentrará en un solo cuerpo legal la organización del sector pesquero, la plazoleta de mariscos y las actividades turísticas dentro de esta área, creando una ordenanza exclusiva, separada de la normativa turística tradicional.
“Con la capacidad de carga limitada, no habrá una embarcación más en la playa”, insistió Alvarado.
Para David de la A, presidente del gremio pesquero, la actualización representa un avance largamente esperado. “Desde hace dos décadas no éramos considerados en procesos formales de concesión ni en revisiones de nuestros espacios de trabajo”, afirmó. Confía en que el ordenamiento fortalezca la actividad y garantice seguridad.
El turista Melquiades Rendón destacó que un varadero organizado puede convertirse en atractivo turístico. “Aquí uno compra el pescado fresco y conoce el proceso artesanal de la pesca, pero ya es hora de pensar en un muelle”, comentó.
El pescador retirado Liborio Yagual recordó que la promesa del muelle ha sido ofrecida por varias administraciones sin resultados: “Dicen que harán estudios, pero ahí queda todo”.
Las expectativas ciudadanas ahora están puestas en que esta vez el proceso no quede en papeles, y que la recuperación del varadero marque el inicio de un verdadero ordenamiento costero en Playas.
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