Infografia para la columna de Tania Tinoco
InfografíaIlustración miguel rodríguez

La promesa que le hizo al mar

Lo que pocos ecuatorianos conocemos es la dedicación de Roque Sevilla hacia las islas Encantadas, que ha ido más allá de las ideas y palabras.

Hay promesas que se cumplen en el tiempo. No importa si pasan 10 años, acaso 20, quizás 35. Roque Sevilla era entonces director nacional Forestal cuando logró la creación de la primera Área Marina de Galápagos, en su inmenso amor por este paraíso de conservación de flora y fauna, en donde Charles Darwin se inspiró para su revolucionaria teoría de la evolución de las especies.

La vida y obra de Darwin en Galápagos, muchos en Ecuador la conocen bien, lo que pocos ecuatorianos conocemos es la dedicación de Roque Sevilla hacia las islas encantadas, que ha ido más allá de las ideas y palabras. Lo suyo es y ha sido devoción, cumpliendo la promesa que le hizo al mar.

Puedo imaginarlo rendido ante las aguas turquesas y la brisa cálida, comprometiéndose a cuidar y proteger las islas Galápagos, como se hace con los grandes amores, sin más testigos que los lobos marinos que paseaban sin inmutarse de su presencia.

La última vez que hablé con él fue para consultar que podría hacerse en Ecuador para minimizar el peligro de la flota pesquera china en los alrededores de la zona protegida del archipiélago. Entonces, la entrevista derivó a este viejo anhelo, no solo suyo, de ampliar la Reserva Marina de Galápagos en una suerte de corredor que conectara con otra Reserva Marina, alrededor de la Isla de Cocos, en las aguas territoriales de Costa Rica. No sé si el presidente Guillermo Lasso lo escuchó previamente. No sé si fue su ministro de Ambiente Gustavo Manrique, o el de Turismo Niels Olsen. Quizás fueron los tres, pero el pasado 1 de Noviembre, en la Conferencia de Naciones Unidas por el Cambio Climático, COP26, realizada en Glasgow, el jefe de Estado ecuatoriano sorprendió con el anuncio de la creación de una nueva reserva marina de 60.000 kilómetros, que será financiada con el canje de deuda.

De inmediato obtuvo el apoyo de otros 3 países: Colombia, Costa Rica y Panamá, con los cuales firmaron otro acuerdo de conservación de ecosistemas y la biodiversidad en el llamado Corredor del Pacífico Cocos-Galápagos-Malpelo-Coibas, y lo más importante: el apoyo de Jeff Bezos, no solo uno de los 4 hombres más ricos del mundo, sino el presidente de Bezos Earth Fund, organismo que nació en 2020 con la promesa de destinar 10 billones de dólares en favor de la lucha contra el cambio climático y la protección de la naturaleza.

Bezos y Lasso coincidieron en Glasgow y hasta se fotografiaron con sus parejas. Para quienes recuerdan la aventura de Jeff Bezos en Galápagos entre diciembre y enero de 2013-2014, no sorprenderá su apoyo al anuncio del presidente ecuatoriano. Él visitaba las islas en condición familiar y privada cuando sufrió un cólico renal que lo obligó a ser evacuado en un helicóptero de la Armada Nacional. Solo entonces se supo la identidad del turista enfermo, que nunca olvidó la excelente atención recibida, y más aún el encanto y la magia de Galápagos que no deja de impresionar a sus visitantes, sean ecuatorianos o extranjeros.

Por eso la indignación en Ecuador y el mundo con la flota pesquera china, que llega cada temporada con sus buques industriales para acabar con todo lo que cae en sus redes, vaciando el mar que circunda las Galápagos. El mismo mar al que Roque Sevilla le hizo una promesa de cuidarlo y protegerlo, porque lo amaba y ya sabemos que quien ama cuida, abraza, protege, defiende… Ojalá nos sumáramos todos a esa promesa. Las islas Galápagos son orgullo nacional, son además patrimonio de la humanidad y hasta Reserva de Biósfera. Le sobran padrinos en el mundo, como el actor Leonardo Di Caprio, o el príncipe Carlos de Inglaterra, o la familia real de Holanda… pero le hacen falta padrinos locales, sin necesidad de títulos o riquezas, con una promesa de amar, que implica cuidar y proteger, es suficiente.