
Aguas negras y abandono en el barrio Los Rosales de Belén, en Loja
Moradores de este barrio lojana conviven con nauseabundos olores y calles dañadas; piden atención al Municipio
En el barrio Los Rosales de Belén, a tan solo diez minutos del centro de Loja, sus moradores enfrentan una emergencia sanitaria que amenaza su bienestar y pone en riesgo la salud de niños, adultos mayores y familias enteras. Desde hace más de tres meses, viven entre aguas negras, olores nauseabundos y calles deterioradas, sin que las autoridades municipales tomen acciones concretas.
La raíz del problema está en el colapso de una rejilla del sistema de alcantarillado ubicada en una vía principal del barrio. La situación, que inició con las intensas lluvias de la temporada invernal, no ha sido resuelta pese a los constantes llamados de atención por parte de los habitantes.
Luis Alfredo Chamba, vecino del sector, relata la desesperación de su comunidad: “Se nos dañó todo ese sector del alcantarillado y estamos con ese grave daño. Las aguas servidas ya no las resistimos”, dijo, tras explicar que incluso acudió al Municipio en busca de una solución, sin obtener respuesta efectiva.
La realidad se repite en cada rincón del barrio. Alexandra Guamán, también moradora, denuncia que técnicos municipales visitaron el sitio, pero no regresaron. “Vinieron como siete ingenieros, revisaron y se fueron. Dijeron que era por la lluvia, pero las aguas siguen bajando incluso sin llover”, señaló. Además, asegura que las condiciones insalubres ya están generando enfermedades respiratorias y dérmicas entre su familia.
Calles dañadas en Los Rosales de Belén
A esto se suma el abandono en el mantenimiento vial. Las calles por donde corren las aguas servidas están visiblemente dañadas, y la maquinaria de mantenimiento no ha llegado desde hace dos años, según reportan los vecinos. El problema no solo se reduce a lo sanitario, sino también a la seguridad del sector, donde se han registrado robos de medidores de agua y partes de vehículos.
Berta Aguirre, adulta mayor del barrio, lanza una alerta sobre la salud de los más pequeños: “No se puede comer ni dormir por los zancudos. Ya dos de mis nietas se han enfermado”, afirmó con preocupación. Señala que el agua estancada se ha convertido en un criadero de mosquitos, y muchos vecinos temen que, de no controlarse, pueda surgir un brote de fiebre amarilla u otras enfermedades transmitidas por estos insectos.
La comunidad exige que se actúe de inmediato. Piden la reparación del alcantarillado, mejoras en las calles y presencia de brigadas de salud y seguridad. El clamor de Los Rosales de Belén es claro y urgente: no quieren más visitas sin resultados, sino soluciones reales y duraderas.
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